10 diciembre 2018

El mal de adorar a la charlatanería

Se dice que no hay peor esclavo que aquel que ama a sus cadenas, pues aunque haya quienes las puedan romper o se le den herramientas suficientes para romper con ellas, y ellos no lo hacen pues su devoción a lo que les mantiene encadenados y sumisos es mayor que su raciocinio, dignidad o su amor por si mismos.

Es increíble lo que se esta viviendo ahora, en donde ahora criticar y señalar los errores del presidente y sus funcionarios es “mal visto” según la oclocracia o la nueva oligarquía, y lo “políticamente correcto” es solo alabarlo en cada uno de sus comunicados y ruedas de prensa. Por eso hay una enorme diferencia de periodismo a “perdiodismio”. El día que un periodista se pone a defender a un funcionario de las criticas y señalamientos que le hagan otros, ese día dejó de ser periodista.

O como ahora que si alguien por ahí se toma fotos brincando con las piernas cruzadas y dice que levitó gracias a la “energía kundalini” y las hace públicas, pero no quiere que le digan que eso es falso, que solo brincó y que eso es un engaño. Para empezar deberían de saber que si haces algo publico le das derecho a cualquiera a que opine y de su punto vista de ello, pues es público. Así como tú tienes tu libertad de publicar fotos o videos, los demás tienen derecho a comentar lo que quieran sobre ello, y más si es falso. Así es, no existe la levitación por energía kundalini, y negarlo es un acto de ignorancia, no es ignorante quien la niega, pues es un truco muy añejo, pero ya conocido.

Es a veces cansado como nos bombardean por redes sociales con videos de presuntos ovnis o naves extraterrestres, pero que evidentemente son viles trucos de animaciones digitales, hoy en día es cada vez más sencillo hacer esos trucos y detectar esos trucos no es cosa de otro mundo, pero esas gentes se ponen locas si les dices que son falsos. Si padecen de tanta soledad cósmica y vacíos existenciales que necesitan de inventarse fraudes para creer que no estamos solos en el universo, solo ponen de manifiesto su carencia de valores y virtudes propias pues necesitan de aferrarse a una mentira para sentirse bien en este mundo. La miseria tiene muchas formas y esta es una de ellas.

El alabar lo que es falso o denigrante es algo que está muy arraigado en la cultura moderna, sobrevalorar a videntes, astrólogos, religiosos, políticos y a algunos “artistas” o conductores de televisión y radio, que en lugar que aportar algo valioso a la sociedad solo la embarran en ignorancia y mistificación. Por eso estamos como estamos.

La “verdad” no puede imperar pues todos tienen una verdad particular y madias, a modo de cada quien; y solo impera la verdad de uno solo se le llama dictadura o tiranía, dependiendo la gravedad del caso. Las verdades mueren con las personas, la realidad perdura por ser corroborable por todos nosotros de forma libre y abierta.

Es un error exigir respeto a los que no creen, lo correcto es respetar a los que no creen. El respeto no se pide, se da y se gana. Las personas honestas pueden corregir su andar si se les demuestra que están en el error, así como la ciencia se actualiza y optimiza al corregir procedimientos y técnicas. Pero los fanáticos que se aferran a una mentira por querer creerla cierta (a pesar de ser falsa), son lo más pobres y miserables pues se aferran voluntariamente a una cadena que ellos mismos aman y adoran.

Pero ¿qué se le puede pedir a un pueblo que le reza y llevar flotes a una tilma de lino pintada por españoles, que les dijeron que era un ayate de ixtle milagroso? Ahí se las dejo de tarea.

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