30 octubre 2024

Halloween: Dar alegría a los demás

 


Halloween es una festividad que ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero en su esencia, siempre ha estado marcada por el acto de compartir golosinas y generar alegría en la comunidad.

Si bien muchos la asocian con disfraces, historias de terror y decoración espeluznante, el verdadero espíritu de Halloween radica en algo mucho más simple y humano: Dar alegría a los demás.

Uno de los aspectos más característicos de esta celebración es el tradicional "truco o trato" o “pedir calavera”, en el que los niños, disfrazados de distintos personajes de fantasía, recorren las calles y tocan puertas en busca de golosinas.

Para muchos, este aparente “ritual” es el corazón de Halloween. Sin embargo, lo que subyace a esta costumbre va más allá de simplemente dar dulces. Se trata del intercambio de sonrisas, un pequeño gesto que conecta a las personas, fomenta la generosidad y trae felicidad tanto a quienes dan como a quienes reciben.

La práctica de regalar dulces en Halloween tiene muy raíces antiguas. Pero primero que nada, recordemos que fue inventado en el siglo VII por los católicos. El nombre del “Halloween” proviene de la festividad cristiana de la "Víspera del día de todos los santos", que en inglés antiguo era “All Hallows Eve”, la cual se realizaba el 31 de octubre, un día antes del "Día de Todos los Santos" que es el 1 de noviembre, y que era muy popular en Irlanda y Escocia.

El Papa Bonifacio IV instituyó esa ceremonia en el año 609, para honrar a la Virgen María y a todos los “mártires” de la iglesia católica. Con el paso del tiempo evolucionó al actual de “Día de Todos los Santos”. Esta fiesta religiosa se hacía los días 13 de mayo, pero el Papa Gregorio III, en el siglo VIII, la cambió y la pasó al 1 de noviembre. Tiempo después también se instituyó el día 2 de noviembre como “Día de los Fieles Difuntos” (Día de Muertos).

En el pasado, del otro lado del mundo, en el festival celta de Samhain (el año nuevo celta), que marcaba el final de la temporada de cosechas y el inicio del invierno, se creía que los espíritus de los muertos podían regresar al mundo de los vivos. Por lo que las personas dejaban comida y dulces fuera de sus casas para calmar a los espíritus y protegerse de cualquier mal.

Con el tiempo, esta tradición se transformó y se popularizó en gran parte del mundo, y gracias al sincretismo se adoptó la forma que conocemos hoy en día. Ahora los niños disfrazados que van de puerta en puerta pidiendo golosinas. Aunque la conexión espiritual se ha desvanecido, la idea de ofrecer algo a quienes llegan a nuestra puerta ha perdurado como un acto de buena voluntad y hospitalidad.

El verdadero significado de regalar dulces en Halloween no está en los dulces en sí, sino en lo que simbolizan: Un momento de encuentro. Cada puerta que se abre es una oportunidad para compartir un instante de alegría, para sorprender a los más pequeños y recordarles que, al menos por una noche, el mundo está lleno de magia y amabilidad. Esa chispa de emoción en los ojos de un niño cuando recibe su golosina favorita es, en muchos sentidos, lo que hace que Halloween sea tan especial, y por eso ha sido adoptado voluntariamente por los niños del mundo.

Además, el gesto de dar golosinas a quienes tocan nuestra puerta, es una manera de recordar que la generosidad no necesita grandes motivos. Halloween nos invita a abrir nuestros corazones, a compartir alegría sin esperar nada a cambio y a disfrutar de la simple satisfacción de hacer sonreír a alguien más.

En un mundo donde, a veces, estamos más desconectados unos de otros, Halloween nos brinda la excusa perfecta para volver a conectarnos, aunque sea por unos breves momentos. El simple hecho de abrir la puerta y compartir dulces con un niño disfrazado de un ser de ficción o fantasía crea lazos que fortalecen el sentido de comunidad. Es un recordatorio de que, en el fondo, todos buscamos momentos de alegría y conexión humana, independientemente de la ocasión.

El espíritu de Halloween no se trata solo de lo macabro o lo maligno, como algunos charlatanes lo aseguran. En su forma más pura, es una celebración de generosidad y alegría. Regalar dulces no es simplemente cumplir con una tradición, sino una oportunidad de iluminar el día de alguien más, de crear recuerdos felices y de abrir nuestras puertas, tanto literal como simbólicamente, a la bondad.

Así que la próxima vez que suene el timbre en Halloween, recuerda que en ese sencillo acto de ofrecer dulces estás participando en algo mucho más grande: Estás dando alegría, y eso es lo que hace que esta festividad sea verdaderamente mágica.

¡Muy feliz Halloween para todos!

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26 octubre 2024

Justificar de forma lógica el aborto



¿Se puede justificar de forma lógica y racional el aborto? La respuesta es sí; vamos a exponer unos puntos que han refutado y desmoronado el repetitivo discurso “próvida” que tanto han vociferado algunos oscurantistas.

Para comenzar, el Principio de Razón Suficiente establece que todo hecho verdadero debe tener una razón o causa suficiente que explique por qué es así y no de otro modo. Aplicando este principio a la justificación del aborto libre y legal desde una perspectiva lógica y racional, se puede argumentar sobre los derechos y la autonomía de la mujer.

Primero: La autonomía de la mujer es un principio clave en una sociedad que defiende los derechos individuales. Impedirle el control sobre su cuerpo sería una violación de esta autonomía. Una mujer tiene el derecho fundamental de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y sobre su futuro. La razón suficiente para justificar el aborto sería la autonomía de la mujer como individuo racional, que tiene la capacidad y el derecho a decidir sobre su salud, bienestar y circunstancias de vida.

A los que alegan que el feto es un cuerpo aparte y distinto al de la mujer, quieren evitar reconocer que el feto esta dentro de la mujer y se alimenta del cuerpo de la mujer, por lo que si ella no lo desea, indistintamente de como llegó ahí, debe ser totalmente libre de rechazarlo.   

Segundo: La continuidad del embarazo en circunstancias que generan sufrimiento grave o comprometen la calidad de vida es irracional y contrario al bienestar de las partes involucradas. Las mujeres que buscan el aborto lo hacen por razones realmente trágicas, no por gusto, como haber sido víctima de violación, malformaciones fetales, precarias condiciones económicas o de salud, o situaciones familiares complejas. En estos casos, el Principio de Razón Suficiente se puede invocar para justificar que, en tales contextos, continuar con un embarazo puede causar sufrimiento indebido por no estar alineado con el bienestar general de la mujer o la familia.

Tercero: Dado que el feto en etapas tempranas no tiene capacidad de sufrimiento o conciencia, los derechos de la mujer tienen un peso lógico mayor. En tanto que un ser consciente, su bienestar y decisión tienen una justificación suficiente para priorizarse. En el debate sobre el aborto, el conflicto central a menudo se sitúa entre los “derechos del feto” y los derechos de la mujer. Si reconocemos que, hasta un cierto punto en el desarrollo fetal, el feto carece de conciencia o capacidad de autodeterminación, podemos argumentar que los derechos de la mujer, como un ser autónomo plenamente consciente, prevalecen.

Cuarto: El aborto clandestino pone en riesgo la vida de las mujeres, por lo que legalizarlo reduciría estos riesgos, lo que justifica el aborto desde un punto de vista de la reducción de daños. Si el aborto legal reduce el número de procedimientos inseguros, mortales o peligrosos para la mujer, entonces se podría argumentar que permitir el aborto libre y legal es racional porque minimiza el sufrimiento y el daño innecesario.

Quinto: Las decisiones colectivas en una democracia buscan el bienestar general. La legalización del aborto puede tener justificaciones racionales en términos de salud pública, bienestar individual y social, y la protección de los derechos fundamentales. En una sociedad pluralista y multicultural, las leyes que permiten el aborto libre y legal reflejan el consenso de que las mujeres deben tener la opción de decidir si desean continuar con un embarazo. El hecho de que este consenso esté basado en un reconocimiento de derechos y en la búsqueda del bienestar colectivo refuerza las razones suficientes para implementar este tipo de leyes.

Aunque a nivel federal el aborto ya ha sido despenalizado, existen algunas entidades donde todavía esta prohibido por leyes oscurantistas, retrógradas y obsoletas, que deben de ser revocadas por bien de la sociedad entera, no sólo de las mujeres.

Como vemos, desde un punto de vista lógico y racional se puede justificar el aborto libre y legal en base a la autonomía de la mujer, la reducción de sufrimiento innecesario, la minimización de riesgos para la salud pública, y el respeto al consenso social que reconoce derechos fundamentales. Estos argumentos proporcionan razones lógicas y racionales más que suficientes para apoyar una legislación que permita el aborto en condiciones legales y seguras.

Nadie va a obligar a nadie a abortar, así que dejen de querer meterse en las vidas ajenas, ¿o quieren que los otros se metan en su vida? Ahí se las dejo de tarea. 

16 octubre 2024

La empatía es mejor que la religión



La religión fue un pilar central en la vida de muchas sociedades antiguas, proporcionando un “marco ético”, un sentido de comunidad y aparentes respuestas espirituales a preguntas fundamentales. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido el tema de que la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones, puede ser una guía moral mucho más poderosa y más eficaz que la religión.

Mientras que ambos conceptos tienen un profundo impacto en cómo los individuos y las comunidades interactúan y estructuran su comportamiento, es posible argumentar que la empatía, en su forma más pura, ofrece beneficios mucho más directos y universales que la religión.

La empatía es una habilidad intrínseca del ser humano que trasciende las fronteras culturales, ideológicas o religiosas. Es un valor universal. Todos, sin importar su origen o creencias, tienen la capacidad de sentir empatía, de ponerse en el lugar de otra persona y comprender su sufrimiento o felicidad. Este sentido innato de conexión humana permite construir puentes entre personas de diferentes orígenes, y fomenta la cooperación y la solidaridad.

En contraste, la religión a menudo está limitada por las fronteras de sus propias doctrinas y enseñanzas. Las creencias religiosas varían considerablemente, y lo que una religión promueve como virtuoso puede ser visto de manera diferente por otra. Esto puede generar divisiones entre grupos que, en lugar de unirse por su humanidad común, se distancian debido a diferencias doctrinales.

La empatía, sin embargo, no requiere un sistema de creencias particular; simplemente requiere reconocer la humanidad compartida.

Las religiones se presentan como guías éticas para sus seguidores, proporcionando reglas morales que deben seguirse para llevar una “vida correcta” o alcanzar un estado espiritual más elevado. Sin embargo, estas normas están influenciadas por interpretaciones humanas, contextos históricos y políticos, lo que puede hacer que sean rígidas y obsoletas en ciertos aspectos.

Algunas religiones, por ejemplo, han perpetuado o promovido actitudes discriminatorias y de odio hacia ciertos grupos, como las mujeres, los LGBT o personas de otras religiones.

Además, el énfasis en la religión como supuesta “fuente moral” puede llevar a una moralidad tribal, donde el bien se define en función de las creencias compartidas dentro de una comunidad religiosa, en lugar de una moralidad basada en principios universales. Y eso puede crear dinámicas de "nosotros contra ellos", donde las personas de fuera de la “fe” son vistas como supuestos “enemigos”.

Por otro lado, la empatía es flexible y dinámica. En lugar de seguir un conjunto fijo de reglas, la empatía responde a las circunstancias individuales, lo que permite actuar de manera más justa y equitativa en situaciones cambiantes.

Un enfoque basado en la empatía prioriza el bienestar de los demás sin necesidad de una recompensa divina o un castigo moral, lo que lo hace accesible y aplicable en cualquier contexto social.

La empatía tiene el poder de transformar sociedades de manera directa, al poner las necesidades y sentimientos de los demás en el centro de nuestras decisiones y acciones, podemos crear un entorno más inclusivo y equitativo.

Por ejemplo, la justicia social se nutre de la empatía, ya que es a través de la comprensión de las dificultades de los demás que surge la motivación para luchar por sus derechos.

Movimientos sociales y humanitarios, desde la abolición de la esclavitud hasta la lucha por los derechos civiles, han sido impulsados por la empatía hacia aquellos que sufren injusticias.

Mientras que algunas religiones, en teoría, también promueven actos de caridad y compasión, estos a menudo vienen con una expectativa de conformidad a las creencias o normas religiosas. La empatía, sin embargo, no tiene tales condiciones; su único objetivo es aliviar el sufrimiento o compartir la alegría de los demás.

En una sociedad cada vez más secular, donde el número de personas que se identifican como no religiosas está en gran aumento, la empatía emerge como una brújula moral natural. No es necesario ser parte de una religión para practicar la bondad, la compasión o la justicia.

De hecho, un enfoque secular basado en la empatía puede ser más inclusivo y adaptativo, ya que no depende de una creencia en lo sobrenatural, sino de un compromiso con el bienestar humano.

Este enfoque puede fomentar una ética más abierta y colaborativa, donde el bienestar colectivo se coloca por encima de las divisiones ideológicas. El desarrollo de políticas públicas basadas en la empatía, por ejemplo, puede garantizar que se consideren las necesidades de todos los ciudadanos, independientemente de su trasfondo religioso o cultural.

Seamos francos, aunque la religión ha jugado un papel significativo en la historia de la humanidad al “moldear valores” y comportamientos, la empatía tiene un poder único y universal para conectar a las personas más allá de las divisiones que a menudo generan las creencias religiosas.

En lugar de depender de dogmas o recompensas sobrenaturales, la empatía ofrece una moralidad basada en la humanidad compartida, en el entendimiento mutuo y en el deseo de reducir el sufrimiento. Por eso, en muchos sentidos, tener empatía puede ser un camino más inclusivo y eficaz para crear un mundo mejor que el que ofrece la religión.

Ahí se las dejo de tarea. 

11 octubre 2024

En recuerdo a una bruja eslovaca


La ciudad de Bratislava, en Eslovaquia (Slovakia), es una hermosa ciudad que combina lo antiguo con el progreso, donde la seguridad en sus calles y la gran amabilidad de sus habitantes la convierte en un lugar precioso para visitar.

Sin embargo, este bello país que hoy brilla por la perfecta armonía entre lo antiguo y moderno de su arquitectura, tiene un oscuro pasado que ha sabido corregir con sus acciones más recientes.  

En el territorio de Eslovaquia, entre el siglo XV y XVIII, mientras formaba parte del Reino de Hungría, al menos 52 mujeres fueron quemadas acusadas de brujería por la Inquisición católica, según datos obtenidos del Slovak Spectator.

Lamentablemente no existe un registro histórico completo de la caza de brujas en Eslovaquia, ni del número exacto de presuntas brujas quemadas en su territorio. Recordemos que el propio Vaticano en sus propios registros, muy apenas cuenta con 4,000 casos de este tipo durante todo el tiempo que existió el mal llamado “Santo Oficio”.

Sin embargo, el primer hecho bien documentado de una tragedia así en su capital, es el caso de Agatha Toott Borlobaschinová quien fue quemada el 24 de mayo de 1602 frente a la Puerta Michalská (Puerta de San Miguel).

Agáta Toottová Berlobášová, de oficio herbolaria, era originaria del barrio Podunajské Biskupice, y vivió en lo que hoy es la Františkánské Náměstí (Plaza Franciscana). Fue torturada y obligada a admitir que había estado en comunión con un demonio de nombre Peen, que había volado en una escoba y que había cegado a una mujer cosiendo el ojo de un sapo.


Una leyenda local cuenta de que en algunas noches se ve rondar a una dama vestida de negro caminando por sus calles, algunos creen que se trata de Agáta, quien todavía recorre las calles de la hermosa ciudad.

Hoy en día se conmemora a la primera bruja quemada en Bratislava, con una placa en su honor colocada por la Sociedad Eslovaca para el Patrimonio Cultural, “que es un espacio para rendir respeto a todas aquellas mujeres que fueron quemadas en la hoguera, a aquellas mujeres que sufrieron y tuvieron que ocultar su belleza, el conocimiento del poder de la naturaleza, la sabiduría femenina, que hicieron lo mejor que sabían y podían”.

Y como dicen algunos habitantes de esta noble ciudad “Como recuerdo para que los horrores causados por el fanatismo religioso nunca se vuelvan a repetir”.

Hoy en día Bratislava es una ciudad donde la luz de la tolerancia y la amabilidad es la característica principal de sus ciudadanos, de los cuales un 66% son católicos, 20% de otras religiones y un 14% no profesan ninguna religión, en donde los turistas de todo el mundo son bienvenidos a disfrutar de su deliciosa comida y sus bellos palacios.


05 octubre 2024

Constelaciones Familiares: Un timo basado en pseudociencias



Las denominadas "constelaciones familiares" son un enfoque “terapéutico” que ha ganado cierta popularidad en los últimos tiempos, especialmente en los círculos de “terapias alternativas”, pero carecen de toda seriedad.

Fueron inventadas por el teólogo alemán Bert Hellinger en los años 1990´s, y supuestamente eran para resolver conflictos emocionales y problemas interpersonales al explorar supuestos traumas o dinámicas familiares inconscientes a través de dramatizaciones grupales.

Sin embargo, han sido ampliamente criticadas y refutadas por expertos en psicología, psiquiatría y ciencias sociales por carecer de fundamento científico y ser un vil timo basado en pseudociencias.

Son una forma de terapia grupal en la que se invita a los participantes a representar miembros de su familia o aspectos de su vida emocional en un espacio físico como salones o consultorios. Durante las sesiones, un “facilitador” o “coach” guía a los participantes para "revelar" patrones o traumas familiares “ocultos”. La idea es que estas representaciones revelen dinámicas familiares presuntamente inconscientes que influyen en la vida actual de la persona, y al verlas y reconocerlas, se puedan resolver problemas emocionales, psicológicos e incluso físicos.

Pero seamos honestos y francos. No existe ninguna evidencia empírica sólida que respalde la efectividad de las constelaciones familiares. Las ideas en las que se basan, como la de que los problemas actuales son causados por traumas familiares no resueltos en generaciones pasadas, carecen de todo sustento en la investigación psicológica o psiquiátrica. Las constelaciones familiares no cumplen con los mínimos estándares de rigor metodológico, como estudios controlados aleatorizados, replicación de resultados o revisiones sistemáticas, que son necesarios para validar cualquier tratamiento psicológico real.

Además, utilizan conceptos muy vagos y ambiguos como "energía familiar", "campo morfogenético" o "conciencia del clan", términos que no tienen una definición real en la ciencia. Por si fuese poco, las “explicaciones” que ofrecen no son falsables, no pueden ser puestas a prueba para demostrar su veracidad o falsedad, y eso es un rasgo típico de toda charlatanería. Recordemos que una afirmación que no puede ser probada ni refutada carece de valor científico.

Para colmo, en ciertos casos, las constelaciones familiares han sido perjudiciales para los participantes, pues la dramatización de traumas o conflictos familiares en un entorno grupal puede resultar emocionalmente abrumadora, especialmente sin el acompañamiento de un auténtico profesional capacitado. Existen casos bien documentados donde esta práctica ha empeorado problemas emocionales, desencadenado crisis psicológicas, o incluso ha resultado en retraumatización.

Por si fuese poco, las constelaciones familiares a menudo se apoyan en creencias espirituales o metafísicas, como la idea de que el "alma familiar" o el "inconsciente colectivo" influye en la vida de los individuos. Estas creencias no se sustentan en pruebas científicas y suelen utilizarse para justificar las falsas "revelaciones" que ocurren durante las sesiones, lo que puede dar lugar a interpretaciones pseudo-místicas o esotéricas, alejadas totalmente de cualquier enfoque terapéutico basado en evidencia.

Los supuestos beneficios mencionados en las constelaciones familiares pueden explicarse plenamente por el efecto placebo y la sugestión mental. Las expectativas positivas, el contexto de grupo, y la influencia del facilitador pueden llevar a los participantes a sentir una mejoría temporal, que no es necesariamente un indicio de una solución real a sus problemas.

Es crucial que las personas busquen tratamientos basados en evidencia científica real y acudan a profesionales debidamente calificados cuando enfrentan problemas emocionales o psicológicos. La pseudociencia, aunque a veces revestida de terminología terapéutica, puede hacer mucho más daño que bien al perpetuar ideas erróneas y enfoques sin validez sobre la salud mental.

Ahí se las dejo de tarea.