16 octubre 2024

La empatía es mejor que la religión



La religión fue un pilar central en la vida de muchas sociedades antiguas, proporcionando un “marco ético”, un sentido de comunidad y aparentes respuestas espirituales a preguntas fundamentales. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido el tema de que la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones, puede ser una guía moral mucho más poderosa y más eficaz que la religión.

Mientras que ambos conceptos tienen un profundo impacto en cómo los individuos y las comunidades interactúan y estructuran su comportamiento, es posible argumentar que la empatía, en su forma más pura, ofrece beneficios mucho más directos y universales que la religión.

La empatía es una habilidad intrínseca del ser humano que trasciende las fronteras culturales, ideológicas o religiosas. Es un valor universal. Todos, sin importar su origen o creencias, tienen la capacidad de sentir empatía, de ponerse en el lugar de otra persona y comprender su sufrimiento o felicidad. Este sentido innato de conexión humana permite construir puentes entre personas de diferentes orígenes, y fomenta la cooperación y la solidaridad.

En contraste, la religión a menudo está limitada por las fronteras de sus propias doctrinas y enseñanzas. Las creencias religiosas varían considerablemente, y lo que una religión promueve como virtuoso puede ser visto de manera diferente por otra. Esto puede generar divisiones entre grupos que, en lugar de unirse por su humanidad común, se distancian debido a diferencias doctrinales.

La empatía, sin embargo, no requiere un sistema de creencias particular; simplemente requiere reconocer la humanidad compartida.

Las religiones se presentan como guías éticas para sus seguidores, proporcionando reglas morales que deben seguirse para llevar una “vida correcta” o alcanzar un estado espiritual más elevado. Sin embargo, estas normas están influenciadas por interpretaciones humanas, contextos históricos y políticos, lo que puede hacer que sean rígidas y obsoletas en ciertos aspectos.

Algunas religiones, por ejemplo, han perpetuado o promovido actitudes discriminatorias y de odio hacia ciertos grupos, como las mujeres, los LGBT o personas de otras religiones.

Además, el énfasis en la religión como supuesta “fuente moral” puede llevar a una moralidad tribal, donde el bien se define en función de las creencias compartidas dentro de una comunidad religiosa, en lugar de una moralidad basada en principios universales. Y eso puede crear dinámicas de "nosotros contra ellos", donde las personas de fuera de la “fe” son vistas como supuestos “enemigos”.

Por otro lado, la empatía es flexible y dinámica. En lugar de seguir un conjunto fijo de reglas, la empatía responde a las circunstancias individuales, lo que permite actuar de manera más justa y equitativa en situaciones cambiantes.

Un enfoque basado en la empatía prioriza el bienestar de los demás sin necesidad de una recompensa divina o un castigo moral, lo que lo hace accesible y aplicable en cualquier contexto social.

La empatía tiene el poder de transformar sociedades de manera directa, al poner las necesidades y sentimientos de los demás en el centro de nuestras decisiones y acciones, podemos crear un entorno más inclusivo y equitativo.

Por ejemplo, la justicia social se nutre de la empatía, ya que es a través de la comprensión de las dificultades de los demás que surge la motivación para luchar por sus derechos.

Movimientos sociales y humanitarios, desde la abolición de la esclavitud hasta la lucha por los derechos civiles, han sido impulsados por la empatía hacia aquellos que sufren injusticias.

Mientras que algunas religiones, en teoría, también promueven actos de caridad y compasión, estos a menudo vienen con una expectativa de conformidad a las creencias o normas religiosas. La empatía, sin embargo, no tiene tales condiciones; su único objetivo es aliviar el sufrimiento o compartir la alegría de los demás.

En una sociedad cada vez más secular, donde el número de personas que se identifican como no religiosas está en gran aumento, la empatía emerge como una brújula moral natural. No es necesario ser parte de una religión para practicar la bondad, la compasión o la justicia.

De hecho, un enfoque secular basado en la empatía puede ser más inclusivo y adaptativo, ya que no depende de una creencia en lo sobrenatural, sino de un compromiso con el bienestar humano.

Este enfoque puede fomentar una ética más abierta y colaborativa, donde el bienestar colectivo se coloca por encima de las divisiones ideológicas. El desarrollo de políticas públicas basadas en la empatía, por ejemplo, puede garantizar que se consideren las necesidades de todos los ciudadanos, independientemente de su trasfondo religioso o cultural.

Seamos francos, aunque la religión ha jugado un papel significativo en la historia de la humanidad al “moldear valores” y comportamientos, la empatía tiene un poder único y universal para conectar a las personas más allá de las divisiones que a menudo generan las creencias religiosas.

En lugar de depender de dogmas o recompensas sobrenaturales, la empatía ofrece una moralidad basada en la humanidad compartida, en el entendimiento mutuo y en el deseo de reducir el sufrimiento. Por eso, en muchos sentidos, tener empatía puede ser un camino más inclusivo y eficaz para crear un mundo mejor que el que ofrece la religión.

Ahí se las dejo de tarea. 

11 octubre 2024

En recuerdo a una bruja eslovaca


La ciudad de Bratislava, en Eslovaquia (Slovakia), es una hermosa ciudad que combina lo antiguo con el progreso, donde la seguridad en sus calles y la gran amabilidad de sus habitantes la convierte en un lugar precioso para visitar.

Sin embargo, este bello país que hoy brilla por la perfecta armonía entre lo antiguo y moderno de su arquitectura, tiene un oscuro pasado que ha sabido corregir con sus acciones más recientes.  

En el territorio de Eslovaquia, entre el siglo XV y XVIII, mientras formaba parte del Reino de Hungría, al menos 52 mujeres fueron quemadas acusadas de brujería por la Inquisición católica, según datos obtenidos del Slovak Spectator.

Lamentablemente no existe un registro histórico completo de la caza de brujas en Eslovaquia, ni del número exacto de presuntas brujas quemadas en su territorio. Recordemos que el propio Vaticano en sus propios registros, muy apenas cuenta con 4,000 casos de este tipo durante todo el tiempo que existió el mal llamado “Santo Oficio”.

Sin embargo, el primer hecho bien documentado de una tragedia así en su capital, es el caso de Agatha Toott Borlobaschinová quien fue quemada el 24 de mayo de 1602 frente a la Puerta Michalská (Puerta de San Miguel).

Agáta Toottová Berlobášová, de oficio herbolaria, era originaria del barrio Podunajské Biskupice, y vivió en lo que hoy es la Františkánské Náměstí (Plaza Franciscana). Fue torturada y obligada a admitir que había estado en comunión con un demonio de nombre Peen, que había volado en una escoba y que había cegado a una mujer cosiendo el ojo de un sapo.


Una leyenda local cuenta de que en algunas noches se ve rondar a una dama vestida de negro caminando por sus calles, algunos creen que se trata de Agáta, quien todavía recorre las calles de la hermosa ciudad.

Hoy en día se conmemora a la primera bruja quemada en Bratislava, con una placa en su honor colocada por la Sociedad Eslovaca para el Patrimonio Cultural, “que es un espacio para rendir respeto a todas aquellas mujeres que fueron quemadas en la hoguera, a aquellas mujeres que sufrieron y tuvieron que ocultar su belleza, el conocimiento del poder de la naturaleza, la sabiduría femenina, que hicieron lo mejor que sabían y podían”.

Y como dicen algunos habitantes de esta noble ciudad “Como recuerdo para que los horrores causados por el fanatismo religioso nunca se vuelvan a repetir”.

Hoy en día Bratislava es una ciudad donde la luz de la tolerancia y la amabilidad es la característica principal de sus ciudadanos, de los cuales un 66% son católicos, 20% de otras religiones y un 14% no profesan ninguna religión, en donde los turistas de todo el mundo son bienvenidos a disfrutar de su deliciosa comida y sus bellos palacios.


05 octubre 2024

Constelaciones Familiares: Un timo basado en pseudociencias



Las denominadas "constelaciones familiares" son un enfoque “terapéutico” que ha ganado cierta popularidad en los últimos tiempos, especialmente en los círculos de “terapias alternativas”, pero carecen de toda seriedad.

Fueron inventadas por el teólogo alemán Bert Hellinger en los años 1990´s, y supuestamente eran para resolver conflictos emocionales y problemas interpersonales al explorar supuestos traumas o dinámicas familiares inconscientes a través de dramatizaciones grupales.

Sin embargo, han sido ampliamente criticadas y refutadas por expertos en psicología, psiquiatría y ciencias sociales por carecer de fundamento científico y ser un vil timo basado en pseudociencias.

Son una forma de terapia grupal en la que se invita a los participantes a representar miembros de su familia o aspectos de su vida emocional en un espacio físico como salones o consultorios. Durante las sesiones, un “facilitador” o “coach” guía a los participantes para "revelar" patrones o traumas familiares “ocultos”. La idea es que estas representaciones revelen dinámicas familiares presuntamente inconscientes que influyen en la vida actual de la persona, y al verlas y reconocerlas, se puedan resolver problemas emocionales, psicológicos e incluso físicos.

Pero seamos honestos y francos. No existe ninguna evidencia empírica sólida que respalde la efectividad de las constelaciones familiares. Las ideas en las que se basan, como la de que los problemas actuales son causados por traumas familiares no resueltos en generaciones pasadas, carecen de todo sustento en la investigación psicológica o psiquiátrica. Las constelaciones familiares no cumplen con los mínimos estándares de rigor metodológico, como estudios controlados aleatorizados, replicación de resultados o revisiones sistemáticas, que son necesarios para validar cualquier tratamiento psicológico real.

Además, utilizan conceptos muy vagos y ambiguos como "energía familiar", "campo morfogenético" o "conciencia del clan", términos que no tienen una definición real en la ciencia. Por si fuese poco, las “explicaciones” que ofrecen no son falsables, no pueden ser puestas a prueba para demostrar su veracidad o falsedad, y eso es un rasgo típico de toda charlatanería. Recordemos que una afirmación que no puede ser probada ni refutada carece de valor científico.

Para colmo, en ciertos casos, las constelaciones familiares han sido perjudiciales para los participantes, pues la dramatización de traumas o conflictos familiares en un entorno grupal puede resultar emocionalmente abrumadora, especialmente sin el acompañamiento de un auténtico profesional capacitado. Existen casos bien documentados donde esta práctica ha empeorado problemas emocionales, desencadenado crisis psicológicas, o incluso ha resultado en retraumatización.

Por si fuese poco, las constelaciones familiares a menudo se apoyan en creencias espirituales o metafísicas, como la idea de que el "alma familiar" o el "inconsciente colectivo" influye en la vida de los individuos. Estas creencias no se sustentan en pruebas científicas y suelen utilizarse para justificar las falsas "revelaciones" que ocurren durante las sesiones, lo que puede dar lugar a interpretaciones pseudo-místicas o esotéricas, alejadas totalmente de cualquier enfoque terapéutico basado en evidencia.

Los supuestos beneficios mencionados en las constelaciones familiares pueden explicarse plenamente por el efecto placebo y la sugestión mental. Las expectativas positivas, el contexto de grupo, y la influencia del facilitador pueden llevar a los participantes a sentir una mejoría temporal, que no es necesariamente un indicio de una solución real a sus problemas.

Es crucial que las personas busquen tratamientos basados en evidencia científica real y acudan a profesionales debidamente calificados cuando enfrentan problemas emocionales o psicológicos. La pseudociencia, aunque a veces revestida de terminología terapéutica, puede hacer mucho más daño que bien al perpetuar ideas erróneas y enfoques sin validez sobre la salud mental.

Ahí se las dejo de tarea. 

30 agosto 2024

El humano creó a su dios



Todas las mitologías religiosas dicen que un dios creó al ser humano, pero el estudio y análisis de la historia humana nos enseña que en realidad fue el ser humano quien creó a dios a su imagen y semejanza.

La creación de dioses por parte de los seres humanos ha sido un proceso complejo y variado a lo largo de toda la historia y se ha dado en todas las culturas. Hay varias razones que pueden explicar por qué los humanos han creado y adorado a tantos dioses en el pasado y en el presente. 

En primer lugar es que un dios es la “Explicación de lo desconocido”. Los antiguos dioses suelen ser una forma de explicar los fenómenos naturales, especialmente eventos “inexplicables” o incluso el origen del universo. Recordemos que antiguamente las tormentas, el Sol, la Luna y otros fenómenos naturales eran atribuidos a la acción de ciertos dioses específicos.

Aunque nadie lo puede negar, han servido para tener el control y dictar el orden social. Las religiones y sus dioses históricamente han servido para establecer normas morales y sociales dentro de las comunidades humanas. Incluso hoy en día algunas leyes y “valores morales” se basan en enseñanzas religiosas, aunque en muchos casos no se apegan a la realidad contemporánea.

 

Sin embargo, la creencia en un ser divino ofrece consuelo y esperanza en tiempos de dificultad, proporcionando la ilusión de que hay un propósito o un “plan superior” detrás de los eventos diarios de la vida. Muchas personas encuentran en la “fe” una vía para satisfacer su necesidad espiritual, y explorar preguntas existenciales sobre el propósito de la vida y la muerte. Aunque muchos ven esto en realidad como vacíos existenciales.

Para bien o para mal, las religiones han sido fundamentales en la formación de la identidad cultural de diferentes grupos étnicos. Estas creencias pueden fortalecer la cohesión social y ofrecer un sentido de pertenencia. Por eso los grupos político religiosos siempre son de ideología conservadora, para fomentan el fanatismo ideológico y aprovecharse de eso para imponer sus creencias como leyes.

La creación de dioses a lo largo de la existencia humana ha sido la respuesta a una variedad de temores, necesidades emocionales, sociales y existenciales a lo largo del tiempo. Por eso muchos señalan la frase de “La religión es el opio del pueblo”, pues se ha constatado que en muchos casos lo mantiene sometido y conforme con la mediocridad e incluso con la miseria.

El dios de cada culto tiene las virtudes y defectos que cada cultura necesitó en su momento, pues es el constructo de la imaginación humana que lo creó para soportar la soledad cósmica que algunos llegaron a padecer en el pasado, pero esas ideas se institucionalizaron y siguen perdurando hasta nuestros días.

Nadie tiene la necesidad de creer nada, sólo quien padece vacíos existenciales necesita creer en algo que le de soporte mental a su vida. Quien desea creer en algo porque le da cierta satisfacción o placer es libre de hacerlo, pero no puede obligar a los demás a creer en sus ideas, pues todos tenemos que ser conscientes de que toda deidad es una creación humana.   


28 agosto 2024

La tecnocracia podría sería la solución



Todos los días en las noticias podemos ver reportajes sobre corrupción política, delincuencia organizada, crímenes de odio y demás problemas que la sociedad contemporánea padece en casi todo el mundo.

Unos le echan la culpa al “capitalismo inmisericorde” de algunos empresarios industriales “de derecha” que todo lo manejan como mercancía de cambio, otros le echan la culpa a los movimientos “izquierdistas” por ser progresistas y libertarios, otros dicen que es la idiocracia y la oclocracia que está imponiendo una oligarquía autoimpuesta.  

Y muchos olvidan que allá por el 2019 unos científicos calcularon que la humanidad, no el mundo, podría llegar a su extinción para el año 2050, debido a los problemas de contaminación, guerras y corrupción a nivel global, y que el año 2025 sería el punto de no retorno para la humanidad.

Aquí es donde uno tiene que decir que, lejos de posturas extremistas y radicales, la solución podría ser la tecnocracia, el uso de la ciencias y tecnología para la administración lógica y racional de los recursos.

Pensemos, si nos dejamos arrastrar por ideas que necesitan ser creídas para ser "ciertas" la sociedad se estancara en la mediocridad. Los valores y virtudes humanos no están peleadas con la tecnocracia, todo lo contrario, pues para su funcionamiento correcto exige ser honesto, justo y decente para poder ejercerla.

Muchos le temen a la tecnocracia por parecerles “deshumanizada”. Pero la lógica y la razón están directamente relacionadas a lo netamente humano. Los valores y virtudes no deben ser manipulados por creencias que necesitan ser creídas para ser "ciertas", si eliminamos esas cadenas mentales tenemos los valores y virtudes humanos para todos como deben de ser.

Los valores y virtudes humanas son netamente compatibles y funcionales en una sociedad moderna administrada por la tecnocracia, pues se basan en la empatía humana, no necesitan ser creídos como una ideología. No hay que irse por la tangente con valores “primitivos” tan valorados en la antigüedad, pero no muy funcionales en el mundo moderno.

La historia humana nos enseña que las “filosofías” no son buenas para administrar los recursos públicos, pero ciencias, como la antropología, sí nos da bases más concretas y funcionales, pues se basa en datos duros verificables.

Es una falsedad el creer que la ciencia y tecnología están limitadas por el método científico, todo lo contrario, en realidad es lo que nos da la certeza y la confianza de su funcionalidad, pues no importa que no creamos en ella, es real por encima eso, a diferencia de la religión que no tiene ningún valor si no se cree en ella, pues necesita ser creída (“fe”) para ser cierta, es su gran limitante.

Las ideologías tradicionales (religiones) están basadas en creencias antiguas, como temores e ignorancia, de ahí surgieron sus mitos, pero hoy sabemos que el fuego no es magia, ni el Sol no es un dios, solo es un astro.

El hombre que necesita creer que un mítico ser divino lo observa para ser honesto y decente, es un hipócrita y un farsante. El humano sí puede crecer y avanzar por sus propias virtudes. Refutando un viejo mito, podemos afirmar que un niño sí puede aprender a caminar, y muchas otras cosas más sin su padre, está demostrado y no importa si se cree o no, es la realidad.

Hay un libro muy famoso que dice "la verdad os hará libres" y al menos en eso tiene razón. No somos del todo iguales, nadie lo es, eso está más que demostrado. Pero esas diferencias nos deben enriquecer. Es mucho mejor el que es bueno y justo por convicción que por temor a que lo ve un ser invisible.

Ahí se las dejo de tarea. 

20 agosto 2024

La libertad de culto tiene limites

 


La libertad de culto de unos termina donde comienza la libertad de expresión de todos los demás. Por eso hoy se sabe que la herejía y la blasfemia son derechos humanos, porque representan a la libertad de expresión y a la libertad de pensamiento de todos los demás.

Como ya lo hemos explicado, no se respeta a las creencias, ni a la fe, porque no tienen honor, ni dignidad, sólo las personas son dignas de respeto. Y si las creencias pueden ser "vulneradas" por los actos y dichos de otros, eso significa que esas creencias son endebles y frágiles, por lo que no vale la pena seguirlas.

El debate sobre la libertad de culto y la libertad de expresión es fundamental en cualquier sociedad democrática y pluralista. Por eso son necesarios los encuentros interreligiosos y ecuménicos, para encontrar puntos de unión, no de distanciamiento, entras las distintas ideologías espirituales.

El derecho a profesar y practicar una religión debe de coexistir con el derecho a expresar opiniones y críticas contrarias libremente. Históricamente, la herejía y la blasfemia fueron consideradas como “delitos graves” en muchas sociedades oscurantistas, y eran castigadas severamente debido a la supuesta amenaza a la cohesión social y religiosa.

Sin embargo, en el presente, estos conceptos han evolucionado, igual que la sociedad, hasta hoy ser vistos como derechos fundamentales. La herejía, entendida como la disidencia respecto a creencias establecidas, y la blasfemia, que implica la crítica irreverente hacia lo sagrado, ahora son reconocidas como expresiones auténticamente legítimas de la libertad de pensamiento y de expresión.

Lamentablemente existen grupos político-religiosos que desean imponer sus ideologías de odio que desean imponer una nueva Era Oscurantista, donde las creencias religiosas sean las que dicten las leyes, limitando y restringiendo las libertades y los derechos humanos.

Es esencial distinguir entre respetar a las personas y respetar las creencias religiosas. Las personas merecen respeto inherente por su dignidad y autonomía, independientemente de sus creencias. Sin embargo, las creencias religiosas no son entidades autónomas con derechos propios; son ideas y conceptos que pueden ser debatidos, criticados, cuestionados y hasta refutados en una sociedad libre y abierta.

El argumento de que las creencias religiosas deben ser protegidas de cualquier crítica o cuestionamiento implica una visión de estas como frágiles y endebles. Pero precisamente porque las creencias forman parte del dominio de las ideas, están sujetas a debate y crítica como cualquier otra idea o concepto en el ámbito público.

La fortaleza de una sociedad democrática radica en su capacidad para tolerar y manejar el conflicto de ideas, incluidas las religiosas. Esto implica no solo el respeto a la diversidad de creencias, sino también el derecho a la libertad de expresión, que permite la discusión abierta y el intercambio de puntos de vista divergentes.

Aunque no le guste a algunos, la herejía y la blasfemia hoy son derechos humanos protegidos por leyes internacionales, por lo que todos debemos de proteger la libertad de expresión y de pensamiento, en todas sus manifestaciones. Sean favorables o no a una fe determinada. 

Respetar a las personas implica reconocer su dignidad intrínseca, mientras que la crítica a las creencias religiosas no debe ser vista como una afrenta personal, sino como parte del natural debate intelectual por la búsqueda de la verdad en una sociedad libre y pluralista.

Ahí se las dejo de tarea.

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12 agosto 2024

Ninguna creencia merece ser respetada



Si algo nos ha enseñado la historia de la humanidad, es que sólo los malignos y los perversos se sienten ofendidos con ciertas expresiones de arte que vulneran sus miserias y abismos existenciales.

Siendo que el arte es la expresión humana más elocuente de todas, los de alma oscura siempre se ofuscarán contra lo que rompa sus endebles creencias y choque con su fe basaba en su doble moral.

La historia humana nos ha enseñado que los “defensores de la fe” son gente ociosa que le gusta buscar pleito donde no debe de haberlo.

Pero dejémonos de cosas, y seamos netamente francos en este tema. Las creencias son aspectos fundamentales de la identidad humana, moldeando nuestras percepciones, nuestra fe, nuestras acciones y decisiones. Pero surge una pregunta crucial al respecto. ¿Se deben respetar las creencias o la fe en sí mismas?

Tenemos que ser muy honestos en este punto. Las creencias y la fe carecen de honor y dignidad intrínsecos a si mismas, y eso plantea una perspectiva “provocativa” para las mentalidades cerradas. Pero debemos de entender que la fe y las creencias no son “entidades sagradas” que merezcan respeto automático, sino que son simples constructos humanos susceptibles a la crítica y al cuestionamiento.

Si nuestras creencias y fe pueden ser ofendidas por las palabras y acciones de otros, entonces debemos cuestionar su solidez y su fortaleza.

El respeto se le debe a las personas por el simple hecho de existir, no a sus creencias. Esto significa que, aunque podemos discrepar con las opiniones o valores de alguien, aún así valoramos su dignidad humana y su derecho a sostener sus creencias. Sin embargo, esto no implica que las creencias en sí mismas estén exentas de escrutinio o crítica.

De hecho, la capacidad de cuestionar y debatir ideas es esencial para el crecimiento personal y el progreso social. Alentar el diálogo respetuoso y la crítica constructiva puede fortalecer nuestras creencias y fe, permitiéndonos refinar nuestras perspectivas y profundizar nuestra comprensión.

En muchos casos hay que derrumbar ciertas creencias arcaicas y oscurantistas, para así poder construir una sociedad más justa y solidaria con todos. Las creencias y la fe no son inherentemente respetables; son las personas quienes las sostienen las que merecen respeto. Al reconocer esto, podemos fomentar un ambiente de diálogo abierto y crecimiento mutuo, donde las ideas se pueden cuestionar y refinar sin temor a “ofender”.

Pues si tus creencias se pueden ofender, entonces muy posiblemente no valga la pena continuar siguiéndolas.

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06 agosto 2024

Respetarás a herejes y blasfemos


Yo jamás quemaría un libro que mencione "herejías" o "blasfemias". Un libro no le hace daño a nadie. 

Nunca quemaría a un presunto hereje o a un blasfemo. Su libertad de pensamiento y de expresión es mucho más importante y valioso que cualquier creencia, fe, ideología o religión.

Las creencias, la religión, la fe y las ideologías no tienen ningún honor, ni dignidad, no se les debe ningún tipo de respeto a ellas. Sólo son palabras al aire que por si mismas no valen nada. 

Las personas son mucho más importantes y valiosas que cualquier ideología o creencia que puedan ser vulneradas u "ofendidas" por los actos o dichos de otros.

Si hay alguna creencia, dogma, religión o fe que pueda ser vulnerada u ofendida por actos o palabras de terceras personas, entonces esa es una fe débil, una religión débil, una creencia o dogma débil, que no merece ser seguida ni respetada por nadie.  

Y a final de cuentas la herejía y la blasfemia son derechos humanos inalineables de toda persona libre. Y no pueden ser limitadas por debilidades de creencias sobrevaloradas.  

El odio de los autonombrados "conservadores de derecha" es una muestra de ese cáncer maligno que padece la sociedad actual, que se puede denominar como neo-oscurantismo ideológico, en el cual se da preferencia a creencias supersticiosas y mitológicas por encima de los derechos y libertades humanas.

Repito, para que quede bien claro, las creencias y la fe de las personas no se respetan. Se respeta a las personas, no a sus creencias o fe. Si tu fe y tus creencias pueden ser ofendidas por los actos y palabras que otros hagan, entonces debes de poner en duda tu fe y tus creencias por ser tan endebles y débiles.

Si tus creencias y tu fe te ordenan despreciar y odiar a quienes no las sigan, entonces esas creencias y tu fe, merecen morir en el olvido y el silencio. En la libertad de ser esta la verdadera luz, y la oscuridad esta en las cadenas de la mente. Apréndete esa. Ahí se las dejo de tarea.

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28 julio 2024

¿Cómo poder demostrar que no existen seres sobrenaturales?


Es una pregunta muy recurrente en muchos debates en redes sociales entre escépticos y los creyentes de mitologías de índole sobrenatural. Varios colegas nos pusimos a revisar esta cuestión y obtuvimos una posible solución a esta reyerta.

Para comenzar, como ejemplo, el demostrar que no existen los duendes, los ángeles o los unicornios, al igual que demostrar la no existencia de cualquier otra entidad, esto en apariencia representaría un desafío epistemológico y lógico algo considerable.

Pero existen ciertos puntos clave que se pueden considerar al abordar esta cuestión, la primera sería la Carga de la Prueba. En lógica y en filosofía de la ciencia, la Carga de la Prueba siempre recae en quien hace una afirmación positiva.

Si alguien afirma que los duendes o las hadas existen, es la obligación de esa persona proporcionar evidencia que respalde su afirmación. No es tarea de los demás demostrar que los duendes y hadas no existen. Y el no poder hacerlo, refutaría su pobre afirmación.

Es muy común que los creyentes en mitos utilicen la Falacia de la Inversión de la Carga de la Prueba, que es exigir que alguien demuestre la no existencia de algo. Esto es similar a pedirle a alguien que demuestre que no hay una tetera orbitando entre la Tierra y Marte, por mencionar el ejemplo de la "tetera de Russell".

La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, pero en el contexto de los seres “sobrenaturales”, la falta de cualquier evidencia empírica, documentada y verificable para su existencia, es un fuerte indicio de que muy probablemente no existan. De hecho, se puede alegar como postulado que, la evidencia de su ausencia es prueba de su inexistencia en el mundo real.

Recordemos que el Método Científico se basa en la observación, la hipótesis, la experimentación y la repetición para la verificación de datos. Hasta la fecha, no hay evidencia científica, ni de ninguna otra, que apoye la existencia de seres sobrenaturales, ya sea ángeles, duendes, hadas, unicornios, dragones o dios.

Todas las investigaciones serias y verificables en campos como la biología, la física, la química, la astronomía, la antropología y la zoología, no han encontrado ningún rastro de estas entidades.

Volviendo al ejemplo de los duendes, que son generalmente descritos como criaturas míticas en varias culturas, sus características y comportamientos varían ampliamente según la tradición. Esta falta de una definición coherente y consistente “dificultaría” cualquier intento de búsqueda seria y científica. Pero si nos centramos en una definición concreta, ahí la cosa cambia, y es mucho más sencillo indagar sobre ella.

Sin embargo, la falta de evidencia o pruebas para los duendes es similar a la falta de evidencia para otras entidades míticas como los unicornios, dragones, sirenas o ángeles. No se considera necesario demostrar la no existencia de estas criaturas para aceptarlas como simples seres mitológicos.

Dentro del campo de la investigación se conoce el concepto de la Navaja de Ockham, que es un principio que sugiere que de entre dos hipótesis que explican los mismos hechos, la más simple suele ser la correcta. La hipótesis de que los seres sobrenaturales no existen es más sencilla y congruente con el conocimiento actual del mundo.

No se puede probar con certeza absoluta la no existencia de algo en términos universales. La “certeza absoluta” es arrogancia, y la ciencia no es arrogante. Sin embargo, la falta de evidencia, junto con principios lógicos y metodológicos, sugiere fuertemente que los seres sobrenaturales sólo son una creación de la mitología y la cultura popular, más que una realidad observable.

Ahí se las dejo de tarea.


25 julio 2024

El agua con sodio es más sana



A pesar de las modas alimenticias de tomar agua sin sodio, beber agua con sodio puede ser mucho más beneficioso que beber agua sin sodio para una correcta hidratación. 


Todos deberíamos saber que el sodio es uno de los principales electrolitos en el cuerpo humano. Hay que recordar que los electrolitos son minerales que llevan una carga eléctrica y son esenciales para muchas funciones corporales, incluida la regulación del balance de agua, el mantenimiento de las funciones nerviosas, musculares y la estabilización de la presión arterial.


Por si fuese poco, el sodio ayuda a regular la cantidad de agua en las células y en el espacio extracelular. Sin sodio, el cuerpo puede tener dificultades para retener agua adecuadamente, lo que puede llevar a una deshidratación más rápida. El agua con sodio facilita la absorción de líquidos a través de las paredes del intestino hacia el torrente sanguíneo.


Por lo que durante actividades físicas intensas, o en situaciones donde hay una alta pérdida de sudor como el ejercicio en climas calurosos, se pierde una cantidad significativa de sodio junto con el sudor. Reponer el sodio junto con el agua es crucial para evitar desequilibrios electrolíticos que pueden causar calambres musculares, fatiga y otros problemas de salud.


Muchos no saben, pero el sodio es vital para la transmisión de impulsos nerviosos y la contracción muscular. Mantener niveles adecuados de sodio en el cuerpo asegura que estas funciones continúen de manera eficiente, especialmente en situaciones de estrés físico al practicar algún deporte.


Como cosa rara, debemos de saber que sirve para la prevención de la hiponatremia, que es una condición en la cual los niveles de sodio en la sangre son anormalmente bajos. Esto puede ocurrir cuando se bebe una cantidad excesiva de agua sin sodio, diluyendo los niveles de sodio en el cuerpo. Esto puede ser peligroso y provocar síntomas como náuseas, confusión, incluso convulsiones y en casos muy graves puede causar entrar en coma. 


Los que hemos practicamos deportes de alto rendimiento, hemos constatado una peculiar diferencia que hay entre tomar agua normal con socio y tomar agua sin sodio, en un hecho muy simple, el agua sin sodio no te quita la sed, sólo te llena el estómago de agua. 


El gran auge de tomar agua sin sodio, a pesar de los beneficios del sodio para la hidratación adecuada, puede atribuirse a varios factores, entre ellos las preocupaciones por la salud cardiovascular, ya que el sodio en exceso está asociado con la hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.


Muchas personas buscan reducir su consumo de sodio para controlar la presión arterial y disminuir el riesgo de enfermedades del corazón. Beber agua sin sodio puede ser una forma de reducir la ingesta total de sodio en la dieta.


Pero las modas alimenticias y tendencias en “salud”, a menudo promueven productos etiquetados como “light” sin ciertos ingredientes, como los sin azúcar, sin grasas, sin gluten, como una opción “más saludable”. El agua sin sodio erróneamente se presenta como una opción "pura" y "limpia", alineada con estas tendencias.


Las empresas de agua embotellada (que no producen agua, sólo botes de plástico) han promocionado el agua sin sodio como una opción “superior”, aprovechando la falsa percepción de que el agua sin aditivos es mejor para la salud. Pero como ya sabemos, el marketing efectivo puede influir significativamente en las elecciones de los consumidores.


Sin embargo, algunas personas siguen dietas bajas en sodio por razones médicas. Para estas personas, cada fuente de sodio podría sumarles problemas, por lo que prefieren minimizar su ingesta total.


Por otro lado, algunas personas creen que consumir sodio puede contribuir a la retención de líquidos y la hinchazón de su cuerpo. El agua sin sodio es vista como una forma de evitar este problema, aunque esto es más relevante en el contexto de una dieta alta en sodio en general.


Hay personas que, en algunos extraños casos, prefieren el sabor del agua sin sodio, ya que la consideran como “más suave”. Aunque en realidad el sodio en el agua generalmente no afecta significativamente el sabor, y la percepción individual del sabor puede variar mucho.


En algunas regiones el agua de la llave puede contener niveles de sodio mucho más altos debido a la alta salinidad natural de la zona. Y para ellos el tomar agua embotellada sin sodio puede verse como una forma de garantizar una calidad de agua más controlada.


En pocas palabras, mientras que el sodio en el agua puede ser beneficioso para una correcta hidratación, especialmente en situaciones de alta actividad física, la tendencia hacia el consumo de agua sin sodio se debe a una combinación de preocupaciones de salud y marketing. Es importante balancear la ingesta de sodio según las necesidades individuales y el contexto de la dieta según el estilo de vida de cada persona.


¡Salud!

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