La típica conducta aprendida y repetida por generaciones enteras, heredada de padres a hijos, se vuelve a presentar de nuevo: El autoengaño y dejar las cosas para lo último. En las pasadas elecciones vimos de nuevo gente protestando porque no había boletas electorales disponibles para votar pues ya se habían acabado, pero ese no era el problema; el problema era que ellos tuvieron prácticamente un año para actualizar su credencial de elector y no lo hicieron, y ahora resulta que se ponen a protestar y hacer desmanes.
La típica justificación cuando uno llega por la noche a la casa, ya cansado de la escuela o el trabajo, pero tiene todavía tareas pendientes por hacer, como lavas trastes, barrer y trapear la casa, terminar de hacer el artículo que es para el Lunes, barrer el patio, limpiar los baños, darle de comer a las palomas y a las tortugas, doblar la ropa que está sobre los sillones, etc. Y en ese pequeño momento en que lo pensamos, la flojera nos ataca, caemos víctima de ella y terminamos diciendo “mejor mañana me levanto temprano y lo hago”.
Pero no llega, pues al día siguiente te tienes que levantar rápido para bañarte, desayunar a medias, medio arreglarte e irte corriendo al trabajo o a la escuela, antes de que ya se te haga tarde para llegar. El ser desorganizados, y el no tener la voluntad para tomar control de nuestras vidas es un terrible problema. Ah pero eso sí, queremos ir arreglando al país desde el celular, publicando lo que creemos mientras vamos sentados en el metro o en el camión urbano.
Y de nuevo todo el día con la misma rutina de cumplir muy apenas sobre metas a corto plazo ya pre-establecidas. Y ahí se te fue el día y de nuevo en la noche el ciclo se repite. Pero quieres que el país, y el mundo entero, se arregle solo como por arte de magia. Andas muy mal. Es como los que antes de las elecciones decían “el cambio está en nuestro candidato, él cambiará al país” y ahora que sí ganó su candidato, ellos ahora son los que dicen “el cambio está en nosotros, no se lo debemos de dejar todo a él”.
El doble discurso es frecuente en quienes practican el autoengaño para hacerse sentir bien a ellos mismos, pues en su mente implantan ideas erróneas, y hasta cambian recuerdos, con tal de que todo cuadre a su tiempo presente, y les sea favorable de alguna u otra manera para ellos, aunque esto no solucione nada al respecto, o en el peor de los casos, se ponen a esperar a que alguien llegue y les arregle la vida.
El dejar las cosas para lo último es parte de ese problema, por eso le pasa lo que le pasa al país, a su gente. La pereza mental, y la física, es la que nos tiene estacados en el subdesarrollo científico y tecnológico, por eso el país no prospera, por los que se duermen en el trabajo, por los que no quieren trabajar, por los que no quieren estudiar, y que ahora resulta que quieren que los mantengamos.
En fin, los que no saben de economía ni finanzas ahora se creen estadistas, pero así es este país, el país de las contradicciones. Mientras no queramos ser honestos y francos, no vamos a resolver nada, ni arreglar al país, ni solucionar nuestras vidas. Deja de esperar que tus padres o el gobierno te arregle la vida, ponte tú a arreglarla, y solo así vas a salir del bache en que estas atorado.
Como dijo el gran Carl Sagan: "Saber mucho no es lo mismo que ser inteligente. La inteligencia no es sólo información, sino también juicio para manejarla".
Ahí se los dejo de tarea.
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