La ciudad de Bratislava, en Eslovaquia (Slovakia), es una hermosa ciudad que combina lo antiguo con el progreso, donde la seguridad en sus calles y la gran amabilidad de sus habitantes la convierte en un lugar precioso para visitar.
Sin embargo, este bello país que hoy brilla por la perfecta armonía
entre lo antiguo y moderno de su arquitectura, tiene un oscuro pasado que ha
sabido corregir con sus acciones más recientes.
En el territorio de Eslovaquia, entre el siglo XV y XVIII, mientras
formaba parte del Reino de Hungría, al menos 52 mujeres fueron quemadas
acusadas de brujería por la Inquisición católica, según datos obtenidos del Slovak
Spectator.
Lamentablemente no existe un registro histórico completo de la caza de
brujas en Eslovaquia, ni del número exacto de presuntas brujas quemadas en su
territorio. Recordemos que el propio Vaticano en sus propios registros, muy
apenas cuenta con 4,000 casos de este tipo durante todo el tiempo que existió
el mal llamado “Santo Oficio”.
Sin embargo, el primer hecho bien documentado de una tragedia así en
su capital, es el caso de Agatha Toott Borlobaschinová quien fue quemada el 24
de mayo de 1602 frente a la Puerta Michalská (Puerta de San Miguel).
Agáta Toottová Berlobášová, de oficio herbolaria, era originaria del
barrio Podunajské Biskupice, y vivió en lo que hoy es la Františkánské Náměstí
(Plaza Franciscana). Fue torturada y obligada a admitir que había estado en
comunión con un demonio de nombre Peen, que había volado en una escoba y que había
cegado a una mujer cosiendo el ojo de un sapo.
Una leyenda local cuenta de que en algunas noches se ve rondar a una dama vestida de negro caminando por sus calles, algunos creen que se trata de Agáta, quien todavía recorre las calles de la hermosa ciudad.
Hoy en día se conmemora a la primera bruja quemada en Bratislava, con
una placa en su honor colocada por la Sociedad Eslovaca para el Patrimonio
Cultural, “que es un espacio para rendir respeto a todas aquellas mujeres que
fueron quemadas en la hoguera, a aquellas mujeres que sufrieron y tuvieron que
ocultar su belleza, el conocimiento del poder de la naturaleza, la sabiduría
femenina, que hicieron lo mejor que sabían y podían”.
Y como dicen algunos habitantes de esta noble ciudad “Como recuerdo para que los horrores causados por el fanatismo religioso nunca se vuelvan a repetir”.
Hoy en día Bratislava es una ciudad donde la luz de la tolerancia y
la amabilidad es la característica principal de sus ciudadanos, de los cuales
un 66% son católicos, 20% de otras religiones y un 14% no profesan ninguna
religión, en donde los turistas de todo el mundo son bienvenidos a disfrutar de
su deliciosa comida y sus bellos palacios.