21 junio 2019

Del clero a la cárcel


Las distintas religiones en el mundo están pasando por una crisis muy en particular, las personas están perdiendo poco a poco la fe en sus dogmas, y si a esto le sumamos los malos comportamientos realizados por los miembros y los líderes de varias religiones, entonces no queda mucho que esperar de bueno en ellas. 

Recordemos que toda religión es solo mitología contemporánea que sigue siendo practicada como dogma, nada la diferenciaría de la “mitología antigua” de los griegos, romanos, egipcios o sumerios más allá de que ya nadie cree en Júpiter, Zeus, Ra, An o Enlil. Así es, las religiones actuales solo son mitología enseñada sistemáticamente a sus fieles para que sigan creyendo en ella como si fueran algo real. 

Pero lamentablemente, varios de aquellos que deberían de ser un ejemplo de moral y ética, se han convertido en viles criminales que han causado mucho daño y dolor a sus víctimas inocentes. No estamos hablando del Santo Oficio católico o la Inquisición cristiana protestante que en el pasado cometieron muchos abusos y asesinatos de inocentes solo por no creer en sus creencias. 

Ahora tenemos a un Naasón Joaquín García, el supuesto "Apóstol" líder de la Iglesia La Luz del Mundo, quien fue arrestado por 26 delitos de pornografía infantil, abuso sexual contra menores, tráfico y trata de personas; también tenemos a Keith Raniere, alias “Vanguard” de la secta piramidal NXIVM quien fue arrestado al ser acusado de prácticas fraudulentas en negocios y por tráfico sexual de personas. Y ahora el sacerdote católico Francisco Javier quien fungía como rector de la Parroquia Cristo Salvador, fue arrestado por el asesinato del estudiante Leonardo Avendaño. 

Y si seguimos, la lista se alargaría demasiado, pero este no es el punto. Son un frijol negro en medio del arroz blanco, o al menos queremos pensar eso. La realidad es que son individuos que deberían de estar comprometidos con las normas morales, la bondad y la rectitud, pero la realidad es que no es así. Y si los representantes de estos dogmas son así, ¿qué se puede esperar de sus seguidores? Las corderos no deben de ser guiados por lobos.  

En el momento que los líderes de un culto comienzan a delinquir y a cometer atrocidades, solo se puede esperar lo mismo de sus seguidores, o al menos es lo que la historia nos ha enseñado. Pero seamos objetivos, el mal no está intrínseco en el ser humano, lo normal es ir por el camino del bien, lo funcional (lo correcto) nos llama por biología propia de la especie, buscamos prevalecer y el bien y la justicia es lo único que nos lo permite. 

Sin embargo no todos desarrollan esos valores y virtudes, deficiencias mentales dirían unos, problemas emocionales dirán otros, el caso es que hay individuos que no deberían estar donde están, y representan un riesgo para quienes les rodean. Y el llevarlos a la iglesia o al templo no los hará mejores personas si ellos no lo son por si mismos. Necesitan ir al psicólogo o al psiquiatra. Esta es una cruda realidad que muchos no alcanzan a comprender, o no quieren entender. 

De ahí surgen los miembros de varios grupos de odio que se lanzan contra todo aquel que no sigue sus mismas creencias, por eso existen los yihadistas del islamismo o los “mochos” cristianos y católicos que odian a todo aquel que no obedezca sus creencias. Son simples fanáticos, irracionales e ilógicos, y tan falsos como una moneda de $3 pesos. 

Debemos de poner la lupa sobre las creencias, ninguna creencia puede estar por encima de la dignidad, la libertad o los derechos de una persona, ninguna creencia o religión es la única o auténtica, esa es la gran mentira que muchos venden para ganar carne de cañón para sus cultos, pero la verdad es que entre más flores quieren ponerle a sus ideas, más podridas están por dentro. 

Un líder religioso no está por encima de nadie, son simples individuos que deberían de representar con honor y dignidad a algo superior o supremo, pero si sus acciones no son propias de eso que dicen representan, muy posiblemente todo lo que representen en realidad solo sean viles mentiras. 


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