16 noviembre 2025

El grito global de la Generación Z


La auténtica Generación Z, los nacidos a principios del siglo XXI, no es una simple extensión de las anteriores, es una fuerza transformadora con una identidad política y social distintiva, tejida en la propia tela del globalismo digital y la conciencia ecológica.

Lejos de la apatía que a menudo se les atribuye, están profundamente involucrados, pero su arena de acción y sus valores han redefinido el compromiso. Para la “Gen Z”, la idea de fronteras se diluye ante la realidad de crisis que no conocen pasaportes. Por eso apoyan causas de defensa y rescate a favor de Palestina y Ucrania. Son intrínsecamente globalistas.

El cambio climático, la inequidad económica y la amenaza a la democracia son problemas interconectados que exigen una solución global. Su educación en línea, consumiendo noticias y cultura de todos los rincones del planeta, les ha otorgado una perspectiva integral donde la aldea global es la única realidad.

Esta visión global se fusiona con un ecologismo urgente e innegociable. No ven la sustentabilidad como una opción de estilo de vida, sino como una imperativa de supervivencia. Han crecido viendo los efectos tangibles del cambio climático y la contaminación industrial, lo que impulsa su activismo y su escepticismo hacia las estructuras económicas y políticas heredadas que priorizaron la ganancia a corto plazo sobre la salud del planeta. Heredarán un mundo en crisis, y lo saben. Por eso, su activismo no es un pasatiempo; es una auténtica misión de rescate.

La Generación Z se erige como un frente anti-conservador por excelencia. La diversidad no es un concepto que tengan que “tolerar”, sino una realidad que celebran y exigen que se refleje en la sociedad y en todas las instituciones. Ellos no se ponen de rodillas ante nada, por eso chocan con tiranos y dictadores, ellos quieren un auténtico desarrollo personal para todos.  

Esto se traduce en un firme apoyo a las causas que sus generaciones anteriores aún debaten con fervor, como el apoyo incondicional a la libertad de abortar de las mujeres, que es visto como una extensión básica de la autonomía corporal y un derecho humano fundamental, no como un debate moral polarizado.

También apoyan el matrimonio igualitario y la protección de las identidades de género diversas son pilares de su visión de la justicia social. No hay cabida para la discriminación basada en la orientación o identidad.

Por si fuese poco, están a favor de la autonomía al final de la vida. La eutanasia y el derecho a una muerte digna son parte de su defensa de la libertad individual absoluta, y el total control personal sobre la propia existencia.

Esta postura progresista se cristaliza en un rechazo total al fascismo y a cualquier forma de autoritarismo, chocan con las ideologías de la ultraderecha contrarias a un humanismo puro y duro. No son nacionalistas, todo lo contrario, ellos son globales.

Habiendo atestiguado el resurgimiento de la derecha radical en múltiples democracias occidentales, entienden que el avance de los derechos humanos requiere una defensa activa contra las ideologías y dogmas que buscan limitar las libertades. Su activismo, a menudo canalizado a través de las redes sociales y luego llevado a la calle, es una declaración de guerra cultural contra el odio y la intolerancia.

La Generación Z es la primera en madurar en un entorno donde la información y el activismo son instantáneos y virales. Esta conectividad les permite forjar alianzas transnacionales y movilizarse a una velocidad sin precedentes. No están esperando pacientemente a que se les entregue el bastón de mando; están tomando la iniciativa, obligando las conversaciones, desmantelando y cuestionando profundamente, los sistemas que consideran obsoletos e injustos.

El mundo que heredarán está marcado por la inestabilidad climática, la desigualdad rampante y las amenazas a la “democracia imperialista”. Ellos lo saben, y por eso su compromiso con el globalismo, el ecologismo y los derechos humanos no es teórico, es la estrategia de supervivencia para un futuro que ya están viviendo. La Gen Z no solo sueña con un mundo mejor; está activamente comprometido a construirlo desde ahora.

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13 noviembre 2025

El ascenso del ateísmo: Un cambio global


En un mundo donde la fe religiosa ha dominado durante milenios, un fenómeno sutil pero persistente está transformando el panorama espiritual: El aumento de los no creyentes. Aunque las “cifras oficiales” hablan de apenas un 19% de la población mundial, algunos analistas sugieren que en realidad esta población podría ser de hasta el 40% de la humanidad, pero ocultándose por miedo a represalias en naciones cristianas e islámicas.

Según algunas encuestas globales hay un crecimiento muy notable en Occidente de los no creyentes. Esto es un signo de madurez intelectual que merece ser abrazado sin prejuicios. Países antiguamente conservadores como China, Japón, República Checa, Albania, Estonia, Suecia, Holanda, Francia, España, Italia y México, ahora los no creyentes son una muy notable parte de la sociedad, y en varios países ya son la mayoría.

Los números hablan de un cambio innegable, aunque no tan drástico como las estimaciones más optimistas. De acuerdo con el Pew Research Center, en 2010, los "no afiliados", que incluyen ateos, agnósticos y aquellos sin religión específica, constituían aproximadamente el 16% de la población global, o unos 1,100 millones de personas. Para 2050, se proyecta que este grupo crezca en a más de 1,200 millones. En regiones como Asia-Pacífico, donde reside el 76% de los ateos y no religiosos globales, el fenómeno es más pronunciado.

En Occidente, el ascenso es más evidente y acelerado. Países como En Estados Unidos, por ejemplo, los ateos, agnósticos y no afiliados han pasado del 22% en 2008 al 36% en 2021. En el Reino Unido, un estudio reciente indica que los ateos superan a los teístas por primera vez, representando más del 50% de la población. Europa Occidental y Norteamérica muestran descensos en la religiosidad, con países como Suecia (hasta 85% de ateos/agnósticos en algunas estimaciones) y Japón (65%) liderando. Este crecimiento se atribuye a factores como el acceso a la educación, el avance científico y la exposición a perspectivas diversas, que diluyen el dominio de visiones religiosas tradicionales.  

Como dato curioso, la “Generación Z”, muestra una evidente aceptación al ateísmo, pero con un aumento en lo "espiritual pero no religioso". La ideología progresista y de mente abierta predominante en este movimiento, ha brindado un panorama más amigable al pensamiento no religioso.  

En muchos países, el ateísmo conlleva estigma social, discriminación e incluso peligro mortal. En naciones islámicas como Afganistán, Irán, Maldivas, Mauritania, Pakistán, Arabia Saudita y Sudán, expresar ateísmo o apostasía puede resultar en la pena de muerte.

Más de 70 países criminalizan la blasfemia, que a menudo incluye el ateísmo, con castigos que van desde multas hasta ejecuciones. En Arabia Saudita, los ateos son etiquetados como "terroristas" por decreto real. Incluso en contextos cristianos, como en partes conservadoras de África, América Latina o el sur de Estados Unidos, los ateos enfrentan ostracismo familiar, acoso laboral y prejuicios que los ven como "herejes" o “blasfemos”. Incluso en países como España y México, existen grupos religiosos de odio que se dedican a atacar y hostigar las expresiones públicas o en redes de laicismo y ateísmo.  

Un estudio global revela que el sesgo contra ateos es más fuerte en países religiosos como Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos e India, donde se les percibe como “no confiables”. Esto lleva a que muchos ateos se oculten, respondiendo encuestas con respuestas ambiguas o participando en prácticas religiosas por presión social.

La idea de que los no creyentes podrían ser el 40% de la población mundial (mencionada en debates informales y redes sociales) podría ser más una oculta realidad que un mito. El subregistro en entornos represivos sugiere que la cifra real de no creyentes podría ser mucho mayor de lo reportado de forma oficial. En Túnez, por ejemplo, ateos enfrentan prisión por publicaciones en redes sociales, y en Líbano, figuras públicas los ridiculizan abiertamente. Esta ocultación no solo distorsiona las estadísticas, sino que perpetúa un ciclo de aislamiento y ansiedad mental para los no creyentes.

Desde una perspectiva humanista, este claro ascenso del ateísmo no es una amenaza, sino un testimonio de progreso humano. Representa la liberación de dogmas impuestos, fomentando sociedades basadas en razón, ética secular y derechos universales. Países con altos niveles de ateísmo, como Chequia, Suecia o Nueva Zelanda, destacan en índices de felicidad, igualdad y baja criminalidad, desmintiendo el mito de que la moral depende de la religión. Sin embargo, el miedo en naciones cristianas e islámicas revela una hipocresía; pues religiones que predican amor y tolerancia a menudo responden con evidente hostilidad. Es hora de que el mundo promueva la libertad de creencia, o no creencia, como un pilar de la democracia. Solo entonces, los ateos podrán salir de las sombras, enriqueciendo el diálogo global con perspectivas racionales y humanistas.

En última instancia, el ateísmo no es el fin de la espiritualidad, sino su evolución. Mientras el mundo se seculariza, recordemos que la verdadera fe, ya sea en un dios o en la humanidad, florece en la libertad, no bajo las cadenas del odio y del temor.

Si tienes que defender a tu dios con odio y mentiras, significa que en realidad no es un dios, es una mentira.

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09 noviembre 2025

El Budo para el mundo moderno



En la vorágine del siglo XXI, donde la inmediatez y el individualismo parecen ser las brújulas que guían la vida, la búsqueda de un propósito y de una ética sólida se torna una tarea cada vez más urgente.

En este escenario, debemos de cuestionar los dogmas y las narrativas dominantes para encontrar sabiduría en otras fuentes más firmes. Una de ellas, es la filosofía del Budo, el "camino marcial" nacida en Japón, que lejos de ser un mero conjunto de técnicas de combate, se revela como un manual de vida para forjar individuos íntegros y, por ende, una sociedad más sana.

Para algunos el Budo tiene esa imagen de samuráis, ninjas y disciplinas místicas, que podría parecer una reliquia de un pasado feudal, irrelevante para nuestros tiempos. Sin embargo, sus principios fundamentales son precisamente los antídotos que necesitamos para contrarrestar muchos de los males de nuestros tiempos.

El Budo nos enseña que el verdadero adversario no está fuera, sino dentro de nosotros mismos. La lucha no es contra un oponente físico, sino contra nuestros propios miedos, nuestros defectos, inseguridades y debilidades.

En un mundo donde la gratificación instantánea y la evasión del dolor son la norma, el Budo nos recuerda que el crecimiento personal se logra a través de la disciplina del esfuerzo sostenido, de la superación de obstáculos y de la confrontación honesta con nuestras propias limitaciones. Al dominar nuestros defectos, ganamos el poder para actuar con más libertad y sabiduría.

La práctica del Budo nos sumerge en un camino de respeto mutuo. Desde el saludo inicial hasta el final de una reunión, o entrenamiento, cada gesto está impregnado de una profunda consideración por el otro. En un mundo donde la cortesía se ha vuelto un lujo y la empatía una rareza, el Budo nos obliga a reconocer la humanidad en nuestros compañeros, no verlos como rivales, sino como socios en un camino de aprendizaje mutuo. Este respeto, cultivado en muchos Dojos, se extiende naturalmente a la vida cotidiana, fomentando relaciones más sanas y una convivencia más armoniosa.

Además, el Budo nos enseña el valor de la humildad. No importa que tan “avanzado” sea uno, siempre hay algo nuevo que aprender. La arrogancia y el ego son los principales obstáculos en el camino del perfeccionamiento. Al aceptar que siempre seremos estudiantes, el Budo nos abre a la posibilidad de un crecimiento continuo, nos libera de la “necesidad de tener la razón”, y nos hace más receptivos a las ideas de los demás. Esta humildad es un pilar fundamental para la construcción de una sociedad plural y dialogante.

Finalmente, nos inculca la perseverancia, el arte de levantarse una y otra vez después de cada caída. En un mundo que a menudo nos presiona a rendirnos, a buscar el camino fácil, el Budo nos recuerda que la verdadera fuerza no reside en no caer, sino en la capacidad de seguir adelante a pesar de las adversidades. Esta resistencia es vital para enfrentar los desafíos de la vida moderna, ya sean profesionales, personales o sociales.

La filosofía del Budo, vista a través de la lente del pensamiento crítico, no es un mero pasatiempo o un conjunto de técnicas de lucha. Es un sistema ético y moral que nos ofrece herramientas concretas para ser mejores personas. Al cultivar el respeto, la disciplina, la humildad y la perseverancia, no solo mejoramos nuestras propias vidas, sino que también contribuimos a la construcción de una sociedad más justa, empática y capaz de adaptarse y recuperarse frente a la adversidad.

El “camino del samurái”, lejos de ser un eco del pasado, puede ser la senda que nos guíe hacia un futuro más prometedor.

PD: Ponte a entrenar.

¡Oss!

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08 noviembre 2025

El Congreso es templo de la Ley, no es para la fe



Un recinto legislativo, como la Cámara de Diputados o en el Senado de la República, que conforman el Congreso de la Unión, son el corazón de la soberanía popular, es el espacio donde se debaten, negocian y aprueban las leyes que rigen la vida de toda la nación mexicana.

Por su intrínseca naturaleza, el Congreso es un lugar para el diálogo lógico y racional, la argumentación jurídica y el consenso político. No debe ser insultado utilizando la tribuna para el proselitismo o la predicación religiosa. A los legisladores se les paga para legislar, no para predicar.

La historia de México se cimienta en una lucha constante por la separación entre el Estado y la iglesia. Este principio de laicidad, consagrado en nuestra Constitución, no es un ataque a la fe personal, sino el garante fundamental de la pluralidad y la igualdad. La laicidad asegura que las leyes se basen en el interés general, la evidencia social y el bien común, y no en “dogmas de fe” que solo representan a una parte de la población.

Cuando un legislador utiliza su posición o la tribuna para citar pasajes bíblicos como “argumento legal”, o para invocar a una deidad en el ejercicio de su función pública, cruza una peligrosa línea roja. Esta acción no solo es una falta de respeto al orden constitucional, sino que implica un peligroso intento de imponer una “moral” sesgada y tendenciosa a un colectivo diverso.

El Congreso es para Legislar, el trabajo de un representante es crear marcos jurídicos, aprobar presupuestos, fiscalizar al Ejecutivo y representar a sus electores. Estas tareas exigen rigor técnico, conocimiento de la realidad social y compromiso con la justicia terrenal.

La religión es del ámbito privado, la fe es un derecho humano inalienable y una fuente de consuelo y “guía moral” para millones de mexicanos, aunque su ética sea dudosa. Su lugar legítimo y natural está en el hogar, en la conciencia individual y en los templos. Es allí donde su práctica y difusión son libres y respetadas.

México es un mosaico de creencias, y también de personas sin ninguna afiliación religiosa. Permitir que la religión impregne el debate legislativo socava el principio de inclusión y pone en desventaja a aquellos que no comparten la fe dominante. Las decisiones de Estado, como el matrimonio, la salud pública o la educación, deben ser seculares para ser verdaderamente universales.

La obligación de nuestros senadores y diputados muy grande, no solo deben cumplir con la ley, sino también ser ejemplo de su respeto. La laicidad no es una opción; es un mandato constitucional y una premisa democrática innegociable. Y si a eso vamos, recordemos que la religión no es democracia, es imposición. Seamos honestos y francos, la libertad religiosa y de expresión tienen límites, y se tienen que limitar en ese sitio, pues no es lugar para eso.  

El mensaje debe ser claro y contundente, los legisladores son representantes del pueblo, no pastores ni sacerdotes. Dejemos que la ley hable con la voz de la razón; y que la fe “ilumine”, si así lo deciden, la vida privada de cada ciudadano, fuera del Congreso de la Unión. El futuro de la legislación mexicana depende de que mantengamos, inquebrantable, esta fundamental separación.

Nadie tiene porque respetar tus creencias si haces mal uso de ellas.

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21 octubre 2025

Goju Ryu Karate Do: Mucho más que un Arte Marcial


En un mundo cada vez más acelerado y estresante, la búsqueda de actividades que promuevan el bienestar integral se ha convertido en una prioridad. El Goju Ryu Karate Do, un arte marcial de origen okinawense, se presenta como una opción excepcional, ofreciendo una combinación de beneficios físicos, mentales y prácticos que van mucho más allá del simple aprendizaje de técnicas de combate.

La práctica regular del Goju Ryu es un ejercicio completo que fortalece el cuerpo y agudiza la mente. Físicamente, los practicantes, de cualquier edad, experimentan una mejora significativa en la resistencia cardiovascular, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación de movimientos.

En las katas, que son secuencias de movimientos en combate, se trabaja la fuerza muscular de manera integral, desde las piernas hasta el tronco y los brazos. Además, los ejercicios de respiración controlada, un pilar fundamental del Goju Ryu, contribuyen a una mayor capacidad pulmonar y a un manejo efectivo del estrés.

Pero los beneficios no se detienen en lo físico. A nivel mental, el Goju Ryu fomenta la disciplina, la concentración y la perseverancia. La repetición de técnicas y la memorización de las katas requieren de un enfoque mental que ayuda a calmar la mente y a desarrollar una mayor claridad de pensamiento.

Además uno aprende la importancia del respeto por el Dojo, los compañeros y los maestros, se inculca valores como la humildad y el autocontrol, fundamentales para una convivencia armónica. A través del entrenamiento constante los practicantes cultivan la autoconfianza y al mismo tiempo su entereza mental.

El Goju Ryu no solo es una disciplina para el desarrollo personal, sino también un sistema de combate altamente efectivo. Su filosofía, "Goju" (duro y suave), se refleja en la aplicación de sus técnicas. Los practicantes aprenden a combinar la fuerza de los golpes directos, con patadas y bloqueos circulares, desarrollando su fluidez y el control de sus técnicas.

Esta versatilidad lo convierte en una excelente opción para el combate deportivo, ya sea en modalidades por puntos, donde la precisión y la velocidad son clave, o incluso en encuentros de full contact, donde la resistencia y la contundencia son determinantes.

Sin embargo, algo que caracteriza al Goju Ryu es su aplicación para la defensa personal. Por eso algunos lo conocen como el “karate rudo”. Sus técnicas de combate a corta distancia, con golpes cortos, luxaciones y proyecciones, están diseñadas para ser prácticas y eficientes en situaciones reales. A diferencia de otros estilos más espectaculares, el Goju Ryu enfatiza la economía de movimientos y la respuesta rápida ante una agresión.

El entrenamiento constante de la aplicación de las katas, el bunkai, enseña a los practicantes a reaccionar de forma instintiva y controlada, utilizando la fuerza del atacante en su contra. El objetivo no es precisamente lastimar, sino neutralizar la amenaza para poder escapar de forma segura.

En definitiva, el Goju Ryu Karate Do es mucho más que una simple disciplina física; es un camino de crecimiento personal que fortalece el cuerpo, agudiza la mente y proporciona herramientas valiosas para la vida.

Ya sea que se busque mejorar la salud, encontrar un escape del estrés diario, o adquirir habilidades de autodefensa, este legendario arte marcial ofrece una senda de superación y bienestar para personas de todas las edades y condiciones. La combinación de tradición, disciplina y practicidad lo convierte en una inversión invaluable en uno mismo.

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15 octubre 2025

La doble moral pro-vida

 


Si eres pro-vida, peo estas a favor de las armas de fuego, a favor de las corridas de toros, a favor de la caza de animales, y a favor de la pena de muerte, en realidad es que tienes doble moral.

¿Puede una persona ser verdaderamente pro-vida si su ética no abarca una resistencia consistente a la violencia y la muerte, incluso cuando no son directamente humanas? La respuesta es no.

El debate sobre el valor de la vida es uno de los más fundamentales y complejos de nuestra sociedad. Para quienes se auto-nombran como “pro-vida”, la postura central es la defensa de la vida humana “desde la concepción”, aunque hoy se sabe que eso de desde la concepción no es más es un falso mito. Sin embargo, cuando esta convicción se yuxtapone con el apoyo a ciertas políticas y prácticas “divertidas” violentas y letales, surge una duda razonable: ¿Los “pro-vida” apoyan la muerte de otros? 

Analicemos el panorama. Un individuo puede “argumentar” fervorosamente por la protección del feto, pero al mismo tiempo ser un defensor acérrimo de la portación irrestricta de armas de fuego. El apoyo a la proliferación de instrumentos diseñados fundamentalmente para matar contradice la premisa de que toda vida es sagrada. Las armas, por su naturaleza funcional, incrementan el riesgo de homicidios, accidentes fatales y suicidios, sembrando la muerte en el tejido social. La defensa de la vida, parecería, debería incluir la militancia contra aquello que facilita su fin violento.

La contradicción se agudiza al examinar el apoyo a la pena de muerte. Si la postura pro-vida se basa en el principio innegociable de que el Estado no tiene derecho a quitar una vida, esta debe aplicarse a todos, sin excepción, incluso a aquellos condenados por crímenes atroces. La vida no puede ser "sagrada" al inicio de su existencia y "prescindible" al final por una decisión judicial.

Pero la incoherencia no se detiene en lo humano. El “pro-vida” que simultáneamente apoya prácticas como la caza deportiva o las corridas de toros extiende su inconsistencia al reino animal. Si bien la defensa de la vida en el movimiento pro-vida se enfoca primariamente en lo humano, la justificación de infligir dolor y muerte por entretenimiento o “deporte” en las corridas de toros, o por simple ocio, como en la caza, socava la sensibilidad ética que se espera de alguien que pone el valor de la vida en el centro de su filosofía.

Se establece una “jerarquía” de valor donde el sufrimiento de un ser vivo, en este caso un animal que es trivializado, lo cual desdibuja la supuesta sensibilidad ante el acto de matar. Su defensa irracional de los fetos se derrumba.

La respuesta común de ellos es que la “vida humana” posee una dignidad y un valor intrínseco superior, distinto al animal. Desde esta perspectiva, sus posturas son inconsistentes, pues defienden la “vida humana” en el vientre materno, pero se aceptan la muerte de animales o de personas adultas por consideraciones prácticas, divertidas o punitivas.

Reducen la bandera pro-vida a una preocupación singular y específica, despojándola de la ética más amplia que debería implicar. Una ética verdaderamente “pro-vida” no debería ser selectiva; debería manifestar una resistencia profunda y consistente contra la violencia y la muerte evitable en todas sus formas.

Cuando un individuo se define como pro-vida mientras abraza políticas y prácticas que promueven la matanza, como los pro-armas y los pro-pena de muerte, y que celebran la crueldad y el sufrimiento animal, con la caza y la tauromaquia, lo que realmente revela es una moral a la carta. La "vida" que defienden no es la vida en un sentido integral, sino una etapa específica y un tipo de “vida” que encaja en su marco ideológico.

Una ética coherente exige que la defensa de la vida sea una filosofía unificadora, un compromiso que se oponga a las formas de matar, sea en el quirófano, en la calle con un arma, en el ruedo, o en la cámara de ejecución. De lo contrario, el lema “pro-vida” se convierte en un simple eslogan político, teñido de una innegable doble moral. Por todo eso, sabemos que la ideología pro-vida sólo es una patraña (Invención urdida con propósito de engañar).

Ahí se las dejo de tarea.

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10 octubre 2025

La realidad del 3I/ATLAS

El reconocido divulgador científico Pablo Lonie Pacheco, de la Sociedad Astronómica de Monterrey, impartió una interesante conferencia sobre la más reciente información sobre el cometa interestelar 3I/ATLAS que se tiene hasta este momento, descubriendo todos los aparentes secretos y misterios que le rodean. El divulgador científico hablo en exclusiva con nosotros.

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08 octubre 2025

Lo correcto es protestar contra el genocidio en Palestina


En un mundo conectado por los medios de comunicación y las cadenas de suministro globales, los conflictos lejanos ya no son solo "problemas de otros".

El conflicto en Gaza, calificado tanto por expertos y especialistas como un genocidio contra el pueblo palestino, ha desatado olas de protestas en todo el planeta. Desde protestas masivas en ciudades como Nueva York, Londres y Sídney, hasta manifestaciones de universitarios en Europa y América Latina. Cientos de miles de personas han salido a las calles para exigir un alto al fuego y el fin de las hostilidades.

Pero, ¿por qué alguien en México, España o Argentina debería unirse a estas protestas si “no tiene lazos directos” con Palestina? La respuesta radica en principios universales de humanidad, justicia y prevención de atrocidades que trascienden fronteras. Por si fuese poco, recordemos que en Nuevo León, desde hace más de 40 años, tenemos una gran comunidad de familias descendientes de palestinos.

A pesar de las controversias y las “críticas” de “influencers” que tachan estas acciones de sesgadas o incluso antisemitas, protestar no solo es un derecho, sino una obligación moral en un sistema global y democrático.

Los derechos humanos no conocen límites geográficos, la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de la ONU, adoptada en 1948, establece que actos como el asesinato masivo, la destrucción de infraestructuras vitales y el bloqueo de ayuda humanitaria constituyen crímenes que la comunidad internacional debe condenar, prevenir y castigar.

En Gaza, muchos informes de distintas organizaciones, como Amnistía Internacional, han documentado cómo el ejército de Israel ha cometido genocidio, con evidencias de bombardeos indiscriminados que han destruido universidades, hospitales y hogares enteros. El Relator Especial de la ONU ha advertido sobre violaciones sistemáticas de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado, incluyendo el riesgo de genocidio, y ha llamado a la acción global para protestar por estas atrocidades.

El conflicto en Palestina tiene repercusiones geopolíticas y económicas que afectan a todos. La región del Medio Oriente es un nudo crítico en el comercio global de energía, y las tensiones allí impactan en los precios del petróleo, la inflación y la estabilidad económica mundial.

Más allá de lo material, el genocidio en Gaza expone las hipocresías del orden internacional. Los gobiernos occidentales que condenan violaciones en otros contextos permanecen en silencio o apoyan a Israel con armas y fondos, lo que erosiona la credibilidad de instituciones como la ONU y la Corte Internacional de Justicia.

Las protestas globales, como las que han reunido a miles de personas exigiendo ayuda humanitaria, no solo presionan a gobiernos para cambiar políticas, sino que también fomentan un movimiento masivo contra la impunidad. Aunque algunos argumentan que las manifestaciones no cambian nada o que distraen de problemas locales, la historia demuestra lo contrario, por ejemplo, las protestas contra el apartheid en Sudáfrica o la guerra de Vietnam.

Pero hay una dimensión moral y ética muy especial en este tema. En un era de redes sociales, ignorar el sufrimiento ajeno es una elección activa. Las protestas estudiantiles que se han expandido globalmente, no solo condenan la destrucción de la infraestructura educativa en Gaza, sino que también desafían narrativas que reducen el conflicto a un "asunto regional".

Seamos honestos, la mayoría de los manifestantes distinguen perfectamente entre criticar políticas gubernamentales y atacar a un pueblo entero. Protestar es una forma de solidaridad que trasciende identidades. El movimiento global contra el genocidio nos ha enseñado a combatir la desinformación y las narrativas dañinas, pues es una responsabilidad colectiva. En palabras de expertos de la ONU, habilitar defensores de derechos humanos y protestas pacíficas es esencial para prevenir crímenes como el genocidio o el apartheid.

No protestar equivale a normalizar la violencia. Dos años de bombardeos en Gaza han generado una indignación global que trasciende fronteras, con acusaciones de genocidio rechazadas por Israel pero respaldadas por evidencias acumuladas.

Como ciudadanos del mundo, nuestra apatía permite que se repitan ciclos de opresión. Unirse a las protestas, incluso desde lejos, no solo honra a las víctimas, sino que construye un futuro donde la justicia sea verdaderamente universal. Es hora de actuar.

El silencio no es neutralidad, es complicidad.

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04 octubre 2025

La tiranía de los incultos


Estamos siendo testigos de una de las paradojas más peligrosas de estos tiempos: El empoderamiento de los incultos. Cuando la incompetencia intelectual se vuelve el dogma sagrado a seguir y amenaza la libertad y la democracia mundial.

Las redes sociales, concebidas como plataformas para democratizar la información y el debate, se han convertido en un megáfono desproporcionado para una minoría ruidosa, autoproclamada como experta, que se parapeta tras una ignorancia militante. El problema no es la existencia de personas con creencias irracionales, siempre han existido.

La crisis actual radica en que estos grupos, que engloban desde los antivacunas que desprecian la ciencia médica, los terraplanistas que niegan siglos de física y astronomía, los anti-cambio climático que niegan cientos de estudios científicos verificados, pasando por conservadores de ultraderecha y racistas que buscan revivir dogmas excluyentes, y los fanáticos religiosos que desean imponer sus creencias por encima de los derechos humanos, han logrado alcanzar una visibilidad e influencia desmedida. Pero su incompetencia intelectual, lejos de ser un obstáculo, se ha transformado en su principal arma política.

El fenómeno del inculto empoderado se basa en una soberbia desmedida sustentada en una confianza desproporcionada en sus propias capacidades a pesar de su escaso conocimiento, conocido en psicología como el efecto Dunning-Kruger. Cuando estas personas se lanzan a las redes, su objetivo no es debatir o aprender, es imponer su ideología y destruir el consenso basado en hechos.

Se niegan a aceptar la evidencia científica, el rigor académico o la experiencia profesional, tildando a los auténticos expertos de "élites" o "conspiraciones". Para ellos, la opinión de un “influencer” en un video de YouTube tiene el mismo peso que décadas de investigación.

Grupos radicales como los “pro-vida” no solo expresan una evidente postura de doble “moral”, sino que buscan activamente coartar los derechos reproductivos y la autonomía corporal de millones de mujeres; para colmo, la mayoría de esos “pro-vida” son pro-armas de fuego porque les gusta el poder matar a otros seres vivos.

Los racistas y ultraconservadores, por su parte, promueven narrativas que socavan los derechos de las minorías, la igualdad de género y la libertad de expresión. Hoy Estados Unidos, Rusia e Israel son claros ejemplos de esta hipocresía ideológica. 

Todos ellos utilizan la libertad que ofrece la democracia y el entorno digital para promover ideologías que, de triunfar, la anularían, imponiendo un modelo de vida restrictivo, homogéneo y basado en la intolerancia. Incluso hay grupos de “abogados religiosos” que se encargan de hostigar a otros si sus creencias son contrariadas por obras de arte, algo que va en contra de las libertades y derechos humanos, pues las personas merecen respeto, pero las creencias no, pues no se puede ofender lo que no existe, y sus creencias sólo son cosas imaginarias. 

La repercusión de esta militancia en línea ya ha trascendido lo virtual. Hemos visto cómo la desinformación antivacunas ha puesto en riesgo la salud pública global, cómo las teorías conspirativas han polarizado elecciones y cómo la retórica de odio ha envalentonado a grupos extremistas radicales. Incluso hemos visto como subnormales festejan y celebran masacres cometidas por dictadores contra personas que luchaban por los derechos y libertades.

Las redes actúan como una caja de resonancia que amplifica el mensaje más emocional, simple y polarizador, a veces superando la difusión del mensaje integral y verificado. Este ecosistema de los necios incultos premia la certidumbre dogmática, y ataca a la duda razonable, alimentando una cultura donde el fanatismo se confunde con la “firmeza de principios”, como los “pro-familia tradicional” que todo su discurso lo basan en charlatanería contraria a la realidad verificable y a los derechos humanos.

Es crucial que la sociedad, las instituciones educativas y los medios de comunicación tomen una postura firme. No se trata de censurar la opinión de los ignorantes y charlatanes, sino de ponerlos en su lugar y defender la verdad basada en hechos verificables, defender la razón y los derechos humanos frente a una ola de ideologías que quieren confundir la fe ciega con el conocimiento, y que buscan activamente desmantelar las bases de una sociedad plural, laica y libre.

La democracia y el progreso social dependen de la capacidad de sus ciudadanos para distinguir entre un hecho verificado y una posverdad bien mercadeada. Es responsabilidad de los periodistas y de todos los comunicadores dejar de permitir que esa charlatanería siga avanzando en los medios de comunicación, porque terminará infectando las políticas y leyes del mundo.

Es hora de dejar de tolerar la tiranía de la ignorancia.

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27 septiembre 2025

Praga, la más bella


La ciudad de Praga, la capital de Chequia, cautiva a sus visitantes desde el primer momento. Conocida como "la ciudad de las cien torres" o "el corazón de Europa", es un museo viviente lleno de arte y cultura, donde cada calle, cada edificio y cada puente cuentan una historia.

Un paseo por el barrio antiguo es una experiencia inigualable. Cruzar por primera vez por la antigua Torre de la Pólvora (Prašná brána), junto a su Casa Municipal (Obecní dům), es un momento inolvidable. Llegar a la plaza de la Ciudad Vieja (Staré Město), en el corazón de la ciudad, es presenciar un auténtico poema épico de arquitectura.

En la plaza la Ciudad Vieja se encuentra su bello Reloj Astronómico, una obra maestra de la ingeniería medieval, que atrae a cientos de turistas de todo el mundo para presenciar el desfile de sus figuras cada hora. Al rededor se alzan imponentes edificios góticos, renacentistas y barrocos, como la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, cuya silueta se ha convertido en un símbolo de la ciudad.

El imponente Puente de Carlos (Karlův most), otro de los iconos de la ciudad, une el casco antiguo con el barrio de Malá Strana (Ciudad pequeña), conocido por sus hermosas casas antiguas. Este puente peatonal, adornado con 30 estatuas barrocas, ofrece unas vistas panorámicas del río Moldava y de la ciudad que son simplemente espectaculares. Al cruzarlo, realmente se siente la magia de Praga en cada paso.


El Castillo de Praga (Pražský hrad), una bella fortaleza dentro de un complejo arquitectónico que alberga palacios, iglesias, jardines y el impresionante Callejón del Oro. En su interior se encuentra la majestuosa Catedral de San Vito, una de las joyas del gótico, cuyas vidrieras y detalles arquitectónicos dejan sin aliento a cualquiera.

Es una ciudad totalmente cosmopolita, pues no tienes que saber hablar checo para ser atendido en sus negocios, ya que te pueden atender en inglés, e incluso en español, con la característica amabilidad eslava que tanto caracteriza a esta región del mundo. Es la cima de la corona de la belleza europea.

También puedes visitar el barrio judío, conocido como Josefov, con la Sinagoga Staronová y su antiguo cementerio, llenos de leyendas. Incluso si buscas bien, podrás encontrar el museo de la alquimia, el Muzeum alchymie o “Speculum Alchemiae”, en donde podrás conocer algunos de los antiguos secretos de la ciudad. También podrás encontrar el Castillo de Vyšehrad, una fortaleza en la cima de una colina, donde podrás admirar la Basílica de San Pedro y San Pablo, que están junto a un bello cementerio monumental.  

Praga es un lugar que nos habla directo al corazón. Su belleza arquitectónica, su riqueza histórica y su vibrante vida cultural la convierten en un destino que enamora, y que invita a perderse en sus calles para descubrir sus innumerables secretos. Y no se diga su comida, es otra cosa, verdadera alquimia gastronómica, con sabores insólitos que hacen magia en el paladar.

Un viaje a Praga es mucho más que un simple recorrido turístico, es un viaje en el tiempo, un encuentro con la magia de una ciudad que, con toda justa razón, se ha ganado que muchos hoy la llamen La Ciudad Más Bella del Mundo. Te podrás ir de Praga, pero Praga se quedará por siempre en tu corazón.

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26 septiembre 2025

La fe no es la realidad


La fe, ya sea en la magia o en lo divino, se fundamenta en la convicción personal, que no siempre está en lo correcto. Como señaló el filósofo francés Alphonse Louis Constant, "La fe no es más que una superstición y una locura si no tiene como base a la razón". Las creencias sin fundamento racional son insostenibles, ya que la razón nos permite construir conocimiento a partir de lo que sabemos y podemos demostrar.

La búsqueda de la verdad es un pilar tanto de la filosofía como de la ciencia. Sin embargo, existe una diferencia clave entre una "verdad" que necesita ser creída para existir y una realidad que puede ser verificada.

La realidad es tangible, medible y accesible para todos, independientemente de sus creencias. Por ejemplo, la Ley de la gravedad, la evolución biológica o la órbita de los planetas son realidades que no necesitan de la fe para ser ciertas. En contraste, una creencia religiosa, por su propia naturaleza, requiere de la fe del individuo para ser sostenida como “verdad”.

La ciencia ha demostrado ser la herramienta más formidable para entender el universo. A medida que avanzamos en el conocimiento, muchas de las explicaciones que antes se atribuían a lo preternatural han sido reemplazadas por descripciones basadas en leyes naturales.

Sobre esto, el físico Lawrence Krauss expresó, "La falta de entendimiento de algo no es evidencia de dios, sino evidencia de una falta de entendimiento". Y esto no es un ataque a la fe, sino un recordatorio de que las lagunas en nuestro conocimiento se deben ver como oportunidades para la investigación, no como prueba de la existencia de algo más allá de lo natural. Neil DeGrasse Tyson complementa esta idea al describir a dios como “un espacio de ignorancia científica en continua retirada".

Si bien la ciencia y la fe operan en esferas distintas, a menudo se debate si son complementarias u opuestas. La Falacia de Planck ("Nunca podrá haber oposición real entre ciencia y religión; una complementa a la otra") y la Falacia de Pasteur ("Un poco de ciencia nos aparta de dios. Mucha, nos aproxima a él") son ejemplos de cómo erróneamente se ha intentado reconciliar ambas.

Sin embargo, datos recientes muestran que la relación entre el conocimiento científico y la religiosidad es más que compleja. Por ejemplo, estudios como los del Pew Research Center y trabajos de académicos como Edward J. Larson sugieren que, al menos en el ámbito de los científicos, una mayor familiaridad con la ciencia se correlaciona con una evidente disminución en la creencia en un dios personal.

Veamos la “eficacia” de la oración, un punto de análisis interesante. Desde la perspectiva de la causalidad, si la oración es un medio para influir en la realidad exterior, por ejemplo para detener una pandemia o una sequía, se esperaría ver un efecto palpable y tangible; pero la gran pandemia de COVID-19 en el 2020, y la gran sequía del 2022 en Nuevo León, a pesar de las incontables oraciones, no sufrieron ninguna afectación, lo que nos lleva a refutar su capacidad para generar cambios físicos en el mundo.

Sin embargo, muchos creyentes defienden que la oración no busca alterar la realidad externa, sino transformar a la persona que ora. En este sentido, la oración puede ser vista como un placebo psicológico que proporciona consuelo, reduce la ansiedad y fortalece la resiliencia personal. Desde esta óptica, su valor no se mide por un efecto sobre el mundo físico, sino por su impacto en el bienestar y la paz interior del individuo.

Finalmente, la búsqueda de la verdad nos lleva a confrontar la evidencia disponible. Si bien, en teoría, es “imposible” probar que algo no existe (como duendes o hadas), la ausencia de evidencia después de siglos de búsqueda y observación rigurosa es un argumento verificable muy poderoso.

Como el filósofo Bertrand Russell señaló, la creencia de muchas personas en algo no lo hace real. La filosofía y la ciencia nos invitan a basar nuestras conclusiones en lo que podemos constatar, no en lo que deseamos que sea cierto.

La realidad, por su naturaleza, no necesita ser creída para ser verdadera. Es verificable y genera conocimiento. El conocimiento científico avanza precisamente porque se basa en la evidencia empírica y en la razón, no en la fe. Esta perspectiva nos anima a abrazar el escepticismo constructivo como un camino hacia una comprensión más clara y precisa del mundo en que vivimos, sin dejar de lado el respeto por las diversas creencias que coexisten en la sociedad.

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22 septiembre 2025

El Karate es para todo



El Karate Do un arte marcial originario de la isla de Okinawa, Japón, ha evolucionado a lo largo de los siglos en una diversidad de estilos, cada uno con sus propias filosofías, técnicas y enfoques.

Aunque a menudo, erróneamente, algunos los perciben como un arte homogéneo y hasta monótono, la realidad es que sus diferentes estilos, o “ryu”, se han adaptado para propósitos distintos, desde la competición deportiva hasta la defensa personal efectiva. Todos son plenamente aplicables tanto para competiciones deportivas, como para la defensa personal, pero todo depende del practicante y de como se realizan los entrenamientos.

Sin embargo, algunos estilos tienen cierta tendencia más inclinada a una función o aplicación más específica, y eso depende mucho de como surgió y se fue desarrollando.

Karate para la Competición Deportiva 🥋

Para quienes buscan el éxito en los combates deportivos por puntos o de contacto completo, hay estilos que priorizan la velocidad, la agilidad, las técnicas limpias y detalladas. Estos estilos se centran en la precisión de los golpes y patadas para sumar puntos, más que en la contundencia para incapacitar a un oponente.

Shotokan: Es el estilo de karate más antiguo, y uno de los estilos más populares practicados en todo el mundo. Sus características incluyen posturas bajas, con un énfasis en fuertes golpes rectos, bloqueos angulares y patadas altas. Su enfoque en la rapidez para entrar y salir del rango de ataque lo hace muy efectivo en el campo de la competencia, donde los puntos se otorgan por golpes limpios y controlados. Es el principal estilo de la JKA (Japan Karate Association) famosa por sus impactantes combates.

Shito-Ryu: Este estilo se distingue por su extraordinaria versatilidad. Fue creado para ser una síntesis de diferentes tradiciones de Okinawa, combinando la velocidad y movimientos lineales del Shuri-te con las técnicas más fuertes y circulares del Naha-te. Esta fusión lo hace altamente adaptable. Es uno de los estilos más populares en el circuito deportivo de la WUKF (World Union of Karate-Do Federations). Su amplio repertorio de técnicas y la fluidez de sus movimientos lo hacen muy eficaz para el combate por puntos y la competencia de katas.

Kyokushin: Conocido como el "karate de contacto completo", se caracteriza por su énfasis en la fuerza física y la resistencia, pues surgió para ser aplicado a competencias de combate contra otros estilos. Los entrenamientos incluyen el combate con contacto total, sin guantes, para preparar a los practicantes para soportar y asestar golpes poderosos. Es ampliamente conocido en el circuito deportivo del kickboxing y las artes marciales mixtas por su naturaleza competitiva. Su enfoque en la dureza y la potencia lo convierte en un método de combate deportivo formidable.

Karate para la Defensa Personal 👊

La defensa personal exige un enfoque totalmente diferente al de la competencia deportiva. Aquí el objetivo no es ganar un torneo o una medalla, es neutralizar una amenaza de manera rápida y efectiva, para poder salir bien librado de una situación de riesgo. Los estilos más orientados a la defensa personal se centran en la funcionalidad de técnicas para una situación de peligro real, enfocados en movimientos para dejar fuera de combate al agresor.

Goju-Ryu: Su nombre significa "duro-suave" reflejando su combinación de técnicas circulares, golpes a puntos vulnerables y agarres; por eso también es conocido por muchos como el “karate rudo”, especialmente por sus formas de contraataque. Tiene sus raíces en el "Pok Hok Kuen " (Boxeo de la Grulla Blanca del Sur), una antigua forma de “kenpo chino” y el del sistema okinawense llamado Naha-Te. Este estilo hace hincapié en la respiración, el combate a corta distancia (close combat) y la capacidad de absorber y redirigir ataques. Es un estilo pragmático, y esto lo hace altamente efectivo para enfrentamientos en espacios reducidos.

Wado-Ryu: Este estilo que incorpora muchos elementos del antiguo jujitsu japonés, se distingue por su fluidez y técnicas de evasión. En lugar de bloquear la fuerza de un ataque, los practicantes de Wado-Ryu la desvían o la usan a su favor. Tiene muchas técnicas de derribes y luxaciones. Su movilidad y la habilidad para cambiar rápidamente de dirección en sus técnicas le da grandes ventajas para la defensa personal.

Uechi-Ryu: Este estilo se enfoca prácticamente por completo en la defensa personal y el endurecimiento físico. Tiene fuertes raíces en el arte marcial chino sanshou (sanda). Es excepcionalmente práctico y funcional, pues prioriza el combate a corta distancia, el endurecimiento del cuerpo y el acondicionamiento físico, así como el uso de golpes a puntos vulnerables con las manos abiertas, más que con puños cerrados. No se enfoca en movimientos llamativos, sino en la eficacia y la resistencia. Sus técnicas y filosofía de contacto total están orientadas a la supervivencia.

Todos los estilos son buenos, pero el elegir un estilo de Karate Do en particular, depende de la meta personal. Pero indistintamente de cual estilo se practique, su aplicación correcta y eficiente dependerá estrictamente del practicante y de como lo entrene, quien lo podrá utilizar según sus habilidades, ya sea para competencias deportivas o para defensa personal, todo según sus intereses y necesidades.

Cada estilo tiene su valor y su lugar propio en el mundo, demostrando que el Karate Do es mucho más que un simple conjunto de técnicas de combate, es un camino para el desarrollo físico y mental integral.

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