En las redes sociales abundan muchas anécdotas falsas y relatos irreales de motivación, o más bien de promoción a alguna ideología o creencia. Toman a un personaje real y luego distorsionan una historia haciéndolo pasar como si esa persona hubiera dicho o hecho alguna cosa, en cierta medida, extraordinaria pero favorable a una ideología en particular.
Ahí es donde nos encontramos al ya famoso video de “El frío y la oscuridad no existen”, en donde el personaje principal es el científico alemán Albert Einstein, quien según narra el video, entra en un debate con un maestro que dice que dios no existe porque existe el mal, pero el niño (Einstein) le rebate diciendo que el mal no existe sino que es la ausencia de dios, así como el frio no existe, es la ausencia de calor o la oscuridad es la ausencia de luz.
Una idea muy ligera y vacía de la cual no se sabe realmente quien es el autor, pero Einstein no lo es, pues se sabe a ciencia cierta que el afamado científico era agnóstico o ateo, según la interpretación que se le quiera dar a sus palabras que hablan sobre lo divino o dios. Incluso rechazó sus rumores de que se había reconciliado con la “fe”, siendo que era todo lo contrario.
Pero muy seguramente su autor fue alguien muy “religioso” o “espiritual” que evidentemente no es lo equivalente a una persona honesta y decente, como la historia y la experiencia así nos lo ha enseñado. Quien se escuda en un dios para cometer sus actor o proferir palabras, es que carece de valores y virtudes propias. No es digno de confianza. Si se es bueno, honesto, justo y decente, debe ser por convicción propia, no porque se tema ser observado por una entidad divina o sobrenatural, eso es ser hipócrita.
En realidad, en el mundo real, el frío sí existe, es la ausencia de calor, la oscuridad sí existe, es real, es la ausencia de luz visible al ojo humano, aunque la oscuridad total a nivel científico no existe pues todo el universo es irradiado de alguna fuente de energía lumínica en alguna frecuencia, aunque el ojo humano no pueda percibirla.
Y aquí es donde viene lo más importante, el mal sí existe. Se puede analizar desde la perspectiva de la moral, la ética y la lógica, pero sí existe. Es la ausencia de valores y virtudes humanas, así de simple, es algo real, sus efectos y consecuencias son palpables y tangibles en la sociedad. No se combate con oraciones y rezos, solo se puede combatir con hechos, con acciones para corregirlo y prevenirlo. En algunos casos es necesario extirpar a los elementos que causan el mal en la sociedad, y aunque parezca drástico, la necesidad de ello se ha constatado en los resultados posteriores, reforzados por acciones de prevención.
Se dice que en los Estados Unidos de América uno de sus principales problemas son los psicópatas, esos enfermos mentales que disfrutan haciendo sufrir a los demás, pues han tenido una gran proliferación en ese país; pero aquí en México el principal problema pareciera ser los sociópatas, son aquellas personas que no respetan ni les interesa los derechos ni la dignidad de las demás personas, son solo objetos sin valor para ellos, a menos que les sirvan para sus intenciones y deseos, y si no les sirven simplemente los eliminan.
Como dijo el físico estadounidense Lawrence M. Krauss “La falta de entendimiento de algo no es evidencia de Dios, sino evidencia de una falta de entendimiento”; por otro lado el físico ruso Konstantín Tsiolkovski, fue el creador de la famosa frase de "La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia". Pero si quienes han buscado no han encontrado nada corroborable ni constatable, ¿qué nos dejan? ¿Evidencia de ausencia?
Si tus creencias e ideología chocan con la lógica y lo racional, no es que el mundo esté mal, es que tus ideas y creencias son las que están mal. No puede haber lógica sin razón, así como no puede haber sabiduría sin humildad. El sabio agradece cuando es corregido y se le enseña lo correcto, el necio de mente pobre se pone a ladrar.
Si quieres que el mundo mejore, estudia mucho y trabaja duro, se honesto y valiente si quieres llegar a ser una persona noble, y deja de perder tu tiempo y de hacer que los demás pierdan su tiempo contigo.