¿Por dónde comenzar? Pero hay que entenderlo, ellos se fueron porque dejamos e creer en ellos, sí, por eso se fueron, para nunca volver, más que en escurridizos pensamientos e ideas momentáneas que solo se mantienen mientras pensamos en ellos, pues al cambiar la página en el libro de la vida, simplemente desaparecen.
Muy en la antigüedad, mucho antes de que se humanizara demasiado a los dioses, el ser humano veneraba al Sol o al fuego, eran espíritus poderosos, dadores de luz, vida y esperanza, pero que luego con el avance del saber fueron relegados a lo que son, objetos inertes sin voluntad ni consciencia, pero aun así, sin tener vida, no están muertos, pues nunca han vivido, y para estar muerto primero se debe haber estado vivo, pero solo son objetos.
Posteriormente, el ser humano comenzó a humanizar todo aquello que no comprendía, así inventó muchos dioses, seres fantásticos y mitológicos, con los cuales intentó dar cierta cordura a los muy diversos fenómenos meteorológicos y astronómicos de los cuales era testigo pero que no comprendía bien, a menos que les diera una personalidad distintiva, como si de otros seres humanos se tratara.
Les dio virtudes y defectos, y hasta familias les dio. Elfos, hadas, duendes y gnomos de todo creó con tal de explicar aquello que no comprendía en su momento, pero que se presentaba ante ellos de manera insólita e inexplicable para esos tiempos.
Con el tiempo supimos que las tormentas no son la furia de los dioses, no los huracanes son titanes que vienen a castigar a la humanidad por algún pecado cometido contra la divinidad, ni los maremotos eran algo traído de lo sobrenatural para aterrorizar al ser humano. No, todo era natural, formaba parte de los ciclos y procesos de la naturaleza, algo que nos tardamos muchos siglos en comprender.
Con el avance de la ciencia y la tecnología, se dejó de creer en la magia y la hechicería, aunque algunos insisten en seguir creyendo en ella, aunque ya se haya descubierto prácticamente todos sus trucos e ilusiones. Pero a final de cuentas, los magos se fueron. Se dejó de creer en duendes, hadas y elfos, y ellos también se fueron, o tal vez es que en realidad nunca estuvieron ahí donde algunos creían que estaban. Y sí, solo lo creían, o así lo entendían sus mentes limitadas por el pobre entender que tenían del mundo real y sus fenómenos.
Por cada paso que avanza la ciencia y a tecnología, las creencias y las supersticiones retroceden otro pasos más, y siempre ha sido así, aunque los promotores y divulgadores de creencias y mitos, en varios momentos de la historia, e incluso hoy en día, de alguna u otra manera han intentado limitar el avance del conocimiento, y ponerlo por debajo de las creencias en lo irreal.
Algunos de esos personajes carnavalescos incluso dicen “abran su mente al despertar de conciencia cósmica de las dimensiones”, pero ni siquiera tienen la menor idea de lo que dicen, pues el despertar de consciencia es abrazar al conocimiento palpable y tangible, extraído por medio del análisis inquisitivo del mundo real que es netamente dimensionable en todo el universo.
Es curioso ver como en este siglo XXI, el siglo del avance científico y tecnológico, algunos prefieran abrazar una mentira, a reconocer que están en el error y reconocer lo que es real, y que puede ser corroborado de forma libre y abierta por todos nosotros. El que defiende una mentira siempre será esclavo de ella, y caerá al igual que ella, cuando choque con la cruda realidad.
No es raro ver como la sociedad se ha alejado de lo espiritual, no por falta de virtudes o valores en la sociedad, sino porque muchos de sus representantes no son dignos de confianza ni de respeto, pues no se puede respetar lo que deshumaniza y que cosifica a las personas para sus arrebatos de locura. Ahí les encargo eso.
Ahora hay quienes buscan lo místico y divino en los extraterrestres, aunque parezca ilógico e irracional, sí hay gente así. Y sí, es ilógico e irracional, pues si existieran en alguna parte del universo, no serían más que simples entidades biológicas, que nacen, se reproducen y mueren como cualquier otra. La biología de millones de criaturas así lo confirma, no hay alguna evidencia o prueba que indique lo contrario, eso sería engañarnos creyendo en algo distinto.
Pero también, cada día la gente cree menos en extraterrestres superiores y avanzados, o en seres astrales o cósmicos que podrían salvarnos, el saber le quita más espacio a la creencia. La ciencia no necesita para nada de la religión, ya basta de esa mentira. Si dicen que la verdad los hará libres, pues esa es la realidad, constatable por todos.
Aunque posiblemente, esos seres que tanto necesitan que crean en ellos para poder subsistir, simplemente se fueron, por eso nadie los encuentra, porque dejamos de creer en ellos, o simplemente porque nunca estuvieron ahí. Ahí se los dejo de tarea.
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