En la historia de México los religiosos en más de una ocasión se han convertido en los villanos del cuento, y esto es una realidad plenamente verificable con los hechos históricos antiguos y modernos. Veamos unos simples ejemplos.
En 1935 terroristas Cristeros (la forma correcta de llamarlos) atacaron a nobles maestros que impartían clases de ciencias naturales en distintas escuelas rurales del país, estos son sus nombres que nunca debemos de olvidar:
Carlos Pastrana Jiménez, asesinado apuñalado
Carlos Sayago Hernández, asesinado apuñalado
Carlos Toledano, asesinado quemado vivo
Enriqueta Palacios, mutilada de las orejas
Librado Labastida Navarrete, asesinado apuñalado
María Rodríguez Murillo, mutilada y asesinada
Micaela Palacios, mutilada de las orejas
Nieves González, violada
Vicente Escudero, mutilado y asesinado
Y muchos otros más. Ellos “cometieron” el terrible pecado de enseñar biología mencionando la teoría de la evolución biológica y la selección natural, además de dar educación sexual, algo que todavía siendo un tabú para los “mochos”, pues va en contra de la creencia del creacionismo y sus dogmas de doble moral.
Ahora en tiempos más modernos, los grupos político-religiosos han atacado tanto a la comunidad LGBT, como a las mujeres que buscan la legalización del aborto, algo que incluso el Parlamento Europeo insistió a todos los países del club comunitario a despenalizar el aborto y considerarlo como un derecho humano de toda mujer, al no existir razones reales para considerarlo un crimen.
Ahora en Veracruz líderes religiosos “condenaron” la despenalización del aborto en la región e hicieron un llamado a los médicos veracruzanos a que se nieguen a atender interrupciones voluntarias del embarazo, lo que sería un vil atentado en contra de los derechos y libertades de toda mujer.
Esos oscuros “religiosos” piden que se haga valer el “derecho humano” a la “objeción de conciencia” para que nunca sean obligados a realizar actos que van en contra de sus convicciones; algo que es una total felonía en contra de su obligación de brindar los servicios de salud a toda mujer, algo que ha sido ampliamente reprobado por la opinión pública.
Aunque habría que ver que la objeción de conciencia debe interpretarse como un caso de excepción, no como una regla general para los prestadores de servicios de salud, y por lo tanto, no debe restringirse el servicio a ninguna persona y todas las instituciones médicas deben garantizar que haya personal médico no objetor, pues esto atentaría en contra de los derechos de la paciente.
No debemos de olvidar que en muchas comunidades parroquiales se sigue inculcando ideologías de odio y desprecio a quienes no sigan ciegamente las creencias cristianas, aunque muchas de esas creencias atentan en contra de las libertades y derechos de las personas. Por cosas así es que el número de personas “sin religión” se duplicó en un año en México.
La hipocresía clerical no aplica cuando son ellos mismos los que atentan en contra de la comunidad que ellos deberían de cuidar y proteger, incitando a médicos a negarle el servicio a mujeres que lo soliciten para el aborto. Sería redundante repetir las falacias y sofismas que se argumentan para impedirlo, así como todas las razones científicas y racionales para hacerlo libre y legal.
La cosa es muy sencilla, en temas mitológicos (religiosos) ellos tienen toda su autoridad, pero en temas del mundo real, no tienen ni la más mínima autoridad, ni tienen porque querer dictar juicios y mucho menos sentencias al respecto. Su ignorancia en la materia ha sido demostrado en repetidas ocasiones que es monumental. Por ello Juárez separó al Estado de la Iglesia, por eso Elías Calles lo tuvo que hacer de nuevo.
¿Es necesario una nueva reforma que defienda los derechos humanos de las creencias mitológicas? Muchos piensan que eso se da sólo en países islámicos, pero también en América las sombras del neo-oscurantismo se aferran al poder de una sotana.
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