Es abrumador ver como en las redes sociales han surgido como plaga un sinnúmero de personajes, anónimos y con cuentas falsas muchos de ellos, que se han lanzado a publicar información falsa sobre muchos temas, pero mucha de esa información puede llegar a poner en peligro real a las personas que lleguen a creer en esos engaños.
En las redes hay verdaderos hilos de debates que, a falta de valor de los desinformadores, no terminan en nada, pues después de haber sido expuestos y refutados, aplican la típica táctica de todos los malos perdedores, se ponen a insultar e intentan “denigrar” a quien los dejó en evidencia.
En parte, las mismas redes sociales tienen algo de culpa, pues no tienen buenos o suficientes filtros o monitores atentos para descartar publicaciones que promueven desde ideas de odio, terrorismo y hasta bulos en materia de salud pública.
Aunque hay que recordar que, desde hace muchos años, existe gente que paga para que la estafen con fraudes místicos y esotéricos, con tal de dar sosiego momentáneo a sus abismos existenciales que padecen en sus vidas.
Todavía hay gente bastante ignorante que pareciera que no terminó la escuela secundaria, y que no sabe que la teoría de la evolución biológica del hombre es una teoría científica, o sea que se trata de un hecho real debidamente verificado y confirmado; en pocas palabras una teoría científica es la explicación de un fenómeno natural basado en pruebas y evidencias verificadas. Algo muy distinto a una “teoría ideológica” que necesita que alguien la crea para subsistir, pues no es más que una suposición.
Pero luego te sueltan el tema del “eslabón perdido”, un tema muy recurrido por los creacionistas para intentar refutar a la evolución biológica. Pero les salió el tiro por la culata, pues todo resultó con que la evolución del hombre no fue lineal, sino ramificada y escalonada, lo que dio por resultado que hay muchos “eslabones” que para nada están perdidos, están debidamente clasificados y ordenados por su taxonomía.
Dentro de esos “eslabones perdidos” podemos tener desde el australopithecus afarensis, el homo neanderthalensis, al homo rhodesiensis, el homo rudolfensis y hasta el homo sapiens idaltu, y muchos otros más, todos ellos especies ya extintas, pero que sí existieron y está debidamente confirmado su paso por nuestro mundo.
Así que no importa si “no crees”, no creer en el conocimiento confirmado es ignorancia por necedad, ahí se lo dejamos a su consciencia. Y esto no es una “opinión”, son datos duros verificables.
Por otro lado, aunque parezca ilógico, siguen existiendo personas inventando fraudes para intentar “desacreditar” a las vacunas, la novedad la traen con un video donde, supuestamente, un imán se queda pegado en el brazo de una señora porque le aplicaron la vacuna contra el Covid-19, la cual, según los bulos difundidos por varios timadores, contiene metales pesados que pueden ser detectados con un imán.
La cuestión es que, para empezar las vacunas no contienen metales pesados a un nivel que pudiera ser localizado por un magneto, pues sus cantidades son ínfimas, sólo detectables por un medio de un análisis químico. Pero los charlatanes utilizan muchos trucos físicos para engañar a la gente que no sabe nada de estudios de farmacología o medicina.
Por eso todas las pseudo-ciencias “alternativas” prosperan tanto en poblaciones con bajos niveles académicos. Igual que las sectas religiosas, prosperan donde hay más ignorancia e incultura entre la población.
Ahí se las dejo de tarea. Que todos tengan una muy bella y desmitificante noche.