05 diciembre 2024

Las creencias religiosas bajo la lupa



Algunos piensan que criticar sus creencias es un acto de intolerancia, pero en una sociedad plural y democrática, las ideas, incluyendo las religiosas, no pueden estar exentas de escrutinio.

La dignidad y el honor son cualidades estrictamente inherentes a los seres humanos. Nacen de nuestra capacidad de razonar, sentir y actuar con autonomía moral. Las creencias son constructos intelectuales, creados y sostenidos por las personas.

Las creencias religiosas, por más antiguas o “sagradas” que sean para algunos, no poseen voluntad, conciencia ni capacidad de sufrir. De hecho, como está demostrado, son plenamente manipulables según los intereses del líder del culto. Por lo tanto, no pueden reclamar derechos ni exigir respeto en el mismo sentido que las personas.

El respetar a las personas significa reconocer su derecho a creer lo que deseen y a expresarse libremente. Sin embargo, este respeto no implica la aceptación incondicional de sus ideas ni la obligación de abstenerse de criticarlas. Si aplicáramos el respeto absoluto a las creencias religiosas, como en la antigüedad, terminamos por restringir el espacio para el debate, la reflexión y el progreso. Volveríamos al oscurantismo.

Cuando se otorga un respeto excesivo a los símbolos religiosos, frecuentemente se hace a costa de los derechos fundamentales de las personas. Como el caso de la Virgen de Guadalupe de acero que fue puesta en la cima de la Loma Larga, en Monterrey, que fue en contra de la voluntad de los vecinos del lugar.

Desde un inicio y hasta la fecha, las creencias religiosas han sido usadas como pretexto para justificar la discriminación, la opresión y la violencia. Desde la persecución de minorías hasta la censura de ideas contrarias, las historias de abuso en nombre de la fe son innumerables.

El proteger las ideas religiosas mediante leyes que limitan la libertad de expresión es absolutamente abominable, pues al hacerlo privilegiamos un sistema de ideas por encima de la crítica legítima y sofocamos la capacidad de cuestionar estructuras que pueden ser opresivas o retrógradas.

Es importante diferenciar entre la crítica a una creencia y el ataque a una persona. Criticar una creencia religiosa no es despreciar a quienes la profesan. Todo lo contrario, la crítica es una forma de diálogo que fomenta la comprensión y la evolución intelectual. Una sociedad madura debe ser capaz de separar a las personas de sus ideas y permitir el libre examen de todas las creencias, sean religiosas, políticas o culturales. Recordemos que la ciencia siempre está bajo revisión, por eso avanza y progresa.

Respetar a las personas significa garantizar que puedan vivir libres de coerción, violencia o discriminación, independientemente de sus creencias. Significa asegurar que tengan derecho a expresarse, pero también a ser desafiadas y cuestionadas sin que esto sea percibido como una amenaza a su humanidad.

No debemos confundir la protección de las personas con la inmunidad de sus ideas frente al escrutinio. Las creencias y símbolos religiosos, por ser construcciones humanas, están sujetos al mismo análisis crítico que cualquier otra idea. Es a través de este cuestionamiento como podemos avanzar como sociedad y así construir un mundo mejor, mucho más equitativo.

Las personas siempre merecen respeto por su dignidad intrínseca. En una sociedad democrática, debemos proteger a las personas por encima de toda creencia religiosa. Así garantizamos la libertad y la sana convivencia. Es lamentable que en pleno siglo XXI tengamos que señalar esto tantas veces y tan seguido.

Ahí se las dejo de tarea.

http://twitter.com/belduque

https://www.facebook.com/BelduqueOriginal/


03 diciembre 2024

La leyenda del golem de Praga

 


La ciudad de Praga, considerada por muchos como la ciudad más bella del mundo, tiene una misteriosa y antigua leyenda que narra en parte de las tribulaciones que en el pasado padeció el pueblo judío en aquellas tierras.

Esta historia narra que allá en el siglo XVI, en el Reino de Bohemia (hoy República Chequia), existía un terrible rumor creado por el odio de ciertos católicos en contra de los judíos, que hoy en día se le conoce como las “Calumnias de la sangre” o los “Libelos de sangre”.

Este falso rumor consistía en acusar a los judíos de secuestrar a niños cristianos para sacrificarlos en la festividad judía del Pésaj, que es la celebración de la liberación de los esclavos hebreos y su salida de Egipto, narrada en el Libro del Éxodo de la Biblia.

Los católicos, de aquella época, contaban que los judíos torturaban al niño o adolescente cristiano, arremedando el juicio y martirio de Jesús, en donde después de darle de latigazos, clavarlo en una cruz y ponerle una corona de espinas, lo terminaban matando con una lanza o espada. Pero todo esto era una falsedad para generar odio y temor contra los judíos.


Según cuenta la leyenda, ante esta campaña malintencionada para causar rencor contra esa comunidad, el gran rabino Judah Loew, quien era un hombre muy sabio, y según algunos era todo un experto en la kábala y posiblemente también en la alquimia, al ver tanto odio antisemita en aquella ciudad, decidió crear a un protector de su comunidad. Y así decidió construir al golem.

El golem era una estatua hecha de barro, pero que por medio de distintos procedimientos y rituales arcaicos, cobraba vida, y podía hacer todo tipo de tareas manuales por su descomunal fuerza, entre ellas darle mantenimiento a la antigua Sinagoga Altneuschul, hoy más conocida como Sinagoga Staronová, lugar donde, según dice la leyenda, el rabino construyó al golem. Pero también se encargó por un tiempo de defender a los habitantes del Barrio Josefov (que era el barrio judío), de Praga, de los ataques de los fanáticos católicos.

El único problema era que a pesar de su enorme fuerza, el golem no era inteligente y no podía hablar, y se limitaba a cumplir ordenes de manera sistemática o robótica. Se dice que incluso una vez se le ordenó llevar agua al barrio y lo terminó inundando.


Por estas razones, y debido a que los ataques de los católicos se redujeron por el miedo que le tenían al golem, a final de cuentas el rabino decidió desactivarlo, y según se cuenta, sus restos siguen resguardados en el ático de su sinagoga, por si algún día fuera necesario revivir al golem para que vuelva a defender a su comunidad del odio ajeno.

Hoy la bella ciudad de Praga es una ciudad de paz y armonía, donde su impresionante arquitectura deslumbra a todos sus visitantes, en donde su población, hoy mayoritariamente atea, recibe con toda su amabilidad a los turistas de todo el mundo. 

Y por si fuese poco, en algunas tiendas uno puede adquirir figuras del legendario y temido golem.       

Ahí se las dejo de tarea.

http://twitter.com/belduque

https://www.facebook.com/BelduqueOriginal/

22 noviembre 2024

Los sofismas de Santo Tomás de Aquino



Santo Tomás de Aquino, uno de los más grandes pensadores de la teología medieval, intentó reconciliar la razón y la fe, y  para ello formuló “Las Cinco Vías” para “demostrar la existencia de dios”.

Pero hoy en día sabemos que estos argumentos carecen de sustento ante los conocimientos actuales. El desarrollo de la ciencia ofrece explicaciones naturales para todos los fenómenos que Aquino atribuía a causas divinas. Aquí refutamos al famoso santo.  

La Primera Vía de Aquino: “Todo movimiento implica un motor. Todo lo que se mueve es movido por algo más; por lo tanto, debe haber un primer motor inmóvil que cause todo movimiento, y ese motor es Dios”.

Para empezar, la creencia de Aquino presenta una falacia de regresión infinita, lo que equivale a un círculo vicioso (razonamiento circular). Dice que debe existir un “primer motor” pero no ofrece justificación lógica para no caer en esa falacia. Si la causa debe tener otra causa, no hay razón lógica que justifique la afirmación de que debe existir un primer motor sin causa. Esta afirmación es totalmente arbitraria. Además, decir que el “primer motor” es dios es una falacia de petición de principio, pues supone sin justificación que el primer motor debe ser un ser divino.

La física moderna ha mostrado que el cambio y el movimiento pueden originarse sin una causa inicial “trascendental”. La física cuántica sugiere que las partículas pueden aparecer y desaparecer sin causa aparente, lo que contradice la premisa de que todo movimiento requiere un motor o una causa inicial.

El icónico "Big Bang" como origen del universo no necesariamente requiere de un "motor inmóvil". La expansión del universo puede no tener un propósito o causa externa, sino simplemente ser una condición natural como lo señalan las teorías más recientes (Teoría de Conjuntos Causales).

La Segunda Vía: “Todo efecto tiene una causa, y no puede haber una cadena infinita de causas. Debe haber una causa primera sin causa que originó todas las demás, es decir, Dios”.

Aquino comete nuevamente una falacia de petición de principio al suponer que la causa primera es necesariamente dios. Lógicamente, la existencia de una primera causa no requiere que esta sea un ser divino, podría ser un evento impersonal, como ya se sabe. Además, su rechazo a la cadena infinita de causas plantea una posible falacia de composición. Asumir que si cada evento requiere una causa, el conjunto entero de eventos también debe tener una causa inicial fuera de él. Esta conclusión no es una necesidad lógica. La suposición de que debe existir una “causa inicial” para el conjunto de eventos es un axioma sin pruebas, que es innecesario en un contexto atemporal.

La Tercera Vía: “Las cosas en el mundo existen de manera contingente (aleatoria), es decir, podrían o no existir. Si todo fuera aleatorio, nada existiría. Por lo tanto, debe haber un ser necesario, no aleatorio, que cause la existencia de lo contingente, y ese ser es dios”.

La premisa de que debe existir algo "necesario" para que lo aleatorio exista carece de toda lógica y razón. La existencia de cosas aleatorias no necesariamente requiere un ser necesario. La física señala que las partículas y fuerzas pueden existir debido a leyes naturales, no necesariamente por una necesidad “trascendental”.

Este argumento utiliza la falacia de argumento ad ignorantiam, asumiendo que, porque no podemos concebir un universo sin un ser necesario, entonces debe existir uno. La conclusión de que “debe existir un ser necesario” es, por lo tanto, una inferencia sin justificación lógica. Además, definir a este ser necesario como “dios” no se sigue la lógica, y representa otra falacia de petición de principio.

La Cuarta Vía: “Observamos grados de perfección en el mundo, cosas más o menos buenas, verdaderas, nobles. Esto sugiere un ser que es la fuente última de perfección, al que llamamos dios”.

Pero, los grados de “perfección” son conceptos netamente subjetivos, derivados de la percepción humana. La noción de “perfección” no es absoluta ni objetiva, sino dependiente de estándares culturales, psicológicos y personales. No es evidente que necesitemos postular un ser perfecto para explicar la existencia de grados de bondad o belleza en el mundo. La evolución y los principios de selección natural pueden explicar nuestra apreciación de ciertos grados de perfección como formas útiles de supervivencia, sin necesidad de un ser absolutamente perfecto como referencia última.

La Quinta Vía: “Las cosas naturales parecen dirigirse hacia fines específicos. Este aparente orden y propósito sugieren la existencia de una inteligencia superior que ordena todo, y esa inteligencia es Dios”.

Ley de Información Funcional Creciente nos muestra que el orden aparente en los seres vivos y del universo, puede explicarse sin un "diseñador". La selección natural sugiere que las formas complejas y adaptadas son el resultado de procesos sin dirección consciente, lo que desafía la idea de que la complejidad necesita un propósito o una mente superior. Además, el concepto de “orden” en el universo puede ser simplemente una interpretación humana de patrones que emergen de las leyes naturales, sin una intención subyacente.

Si bien los sofismas de Aquino representan un “pilar” fundamental en la teología cristiana, la falta de evidencia empírica y el progreso en el conocimiento de las leyes naturales hacen que la noción de un dios necesario, primer motor, sea menos convincente para muchos en el pensamiento moderno.

Estos errores muestran que Las Cinco Vías no resisten un auténtico escrutinio lógico y riguroso. La conclusión de que existe un dios, al menos en el sentido lógico, no es una inferencia necesaria a partir de esas premisas. En el análisis lógico y racional, la existencia de dios permanece como una suposición sin una auténtica justificación racional.

Que todos tengan una desmitificante noche. 

12 noviembre 2024

El Museo de la Alquimia de Praga



El Speculum Alchemiae, también conocido como el Museo de la Alquimia de Praga, es un lugar sorprendente e igualmente enigmático, situado en el corazón de la llamada por muchos como la ciudad más bella del mundo.


El local donde se encuentra situado este insólito museo se remonta al siglo IX de nuestra era, que en sus inicios funcionó como una apoteca o farmacia. Pero en su interior, más específicamente, en su sótano secreto, guardaba muchos secretos.

En el siglo XVI, durante el reinado de Rodolfo II de Habsburgo, Archiduque de Bohemia, fue cuando vivió su mayor gloria por el gran interés que el aristócrata tenía por la alquimia, la ciencia y las artes.



Pero la iglesia católica condenaba todo lo relacionado con las “ciencias ocultas”, y por eso los alquimistas tenían que ocultarse en el barrio judío de Praga, pues los judíos eran mucho más tolerantes a estos conocimientos.


Durante el siglo XIX muchas casas y edificios antiguos fueron demolidos durante un “saneamiento de la ciudad judía”, pero por razones desconocidas, este lugar se mantuvo intacto. Según algunos, se piensa que el lugar fue conservado debido a que algunos sabían de los secretos que se ocultaban en sus túneles subterráneos.



Sus secretos se mantuvieron ocultos hasta que en el año del 2002 llegó una gran inundación que derrumbó un muro, dejando a la vista uno de sus túneles secretos. Durante los 10 años en que se llevó a cabo la reconstrucción del lugar se encontraron los túneles subterráneos que guardaban insólitos tesoros alquímicos.


Hoy en día al entrar al lugar, parecería una tienda de antigüedades y artilugios esotéricos, entre los que se puede encontrar desde pociones para distintas cosas, hasta figuras del famoso Golem de Praga, creado por el rabbi Judah Löw, que según cuenta la leyenda, fue creado para defender a la comunidad judía de los ataques de los fanáticos cristianos.


Pero después de ser recibido por las amables encargadas del museo, ellas abrirán una primera puesta para llevar a los visitantes a un cuarto oculto donde inicia el recorrido.


En ese primer cuarto, que funcionó como despacho de alquimistas, destacan antiguas pinturas con simbología alquímica en las paredes, un gran librero lleno de antigüedades, pero en la parte alta se encuentra un candelabro con rostros de Moisés con cuernos. Las encargadas explican que, por ser un mediador entre el cielo y la tierra, tiene cuernos como una representación muy antigua de poder, de una época anterior al cristianismo.



Pero ahí es donde el misterio se hace más vívido, pues frente a todos, una de las encargadas abre una puerta secreta que lleva a todos los visitantes a los pasajes subterráneos del museo, donde podrá ver como eran los auténticos laboratorios y talleres de los alquimistas en la antigüedad.


Hay una leyenda que cuenta que, hace mucho tiempo, fueron vistas una yunta de “cabras de fuego” que una vez salieron corriendo de esta casa rumbo a la Plaza de la Ciudad Vieja, y quien se opusiera a la yunta de cabras, desfallecía o moría. Hoy en día explican que, posiblemente había fuertes explosiones en el taller subterráneo, y el fugo salía exhalado por un túnel que lleva de la casa a esa plaza, pero era tan poderoso que la gente podría ver las llamaradas desde la calle.


Praga, la ciudad más bella del mundo, es un lugar donde las leyendas antiguas no sólo se escuchan y se ven, se viven, y el Speculum Alchemiae es el lugar preciso para hacerlo.


http://twitter.com/belduque

https://www.facebook.com/BelduqueOriginal/

11 noviembre 2024

En pleno siglo XXI: ¿Existen los fantasmas?



La presunta existencia de fantasmas es un tema todavía muy debatido en algunos círculos dedicados a los temas de misterio y leyendas, a pesar de que no hay evidencia empírica concluyente que confirme su existencia.

En el ámbito científico, los llamados fenómenos paranormales atribuidos a fantasmas suelen ser explicados de varias formas, como ilusiones ópticas, condiciones psicológicas, interferencias electromagnéticas, o incluso efectos del poder de la sugestión. Estos factores pueden hacer que las personas experimenten o interpreten ciertos eventos como paranormales.

Muchas culturas, y religiones tienen creencias sobre los fantasmas, que para ellos son espíritus de muertos. Estas creencias están profundamente arraigadas en la historia humana y en la manera en que entendemos la vida y la muerte. Desde un punto de vista psicológico, el fenómeno de los fantasmas podría estar relacionado con el deseo de encontrar significado o la necesidad de mantener una conexión emocional con quienes ya murieron.

Aunque algunos investigadores de fenómenos paranormales han tratado de documentar evidencia de supuestos fantasmas mediante grabaciones de audio, video o instrumentos para medir cambios ambientales, no se ha obtenido nada que sea reconocido como prueba contundente en la comunidad científica. Mientras no haya pruebas verificables, la existencia de los fantasmas sigue siendo un tema abierto a interpretación.

La creencia en fantasmas se puede explicar desde varios puntos de vista psicológicos, culturales y sociales. Todavía para muchos la muerte es uno de los grandes “misterios” de la vida y eso despierta en ellos curiosidad y temor.

Creer en fantasmas o en una "vida después de la muerte" puede proporcionar consuelo al pensar que algo de nosotros, o de nuestros seres queridos, continúa existiendo. Esta idea también da una narrativa de continuidad, lo que a algunos ayuda a reducir el miedo a la muerte.

En algunas situaciones difíciles, como la muerte repentina de alguien en un evento traumático, la creencia en fantasmas puede brindar cierto sentido de control o de comprensión ante lo desconocido. Pensar que los fallecidos podrían seguir en contacto ofrece una idea aceptable frente a un suceso que de otra forma sería muy doloroso y difícil de soportar.

En algunos casos, las personas a menudo interpretan estímulos ambiguos, como ruidos extraños, movimientos de objetos, o sombras, como patrones paranormales. Mucha gente a menudo reporta experiencias inusuales como luces que parpadean, sonidos extraños, o el “sentir presencias” en una habitación, que pueden parecer inexplicables. Este tipo de situaciones puede interpretarse como “evidencia” de lo paranormal o sobrenatural, especialmente si la persona ya está predispuesta a creer en fantasmas. El sesgo de confirmación lleva a que busquemos información que respalde nuestras creencias y a ignorar aquello que las contradice.

La repetición constante de estas ideas en la cultura popular crea una familiaridad y hasta una "normalización" del fenómeno, haciendo que muchas personas lo consideren posible o probable.

Hay que recordar que la pareidolia es la tendencia a ver figuras o rostros de personas donde no las hay, algo muy recurrente, especialmente en los creyentes religiosos; mientras que el fenómeno de la apofenia nos lleva a encontrar aparentes significados o patrones donde no existen. Ambas tendencias psicológicas pueden hacer que las personas perciban “presencias” en situaciones que en realidad son completamente normales y naturales.

Como vemos, la creencia en fantasmas está fuertemente impulsada por el deseo humano de entender la vida y la muerte, encontrar consuelo, y dar un sentido a experiencias aparentemente inexplicables. Aunque no hay evidencia científica, estas creencias cumplen funciones importantes para muchas personas, tanto a nivel individual como social.

Ahí se las dejo de tarea.


02 noviembre 2024

Belduque y La Muerte





La Muerte: ¿Me temes?

Belduque: No, no te temo. 

La Muerte: ¿Por qué?

Belduque: Porque sólo eres una parte de ese bello proceso llamado vida, eres el final, pero formas irremediablemente parte de ella. 

La Muerte: ¿No le temes al más allá?

Belduque: No le temo a lo “desconocido”, mucho menos al “más allá”, pues realmente no existe ninguna razón para temerle a lo que no hay ninguna certeza de que nos pueda causar daño. 

La Muerte: ¿No le temes a la noche?

Belduque: La noche es para dormir y descansar, igual que la muerte. 

La Muerte: ¿Y no le temes a la oscuridad?

Belduque: Mucho menos le temo a la oscuridad, pues sólo en la oscuridad se puede conciliar un dulce sueño reparador.  

La Muerte: ¿Sí sabes que si miras a la oscuridad, en realidad es la oscuridad quien te esta mirando?

Belduque: Y con mayor razón no hay que temerle, incluso valdría la pena brindarle una sonrisa a la oscuridad, pero nunca temerle, pues quien sabe, a lo mejor hasta la oscuridad nos regresa una sonrisa. 

La Muerte: Ve y vive, vive feliz.

Belduque: Y así lo haré, hasta que vengas por mi, y así podamos compartir una última sonrisa.

La Muerte: ¡Hasta esa noche, la noche de los tiempos!

Belduque: ¡Hasta la noche de los tiempos! ¡Bye! 

¡Feliz Día de Muertos a todos!

*Modelo: Danna Sánchez 

30 octubre 2024

Halloween: Dar alegría a los demás

 


Halloween es una festividad que ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero en su esencia, siempre ha estado marcada por el acto de compartir golosinas y generar alegría en la comunidad.

Si bien muchos la asocian con disfraces, historias de terror y decoración espeluznante, el verdadero espíritu de Halloween radica en algo mucho más simple y humano: Dar alegría a los demás.

Uno de los aspectos más característicos de esta celebración es el tradicional "truco o trato" o “pedir calavera”, en el que los niños, disfrazados de distintos personajes de fantasía, recorren las calles y tocan puertas en busca de golosinas.

Para muchos, este aparente “ritual” es el corazón de Halloween. Sin embargo, lo que subyace a esta costumbre va más allá de simplemente dar dulces. Se trata del intercambio de sonrisas, un pequeño gesto que conecta a las personas, fomenta la generosidad y trae felicidad tanto a quienes dan como a quienes reciben.

La práctica de regalar dulces en Halloween tiene muy raíces antiguas. Pero primero que nada, recordemos que fue inventado en el siglo VII por los católicos. El nombre del “Halloween” proviene de la festividad cristiana de la "Víspera del día de todos los santos", que en inglés antiguo era “All Hallows Eve”, la cual se realizaba el 31 de octubre, un día antes del "Día de Todos los Santos" que es el 1 de noviembre, y que era muy popular en Irlanda y Escocia.

El Papa Bonifacio IV instituyó esa ceremonia en el año 609, para honrar a la Virgen María y a todos los “mártires” de la iglesia católica. Con el paso del tiempo evolucionó al actual de “Día de Todos los Santos”. Esta fiesta religiosa se hacía los días 13 de mayo, pero el Papa Gregorio III, en el siglo VIII, la cambió y la pasó al 1 de noviembre. Tiempo después también se instituyó el día 2 de noviembre como “Día de los Fieles Difuntos” (Día de Muertos).

En el pasado, del otro lado del mundo, en el festival celta de Samhain (el año nuevo celta), que marcaba el final de la temporada de cosechas y el inicio del invierno, se creía que los espíritus de los muertos podían regresar al mundo de los vivos. Por lo que las personas dejaban comida y dulces fuera de sus casas para calmar a los espíritus y protegerse de cualquier mal.

Con el tiempo, esta tradición se transformó y se popularizó en gran parte del mundo, y gracias al sincretismo se adoptó la forma que conocemos hoy en día. Ahora los niños disfrazados que van de puerta en puerta pidiendo golosinas. Aunque la conexión espiritual se ha desvanecido, la idea de ofrecer algo a quienes llegan a nuestra puerta ha perdurado como un acto de buena voluntad y hospitalidad.

El verdadero significado de regalar dulces en Halloween no está en los dulces en sí, sino en lo que simbolizan: Un momento de encuentro. Cada puerta que se abre es una oportunidad para compartir un instante de alegría, para sorprender a los más pequeños y recordarles que, al menos por una noche, el mundo está lleno de magia y amabilidad. Esa chispa de emoción en los ojos de un niño cuando recibe su golosina favorita es, en muchos sentidos, lo que hace que Halloween sea tan especial, y por eso ha sido adoptado voluntariamente por los niños del mundo.

Además, el gesto de dar golosinas a quienes tocan nuestra puerta, es una manera de recordar que la generosidad no necesita grandes motivos. Halloween nos invita a abrir nuestros corazones, a compartir alegría sin esperar nada a cambio y a disfrutar de la simple satisfacción de hacer sonreír a alguien más.

En un mundo donde, a veces, estamos más desconectados unos de otros, Halloween nos brinda la excusa perfecta para volver a conectarnos, aunque sea por unos breves momentos. El simple hecho de abrir la puerta y compartir dulces con un niño disfrazado de un ser de ficción o fantasía crea lazos que fortalecen el sentido de comunidad. Es un recordatorio de que, en el fondo, todos buscamos momentos de alegría y conexión humana, independientemente de la ocasión.

El espíritu de Halloween no se trata solo de lo macabro o lo maligno, como algunos charlatanes lo aseguran. En su forma más pura, es una celebración de generosidad y alegría. Regalar dulces no es simplemente cumplir con una tradición, sino una oportunidad de iluminar el día de alguien más, de crear recuerdos felices y de abrir nuestras puertas, tanto literal como simbólicamente, a la bondad.

Así que la próxima vez que suene el timbre en Halloween, recuerda que en ese sencillo acto de ofrecer dulces estás participando en algo mucho más grande: Estás dando alegría, y eso es lo que hace que esta festividad sea verdaderamente mágica.

¡Muy feliz Halloween para todos!

http://twitter.com/belduque

https://www.facebook.com/BelduqueOriginal/

26 octubre 2024

Justificar de forma lógica el aborto



¿Se puede justificar de forma lógica y racional el aborto? La respuesta es sí; vamos a exponer unos puntos que han refutado y desmoronado el repetitivo discurso “próvida” que tanto han vociferado algunos oscurantistas.

Para comenzar, el Principio de Razón Suficiente establece que todo hecho verdadero debe tener una razón o causa suficiente que explique por qué es así y no de otro modo. Aplicando este principio a la justificación del aborto libre y legal desde una perspectiva lógica y racional, se puede argumentar sobre los derechos y la autonomía de la mujer.

Primero: La autonomía de la mujer es un principio clave en una sociedad que defiende los derechos individuales. Impedirle el control sobre su cuerpo sería una violación de esta autonomía. Una mujer tiene el derecho fundamental de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y sobre su futuro. La razón suficiente para justificar el aborto sería la autonomía de la mujer como individuo racional, que tiene la capacidad y el derecho a decidir sobre su salud, bienestar y circunstancias de vida.

A los que alegan que el feto es un cuerpo aparte y distinto al de la mujer, quieren evitar reconocer que el feto esta dentro de la mujer y se alimenta del cuerpo de la mujer, por lo que si ella no lo desea, indistintamente de como llegó ahí, debe ser totalmente libre de rechazarlo.   

Segundo: La continuidad del embarazo en circunstancias que generan sufrimiento grave o comprometen la calidad de vida es irracional y contrario al bienestar de las partes involucradas. Las mujeres que buscan el aborto lo hacen por razones realmente trágicas, no por gusto, como haber sido víctima de violación, malformaciones fetales, precarias condiciones económicas o de salud, o situaciones familiares complejas. En estos casos, el Principio de Razón Suficiente se puede invocar para justificar que, en tales contextos, continuar con un embarazo puede causar sufrimiento indebido por no estar alineado con el bienestar general de la mujer o la familia.

Tercero: Dado que el feto en etapas tempranas no tiene capacidad de sufrimiento o conciencia, los derechos de la mujer tienen un peso lógico mayor. En tanto que un ser consciente, su bienestar y decisión tienen una justificación suficiente para priorizarse. En el debate sobre el aborto, el conflicto central a menudo se sitúa entre los “derechos del feto” y los derechos de la mujer. Si reconocemos que, hasta un cierto punto en el desarrollo fetal, el feto carece de conciencia o capacidad de autodeterminación, podemos argumentar que los derechos de la mujer, como un ser autónomo plenamente consciente, prevalecen.

Cuarto: El aborto clandestino pone en riesgo la vida de las mujeres, por lo que legalizarlo reduciría estos riesgos, lo que justifica el aborto desde un punto de vista de la reducción de daños. Si el aborto legal reduce el número de procedimientos inseguros, mortales o peligrosos para la mujer, entonces se podría argumentar que permitir el aborto libre y legal es racional porque minimiza el sufrimiento y el daño innecesario.

Quinto: Las decisiones colectivas en una democracia buscan el bienestar general. La legalización del aborto puede tener justificaciones racionales en términos de salud pública, bienestar individual y social, y la protección de los derechos fundamentales. En una sociedad pluralista y multicultural, las leyes que permiten el aborto libre y legal reflejan el consenso de que las mujeres deben tener la opción de decidir si desean continuar con un embarazo. El hecho de que este consenso esté basado en un reconocimiento de derechos y en la búsqueda del bienestar colectivo refuerza las razones suficientes para implementar este tipo de leyes.

Aunque a nivel federal el aborto ya ha sido despenalizado, existen algunas entidades donde todavía esta prohibido por leyes oscurantistas, retrógradas y obsoletas, que deben de ser revocadas por bien de la sociedad entera, no sólo de las mujeres.

Como vemos, desde un punto de vista lógico y racional se puede justificar el aborto libre y legal en base a la autonomía de la mujer, la reducción de sufrimiento innecesario, la minimización de riesgos para la salud pública, y el respeto al consenso social que reconoce derechos fundamentales. Estos argumentos proporcionan razones lógicas y racionales más que suficientes para apoyar una legislación que permita el aborto en condiciones legales y seguras.

Nadie va a obligar a nadie a abortar, así que dejen de querer meterse en las vidas ajenas, ¿o quieren que los otros se metan en su vida? Ahí se las dejo de tarea. 

16 octubre 2024

La empatía es mejor que la religión



La religión fue un pilar central en la vida de muchas sociedades antiguas, proporcionando un “marco ético”, un sentido de comunidad y aparentes respuestas espirituales a preguntas fundamentales. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido el tema de que la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones, puede ser una guía moral mucho más poderosa y más eficaz que la religión.

Mientras que ambos conceptos tienen un profundo impacto en cómo los individuos y las comunidades interactúan y estructuran su comportamiento, es posible argumentar que la empatía, en su forma más pura, ofrece beneficios mucho más directos y universales que la religión.

La empatía es una habilidad intrínseca del ser humano que trasciende las fronteras culturales, ideológicas o religiosas. Es un valor universal. Todos, sin importar su origen o creencias, tienen la capacidad de sentir empatía, de ponerse en el lugar de otra persona y comprender su sufrimiento o felicidad. Este sentido innato de conexión humana permite construir puentes entre personas de diferentes orígenes, y fomenta la cooperación y la solidaridad.

En contraste, la religión a menudo está limitada por las fronteras de sus propias doctrinas y enseñanzas. Las creencias religiosas varían considerablemente, y lo que una religión promueve como virtuoso puede ser visto de manera diferente por otra. Esto puede generar divisiones entre grupos que, en lugar de unirse por su humanidad común, se distancian debido a diferencias doctrinales.

La empatía, sin embargo, no requiere un sistema de creencias particular; simplemente requiere reconocer la humanidad compartida.

Las religiones se presentan como guías éticas para sus seguidores, proporcionando reglas morales que deben seguirse para llevar una “vida correcta” o alcanzar un estado espiritual más elevado. Sin embargo, estas normas están influenciadas por interpretaciones humanas, contextos históricos y políticos, lo que puede hacer que sean rígidas y obsoletas en ciertos aspectos.

Algunas religiones, por ejemplo, han perpetuado o promovido actitudes discriminatorias y de odio hacia ciertos grupos, como las mujeres, los LGBT o personas de otras religiones.

Además, el énfasis en la religión como supuesta “fuente moral” puede llevar a una moralidad tribal, donde el bien se define en función de las creencias compartidas dentro de una comunidad religiosa, en lugar de una moralidad basada en principios universales. Y eso puede crear dinámicas de "nosotros contra ellos", donde las personas de fuera de la “fe” son vistas como supuestos “enemigos”.

Por otro lado, la empatía es flexible y dinámica. En lugar de seguir un conjunto fijo de reglas, la empatía responde a las circunstancias individuales, lo que permite actuar de manera más justa y equitativa en situaciones cambiantes.

Un enfoque basado en la empatía prioriza el bienestar de los demás sin necesidad de una recompensa divina o un castigo moral, lo que lo hace accesible y aplicable en cualquier contexto social.

La empatía tiene el poder de transformar sociedades de manera directa, al poner las necesidades y sentimientos de los demás en el centro de nuestras decisiones y acciones, podemos crear un entorno más inclusivo y equitativo.

Por ejemplo, la justicia social se nutre de la empatía, ya que es a través de la comprensión de las dificultades de los demás que surge la motivación para luchar por sus derechos.

Movimientos sociales y humanitarios, desde la abolición de la esclavitud hasta la lucha por los derechos civiles, han sido impulsados por la empatía hacia aquellos que sufren injusticias.

Mientras que algunas religiones, en teoría, también promueven actos de caridad y compasión, estos a menudo vienen con una expectativa de conformidad a las creencias o normas religiosas. La empatía, sin embargo, no tiene tales condiciones; su único objetivo es aliviar el sufrimiento o compartir la alegría de los demás.

En una sociedad cada vez más secular, donde el número de personas que se identifican como no religiosas está en gran aumento, la empatía emerge como una brújula moral natural. No es necesario ser parte de una religión para practicar la bondad, la compasión o la justicia.

De hecho, un enfoque secular basado en la empatía puede ser más inclusivo y adaptativo, ya que no depende de una creencia en lo sobrenatural, sino de un compromiso con el bienestar humano.

Este enfoque puede fomentar una ética más abierta y colaborativa, donde el bienestar colectivo se coloca por encima de las divisiones ideológicas. El desarrollo de políticas públicas basadas en la empatía, por ejemplo, puede garantizar que se consideren las necesidades de todos los ciudadanos, independientemente de su trasfondo religioso o cultural.

Seamos francos, aunque la religión ha jugado un papel significativo en la historia de la humanidad al “moldear valores” y comportamientos, la empatía tiene un poder único y universal para conectar a las personas más allá de las divisiones que a menudo generan las creencias religiosas.

En lugar de depender de dogmas o recompensas sobrenaturales, la empatía ofrece una moralidad basada en la humanidad compartida, en el entendimiento mutuo y en el deseo de reducir el sufrimiento. Por eso, en muchos sentidos, tener empatía puede ser un camino más inclusivo y eficaz para crear un mundo mejor que el que ofrece la religión.

Ahí se las dejo de tarea. 

11 octubre 2024

En recuerdo a una bruja eslovaca


La ciudad de Bratislava, en Eslovaquia (Slovakia), es una hermosa ciudad que combina lo antiguo con el progreso, donde la seguridad en sus calles y la gran amabilidad de sus habitantes la convierte en un lugar precioso para visitar.

Sin embargo, este bello país que hoy brilla por la perfecta armonía entre lo antiguo y moderno de su arquitectura, tiene un oscuro pasado que ha sabido corregir con sus acciones más recientes.  

En el territorio de Eslovaquia, entre el siglo XV y XVIII, mientras formaba parte del Reino de Hungría, al menos 52 mujeres fueron quemadas acusadas de brujería por la Inquisición católica, según datos obtenidos del Slovak Spectator.

Lamentablemente no existe un registro histórico completo de la caza de brujas en Eslovaquia, ni del número exacto de presuntas brujas quemadas en su territorio. Recordemos que el propio Vaticano en sus propios registros, muy apenas cuenta con 4,000 casos de este tipo durante todo el tiempo que existió el mal llamado “Santo Oficio”.

Sin embargo, el primer hecho bien documentado de una tragedia así en su capital, es el caso de Agatha Toott Borlobaschinová quien fue quemada el 24 de mayo de 1602 frente a la Puerta Michalská (Puerta de San Miguel).

Agáta Toottová Berlobášová, de oficio herbolaria, era originaria del barrio Podunajské Biskupice, y vivió en lo que hoy es la Františkánské Náměstí (Plaza Franciscana). Fue torturada y obligada a admitir que había estado en comunión con un demonio de nombre Peen, que había volado en una escoba y que había cegado a una mujer cosiendo el ojo de un sapo.


Una leyenda local cuenta de que en algunas noches se ve rondar a una dama vestida de negro caminando por sus calles, algunos creen que se trata de Agáta, quien todavía recorre las calles de la hermosa ciudad.

Hoy en día se conmemora a la primera bruja quemada en Bratislava, con una placa en su honor colocada por la Sociedad Eslovaca para el Patrimonio Cultural, “que es un espacio para rendir respeto a todas aquellas mujeres que fueron quemadas en la hoguera, a aquellas mujeres que sufrieron y tuvieron que ocultar su belleza, el conocimiento del poder de la naturaleza, la sabiduría femenina, que hicieron lo mejor que sabían y podían”.

Y como dicen algunos habitantes de esta noble ciudad “Como recuerdo para que los horrores causados por el fanatismo religioso nunca se vuelvan a repetir”.

Hoy en día Bratislava es una ciudad donde la luz de la tolerancia y la amabilidad es la característica principal de sus ciudadanos, de los cuales un 66% son católicos, 20% de otras religiones y un 14% no profesan ninguna religión, en donde los turistas de todo el mundo son bienvenidos a disfrutar de su deliciosa comida y sus bellos palacios.