Evidentemente, muchos saben que el comunismo, el socialismo y el populismo no funcionan para el gobierno o la administración pública, hay muchas pruebas muy lamentables de ello; pero por otro lado la democracia solo funciona realmente si la ciudadanía esta bien informada de las propuestas y proyectos de los que se postulan a los puestos públicos.
El socialismo y sus derivados los inventaron personas ricas, de esas que no trabajaban, en cambio la democracia la inventaron, hace mucho tiempo, personas que no deseaban dictaduras ni tiranos, pero tiene sus grandes fallas gracias al populismo moderno. Me parece que es el momento de probar algo más pragmático y funcional, me refiero a la tecnocracia.
Cuando muchos escuchan el termino de tecnocracia piensan que se trata del gobierno dominado o impuesto por los empresarios o industriales, pero eso para nada es la tecnocracia, eso sería en todo caso un ejemplo de imperialismo o capitalismo, como quieran verlo.
El término “tecnocracia” etimológicamente hablando significa el “gobierno de los técnicos”, se refiere al gobierno puesto en manos de especialistas o científicos designados para realizar las funciones de la administración pública utilizando el método científico para la solución de los problemas sociales y económicos de un estado.
Parece algo como de ciencia ficción, pero de eso se trata, de implementar un sistema de gobierno basado en la lógica y la razón, no es intereses comerciales o partidistas. Sino en la ciencia pura para dar solución a todos los problemas que un país puede llegar a tener, desde seguridad hasta alimentación y educación. Sobre todo eso, la educación en primordial para esto, y ahí esta el problema, que la educación en la mayoría de los casos no vale ni un queso.
Momentos como los que esta pasando Estados Unidos, Siria, Rusia, Cuba, México, Venezuela, Colombia y Nicaragua me recuerdan mucho a los escenarios planteados por el gran genio de la ciencia ficción H.G. Wells en el guion de su película “La vida futura” (Things to come) del año 1936, en donde narra como los tecnócratas, prácticamente, rescatan a la humanidad de los líderes con intereses muy particulares (¿socialistas y/o capitalistas?). Pero el escenario ahí planteado es el año 2036, y todavía falta mucho para eso.
El problema sigue siendo la existencia de ese fanatismo ciego e inculto, que solo tiene el valor para escuchar lo que le es favorable a sus creencias, y todo lo demás lo rechaza con violencia y agresividad. Los candidatos a las elecciones no dan muchas esperanzas, les falta perfil, les faltan argumentos, son los mismos políticos que hemos visto en la última década que dicen mucho pero hacen muy poco.
Estamos a un paso de caer en las garras de la idiocracia (el gobierno de los idiotas) respaldada por el populismo inculto e ignorante que se respalda con la máscara de democracia. Como lo dijo el sabio monje Benito Jerónimo Feijoo, “El valor de las opiniones se ha de computar por el peso, no por el número de las almas. Los ignorantes, por ser muchos, no dejan de ser ignorantes. ¿Qué acierto, pues, se puede esperar de sus resoluciones?”.
Unos tienen bots que los promocionan, otros tienen trolls que atacan a sus rivales, pero a final de todos ellos son borregos que ladran, gente de doble moral y doble cara, pero sin palabra de honor.
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