31 octubre 2019

Halloween no es satánico


Así es, aunque muchos supuestos “cristianos” o “católicos” dicen tener por mandamiento eso de “No levantarás falso testimonio” o “No mentirás”, por lo que podemos constatar sí les gusta hacerlo, y con regular frecuencia cuando a sus intereses les acomoda, es especial cuando algo no se acomoda o se somete a sus creencias. Un ejemplo de esto es la festividad del Halloween, que en realidad tiene origen cristiano. 

Muchos creen que el Halloween proviene de los antiguos ritos de celtas quienes festejaban el fin de año el 31 de octubre con una celebración llamada Samhain, en la cual, según los antiguos cuentos europeos, los espíritus de los muertos se reunían para revisar los acontecimientos del año transcurrido y los hechos venideros para el próximo año, pero también se iban a visitar sus antiguos hogares. 

La antigua religión de los celtas, que era dirigida por sus clérigos, llamados druidas, no tiene nada que ver con lo satánico o lo maligno. De hecho, ellos tradicionalmente encendían grandes fogatas en la cima de las montañas, durante la noche del 31 de octubre, para proteger a su comunidad de los malos espíritus y así ahuyentarlos. Este rito no tenía nada de maligno, mucho menos de oscuro, usaban la luz para alejar a la oscuridad. 

Debemos de saber que nombre del Halloween proviene de la festividad católica de la "Víspera del día de todos los santos", que en inglés antiguo se le llamaba “All Hallows Eve”, la cual se realizaba por la tarde noche del día 31 de octubre, la cual  era muy popular en países como Escocia e Irlanda, y que se realizaba el 31 de octubre, antes del "Día de Todos los Santos" que es el 1 de noviembre. 

Fue el Papa Bonifacio IV quien en el año 609 instituyó la celebración del Día de muertos, para así honrar a la Virgen María y a todos los mártires de la iglesia católica del pasado. Originalmente esta ceremonia religiosa se hacía los días 13 de mayo, pero en el siglo VIII el Papa Gregorio III la cambió de fecha, pasándola al 1 de noviembre. Años después se instituyó el 2 de noviembre como el “Día de los fieles difuntos” (Día de Muertos) en honor a todos los muertos que, según el mito, “sus almas están en el Purgatorio esperando la entrada al Cielo”. 

Varias investigaciones señalan también que el origen de la palabra Halloween, podría venir de la llamada “Mesnie Hellequin”, una muy antigua leyenda folklórica surgida en la zona central de Europa, que según la región tiene varios nombres, pues algunos le llaman la “Procesión de los muertos”, otros le dicen la “Santa Compañía” y otros la “Cacería salvaje”, y hay otros nombres que varían según la región donde la cuenten. 

Esta leyenda cuenta de una aparición que podía ocurrir entre la noche de la Víspera del Día de Todos los Santos (Halloween), hasta en la del Día de los Santos Difuntos o Día de Muertos. Se decía que un grupo de seres fantasmales aparecía por los caminos encabezados por un personaje ataviado con un traje de arlequín (“hellequin” en francés) el cual podía ser tanto un ser mitológico y legendario, o en otros casos podía tratarse de un ser con apariencia maléfica. 

Por lo que podemos constatar que el Halloween no tiene nada de diabólico o satánico en sus orígenes, ni en su forma actual, es una festividad que pasó de lo religioso a lo mundano y popular pues fue adoptada voluntariamente por el pueblo, no fue impuesta a la fuerza, y gran violencia, como la Navidad y todo lo relacionado a ella, que sí fue impuesta por los conquistadores europeos a los indígenas nativos americanos. 

El Halloween llegó a México por los extranjeros a mediados del siglo XIX, y fue adoptado, especialmente por los niños por la tradición de regalar dulces a los niños. Unos lo piden con “Dulce o travesura”, otros piden “calaverita”, pero es la misma tradición que ha evolucionado al igual que la misma sociedad, dejando atrás horrores del pasado. 

Que los niños pidan dulces disfrazados no implica para nada el participar en un ritual maligno, todo lo contrario, es procurar y cuidar su inocencia demostrándoles que todavía existe gente buena dispuesta a regalar cosas dulces a quien se lo pida, a pesar de su apariencia de monstruo o fantasma.
Pues la bondad y magia del Halloween está muy por encima de falsos mitos y mentiras de fanáticos religiosos, y si lo ponemos sobre la mesa, esa gente miente mucho, con tal de torcer su verdad y que “todo cuadre” para ellos. Pero no, no hay maldad en el Halloween más allá de la misma que aplican las personas en sus días normales, comunes y corrientes.

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