22 noviembre 2024

Los sofismas de Santo Tomás de Aquino



Santo Tomás de Aquino, uno de los más grandes pensadores de la teología medieval, intentó reconciliar la razón y la fe, y  para ello formuló “Las Cinco Vías” para “demostrar la existencia de dios”.

Pero hoy en día sabemos que estos argumentos carecen de sustento ante los conocimientos actuales. El desarrollo de la ciencia ofrece explicaciones naturales para todos los fenómenos que Aquino atribuía a causas divinas. Aquí refutamos al famoso santo.  

La Primera Vía de Aquino: “Todo movimiento implica un motor. Todo lo que se mueve es movido por algo más; por lo tanto, debe haber un primer motor inmóvil que cause todo movimiento, y ese motor es Dios”.

Para empezar, la creencia de Aquino presenta una falacia de regresión infinita, lo que equivale a un círculo vicioso (razonamiento circular). Dice que debe existir un “primer motor” pero no ofrece justificación lógica para no caer en esa falacia. Si la causa debe tener otra causa, no hay razón lógica que justifique la afirmación de que debe existir un primer motor sin causa. Esta afirmación es totalmente arbitraria. Además, decir que el “primer motor” es dios es una falacia de petición de principio, pues supone sin justificación que el primer motor debe ser un ser divino.

La física moderna ha mostrado que el cambio y el movimiento pueden originarse sin una causa inicial “trascendental”. La física cuántica sugiere que las partículas pueden aparecer y desaparecer sin causa aparente, lo que contradice la premisa de que todo movimiento requiere un motor o una causa inicial.

El icónico "Big Bang" como origen del universo no necesariamente requiere de un "motor inmóvil". La expansión del universo puede no tener un propósito o causa externa, sino simplemente ser una condición natural como lo señalan las teorías más recientes (Teoría de Conjuntos Causales).

La Segunda Vía: “Todo efecto tiene una causa, y no puede haber una cadena infinita de causas. Debe haber una causa primera sin causa que originó todas las demás, es decir, Dios”.

Aquino comete nuevamente una falacia de petición de principio al suponer que la causa primera es necesariamente dios. Lógicamente, la existencia de una primera causa no requiere que esta sea un ser divino, podría ser un evento impersonal, como ya se sabe. Además, su rechazo a la cadena infinita de causas plantea una posible falacia de composición. Asumir que si cada evento requiere una causa, el conjunto entero de eventos también debe tener una causa inicial fuera de él. Esta conclusión no es una necesidad lógica. La suposición de que debe existir una “causa inicial” para el conjunto de eventos es un axioma sin pruebas, que es innecesario en un contexto atemporal.

La Tercera Vía: “Las cosas en el mundo existen de manera contingente (aleatoria), es decir, podrían o no existir. Si todo fuera aleatorio, nada existiría. Por lo tanto, debe haber un ser necesario, no aleatorio, que cause la existencia de lo contingente, y ese ser es dios”.

La premisa de que debe existir algo "necesario" para que lo aleatorio exista carece de toda lógica y razón. La existencia de cosas aleatorias no necesariamente requiere un ser necesario. La física señala que las partículas y fuerzas pueden existir debido a leyes naturales, no necesariamente por una necesidad “trascendental”.

Este argumento utiliza la falacia de argumento ad ignorantiam, asumiendo que, porque no podemos concebir un universo sin un ser necesario, entonces debe existir uno. La conclusión de que “debe existir un ser necesario” es, por lo tanto, una inferencia sin justificación lógica. Además, definir a este ser necesario como “dios” no se sigue la lógica, y representa otra falacia de petición de principio.

La Cuarta Vía: “Observamos grados de perfección en el mundo, cosas más o menos buenas, verdaderas, nobles. Esto sugiere un ser que es la fuente última de perfección, al que llamamos dios”.

Pero, los grados de “perfección” son conceptos netamente subjetivos, derivados de la percepción humana. La noción de “perfección” no es absoluta ni objetiva, sino dependiente de estándares culturales, psicológicos y personales. No es evidente que necesitemos postular un ser perfecto para explicar la existencia de grados de bondad o belleza en el mundo. La evolución y los principios de selección natural pueden explicar nuestra apreciación de ciertos grados de perfección como formas útiles de supervivencia, sin necesidad de un ser absolutamente perfecto como referencia última.

La Quinta Vía: “Las cosas naturales parecen dirigirse hacia fines específicos. Este aparente orden y propósito sugieren la existencia de una inteligencia superior que ordena todo, y esa inteligencia es Dios”.

Ley de Información Funcional Creciente nos muestra que el orden aparente en los seres vivos y del universo, puede explicarse sin un "diseñador". La selección natural sugiere que las formas complejas y adaptadas son el resultado de procesos sin dirección consciente, lo que desafía la idea de que la complejidad necesita un propósito o una mente superior. Además, el concepto de “orden” en el universo puede ser simplemente una interpretación humana de patrones que emergen de las leyes naturales, sin una intención subyacente.

Si bien los sofismas de Aquino representan un “pilar” fundamental en la teología cristiana, la falta de evidencia empírica y el progreso en el conocimiento de las leyes naturales hacen que la noción de un dios necesario, primer motor, sea menos convincente para muchos en el pensamiento moderno.

Estos errores muestran que Las Cinco Vías no resisten un auténtico escrutinio lógico y riguroso. La conclusión de que existe un dios, al menos en el sentido lógico, no es una inferencia necesaria a partir de esas premisas. En el análisis lógico y racional, la existencia de dios permanece como una suposición sin una auténtica justificación racional.

Que todos tengan una desmitificante noche. 

12 noviembre 2024

El Museo de la Alquimia de Praga



El Speculum Alchemiae, también conocido como el Museo de la Alquimia de Praga, es un lugar sorprendente e igualmente enigmático, situado en el corazón de la llamada por muchos como la ciudad más bella del mundo.


El local donde se encuentra situado este insólito museo se remonta al siglo IX de nuestra era, que en sus inicios funcionó como una apoteca o farmacia. Pero en su interior, más específicamente, en su sótano secreto, guardaba muchos secretos.

En el siglo XVI, durante el reinado de Rodolfo II de Habsburgo, Archiduque de Bohemia, fue cuando vivió su mayor gloria por el gran interés que el aristócrata tenía por la alquimia, la ciencia y las artes.



Pero la iglesia católica condenaba todo lo relacionado con las “ciencias ocultas”, y por eso los alquimistas tenían que ocultarse en el barrio judío de Praga, pues los judíos eran mucho más tolerantes a estos conocimientos.


Durante el siglo XIX muchas casas y edificios antiguos fueron demolidos durante un “saneamiento de la ciudad judía”, pero por razones desconocidas, este lugar se mantuvo intacto. Según algunos, se piensa que el lugar fue conservado debido a que algunos sabían de los secretos que se ocultaban en sus túneles subterráneos.



Sus secretos se mantuvieron ocultos hasta que en el año del 2002 llegó una gran inundación que derrumbó un muro, dejando a la vista uno de sus túneles secretos. Durante los 10 años en que se llevó a cabo la reconstrucción del lugar se encontraron los túneles subterráneos que guardaban insólitos tesoros alquímicos.


Hoy en día al entrar al lugar, parecería una tienda de antigüedades y artilugios esotéricos, entre los que se puede encontrar desde pociones para distintas cosas, hasta figuras del famoso Golem de Praga, creado por el rabbi Judah Löw, que según cuenta la leyenda, fue creado para defender a la comunidad judía de los ataques de los fanáticos cristianos.


Pero después de ser recibido por las amables encargadas del museo, ellas abrirán una primera puesta para llevar a los visitantes a un cuarto oculto donde inicia el recorrido.


En ese primer cuarto, que funcionó como despacho de alquimistas, destacan antiguas pinturas con simbología alquímica en las paredes, un gran librero lleno de antigüedades, pero en la parte alta se encuentra un candelabro con rostros de Moisés con cuernos. Las encargadas explican que, por ser un mediador entre el cielo y la tierra, tiene cuernos como una representación muy antigua de poder, de una época anterior al cristianismo.



Pero ahí es donde el misterio se hace más vívido, pues frente a todos, una de las encargadas abre una puerta secreta que lleva a todos los visitantes a los pasajes subterráneos del museo, donde podrá ver como eran los auténticos laboratorios y talleres de los alquimistas en la antigüedad.


Hay una leyenda que cuenta que, hace mucho tiempo, fueron vistas una yunta de “cabras de fuego” que una vez salieron corriendo de esta casa rumbo a la Plaza de la Ciudad Vieja, y quien se opusiera a la yunta de cabras, desfallecía o moría. Hoy en día explican que, posiblemente había fuertes explosiones en el taller subterráneo, y el fugo salía exhalado por un túnel que lleva de la casa a esa plaza, pero era tan poderoso que la gente podría ver las llamaradas desde la calle.


Praga, la ciudad más bella del mundo, es un lugar donde las leyendas antiguas no sólo se escuchan y se ven, se viven, y el Speculum Alchemiae es el lugar preciso para hacerlo.


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11 noviembre 2024

En pleno siglo XXI: ¿Existen los fantasmas?



La presunta existencia de fantasmas es un tema todavía muy debatido en algunos círculos dedicados a los temas de misterio y leyendas, a pesar de que no hay evidencia empírica concluyente que confirme su existencia.

En el ámbito científico, los llamados fenómenos paranormales atribuidos a fantasmas suelen ser explicados de varias formas, como ilusiones ópticas, condiciones psicológicas, interferencias electromagnéticas, o incluso efectos del poder de la sugestión. Estos factores pueden hacer que las personas experimenten o interpreten ciertos eventos como paranormales.

Muchas culturas, y religiones tienen creencias sobre los fantasmas, que para ellos son espíritus de muertos. Estas creencias están profundamente arraigadas en la historia humana y en la manera en que entendemos la vida y la muerte. Desde un punto de vista psicológico, el fenómeno de los fantasmas podría estar relacionado con el deseo de encontrar significado o la necesidad de mantener una conexión emocional con quienes ya murieron.

Aunque algunos investigadores de fenómenos paranormales han tratado de documentar evidencia de supuestos fantasmas mediante grabaciones de audio, video o instrumentos para medir cambios ambientales, no se ha obtenido nada que sea reconocido como prueba contundente en la comunidad científica. Mientras no haya pruebas verificables, la existencia de los fantasmas sigue siendo un tema abierto a interpretación.

La creencia en fantasmas se puede explicar desde varios puntos de vista psicológicos, culturales y sociales. Todavía para muchos la muerte es uno de los grandes “misterios” de la vida y eso despierta en ellos curiosidad y temor.

Creer en fantasmas o en una "vida después de la muerte" puede proporcionar consuelo al pensar que algo de nosotros, o de nuestros seres queridos, continúa existiendo. Esta idea también da una narrativa de continuidad, lo que a algunos ayuda a reducir el miedo a la muerte.

En algunas situaciones difíciles, como la muerte repentina de alguien en un evento traumático, la creencia en fantasmas puede brindar cierto sentido de control o de comprensión ante lo desconocido. Pensar que los fallecidos podrían seguir en contacto ofrece una idea aceptable frente a un suceso que de otra forma sería muy doloroso y difícil de soportar.

En algunos casos, las personas a menudo interpretan estímulos ambiguos, como ruidos extraños, movimientos de objetos, o sombras, como patrones paranormales. Mucha gente a menudo reporta experiencias inusuales como luces que parpadean, sonidos extraños, o el “sentir presencias” en una habitación, que pueden parecer inexplicables. Este tipo de situaciones puede interpretarse como “evidencia” de lo paranormal o sobrenatural, especialmente si la persona ya está predispuesta a creer en fantasmas. El sesgo de confirmación lleva a que busquemos información que respalde nuestras creencias y a ignorar aquello que las contradice.

La repetición constante de estas ideas en la cultura popular crea una familiaridad y hasta una "normalización" del fenómeno, haciendo que muchas personas lo consideren posible o probable.

Hay que recordar que la pareidolia es la tendencia a ver figuras o rostros de personas donde no las hay, algo muy recurrente, especialmente en los creyentes religiosos; mientras que el fenómeno de la apofenia nos lleva a encontrar aparentes significados o patrones donde no existen. Ambas tendencias psicológicas pueden hacer que las personas perciban “presencias” en situaciones que en realidad son completamente normales y naturales.

Como vemos, la creencia en fantasmas está fuertemente impulsada por el deseo humano de entender la vida y la muerte, encontrar consuelo, y dar un sentido a experiencias aparentemente inexplicables. Aunque no hay evidencia científica, estas creencias cumplen funciones importantes para muchas personas, tanto a nivel individual como social.

Ahí se las dejo de tarea.


02 noviembre 2024

Belduque y La Muerte





La Muerte: ¿Me temes?

Belduque: No, no te temo. 

La Muerte: ¿Por qué?

Belduque: Porque sólo eres una parte de ese bello proceso llamado vida, eres el final, pero formas irremediablemente parte de ella. 

La Muerte: ¿No le temes al más allá?

Belduque: No le temo a lo “desconocido”, mucho menos al “más allá”, pues realmente no existe ninguna razón para temerle a lo que no hay ninguna certeza de que nos pueda causar daño. 

La Muerte: ¿No le temes a la noche?

Belduque: La noche es para dormir y descansar, igual que la muerte. 

La Muerte: ¿Y no le temes a la oscuridad?

Belduque: Mucho menos le temo a la oscuridad, pues sólo en la oscuridad se puede conciliar un dulce sueño reparador.  

La Muerte: ¿Sí sabes que si miras a la oscuridad, en realidad es la oscuridad quien te esta mirando?

Belduque: Y con mayor razón no hay que temerle, incluso valdría la pena brindarle una sonrisa a la oscuridad, pero nunca temerle, pues quien sabe, a lo mejor hasta la oscuridad nos regresa una sonrisa. 

La Muerte: Ve y vive, vive feliz.

Belduque: Y así lo haré, hasta que vengas por mi, y así podamos compartir una última sonrisa.

La Muerte: ¡Hasta esa noche, la noche de los tiempos!

Belduque: ¡Hasta la noche de los tiempos! ¡Bye! 

¡Feliz Día de Muertos a todos!

*Modelo: Danna Sánchez