Los días pasados, tanto el Domingo 8 de marzo como el Lunes 9 de marzo, las mujeres mexicanas dieron un ejemplo a todo el mundo de auténtico valor cívico, y de su auténtica lucha ante las décadas de constante sometimiento ideológico y demagógico por parte del mismo sistema impuesto por el régimen de gobierno mexicano.
Seamos honestos, el actual régimen solo es el resultado de los anteriores que solo buscaron su beneficio personal y olvidaron ayudar y defender a quienes se lo prometieron. Todos los políticos y funcionarios quieren a las mujeres en sus campañas para que voten por ellos, pero después de las elecciones siempre las olvidan.
Pero ya basta el silencia sepulcral al que los políticos y las iglesias condenan a las mujeres mexicanas, ellas no están para ser las sirvientas sumisas y silenciosas de alguien. Su voz tiene peso y valor, al igual que la de los hombres.
Es patético ver como algunos que se sintieron mancillados en sus ideales se pusieron a “criticar” al movimiento feminista mexicano, que surgió por la ignorancia impuesta a la fuerza por distintos grupos político-religiosos que promueven las ideas de odio en contra de la cultura de género, pues no quieren reconocer que la mujer vale tanto como un hombre.
Es ridículo ver como algunos “opinólogos”, basándose en su ignorancia sobre el tema, se ponen a intentar defenestrar en contra de las miles de mujeres que se manifestaron en estos días. Ellos son el problema, pues aunque digan que a los hombres nos matan más que a las mujeres, y otros “argumentos” similares, no quieren ver el auténtico problema de fondo, que es que las mujeres sufren una opresión que no tienen porque padecer por ningún motivo.
Ellas generaron un auténtico movimiento que a opinión de muchos, y por mucho, ya superó al de octubre de 1968. Esta lucha es auténtica y se refrendó a nivel nacional, el descontento es general, y desgraciadamente no hay mujer en no lo haya padecido en algún momento de su vida en estos últimos años.
No se puede intentar tachar al movimiento por los actos vandálicos causados por los grupos de choque infiltrados por el gobierno para intentar desprestigiar al movimiento feminista, eso ya quedó demostrado, los videos se hicieron públicos, los atacantes no formaban parte de la manifestación, fueron introducidos con apoyo de las autoridades de gobierno. Y el mundo también lo vio. Es ridículo que las “critiquen” por algo que ellas no hicieron.
Algunos, más patéticos, hasta han hecho videos intentando ridiculizar a las mujeres y su movimiento. Solo les dan más razones para protestar y manifestarse con esos actos, y ellas tienen toda la razón en hacerlo. Por eso encararon a las principales instituciones que las oprimen, que son el gobierno y la iglesia, pues llegan al grado de querer controlar lo que ellas hagan con su cuerpo basándose en falsos mitos y tergiversación pseudo-científica.
Las mujeres deben de ser respetadas y merecen ser defendidas de esos malandros que lanzaron su piedra y escondieron la mano, de esos que usan las distintas plataformas para atacarlas, en lugar de darles su lugar y defender su libertad a ser como ellas quieran ser. No son perfectas, pero los demás tampoco lo son.
Fue patético ver a mujeres “defendiendo” iglesias en lugar de defender los derechos y libertades que esas mismas iglesias buscan oprimir y censurar. Es patético ver como funcionarias públicas intenten defender a un régimen de gobierno machista y opresor que las utilizó para que lo defendieran de quien se ha dedicado a atropellar. Fueron cómplices de su propio carcelero.
Las mujeres de México ya están hartas, ya están fastidiadas, de ser cosificadas y reducidas a ser solo sobras de la sociedad. Ellas merecen sus espacios seguros y libres de peligros, así como los hombres también. Las leonas han despertado, y ya nada las debe de volverá a dormir.
El país necesita escuchar ese rugido de libertad y seguridad, pues toda mujer, toda persona lo merece. El rugido de la leona trae siempre la paz a su manada.
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