Es muy lamentable que en pleno siglo XXI siga existiendo personas que no saben leer ni escribir, y que incluso no tienen acceso a los más básicos servicios públicos que un ciudadano debería de tener. Pero también es muy lamentable tener personas que incluso poseen títulos universitarios, pero siguen creyendo en supersticiones arcaicas y obsoletas, e incluso riesgosas.
Ahí es cuando vemos que el acceso a la información no es el correcto, o simplemente no le interesa a las personas. Ambos casos son problemas muy graves. Por un lado el acceso a la información no es tan limitado como en el pasado, ya hay muchos programas privados y de gobierno que impulsan la educación de personas que no pudieron tener acceso a la educación formal en su infancia, sin embargo algunas de esas personas no quieren acercarse a esos programas de educación, por una cuestión personal: les da pena hacerlo o no saben como acceder a ellos y les da pena preguntar.
En plena era de la información estamos viviendo un resurgimiento del esoterismo gracias al movimiento neo-oscurantista que algunos han promovido en portales de internet y las redes sociales, porque en otros medios de comunicación no les han permitido difundir sus ideas pues las han visto como fraudulentas o incluso peligrosas, pero con la libertad de las redes, ellos hacen y deshacen a sus gusto, con tal de ganar la atención de los espectadores ingenuos que desconocen muchos temas a nivel científico o social, por lo que pueden ser fácilmente engañados por personas de ingeniosa labia.
Hay que recordar que en el internet y las redes sociales, no siempre gana el que tiene la razón o el que tiene las pruebas de lo que dice, sino que “gana” quien tenga más elocuencia para decir las cosas. Ese el el gran problema de la red de redes, le hace falta un código de honor y ética en su contenido, pues hay individuos que se dedican a publicar muchas ideas fraudulentas e incluso de índole ciberterrorista, pero que se les considera “autoridades en el tema” por parte de sus seguidores y fanáticos de sus ideas, lo que ha llegado a desencadenar en verdaderos problemas de seguridad pública que afectan a la sociedad.
De esas publicaciones que son un peligro real para las personas podríamos mencionar la campara anti-vacunas, un movimiento creado en base a desinformación y pseudo-ciencia que ya ha causado la muerte de personas inocentes que temen ponerse vacunas por las falsedades que grupos de personas irresponsables, y sin moral, difunden en las redes. También se puede mencionar a los que dicen hacer pronósticos de catástrofes naturales, como sismos, erupciones volcánicas o maremotos, los cuales ya han causado pánico en varias ciudades del mundo, lamentablemente solo en pocos casos los culpables han sido arrestados por la policía.
Y si a eso le agregamos a todos los líderes fanáticos los que se dedican a promover ideas de odio interreligioso, racismo y otras formas de xenofobia, entonces estamos viendo que hace falta mucha vigilancia en el internet, y que la opción de “bloquear” a un usuario que te hostiga y acosa porque denunciaste sus fraudes no es suficiente. Los administradores de las redes sociales, la autoridad o la ciudadanía debe de hacer algo al respecto, antes que de más sangre llegue al río, y ya sea más sangre que agua en el río.
No hay cadena más dura de romper que la de la ignorancia voluntaria, el fanatismo, que aunque se les muestre la realidad que ellos mismos pueden verificar, no la aceptan y se aferran fieramente a sus ideas de odio o fraudulentas. Hay personas que llegan a amar una mentira con todas sus fuerzas, porque esa mentira les hacer sentirse bien, hasta que esa misma mentira les mata. No es necesario ponerle cadenas de acero a las personas para esclavizarlos, si con unas simples palabras se puede encadenar sus mente. La libertad de expresión no es para engañar, mucho menos para causar destrucción y muerte. Eso no es libertad, eso es tiranía.
Ahí es donde vemos porque muchas de esas “democracias” basadas en el populismo no funcionan, que muchos perros ladren al mismo tiempo no significa que tengan la razón, solo están ladrando porque solo eso saben hacer. Recordemos que solo las opiniones que tienen valor, son aquellas que se sustentan en datos duros y hechos reales, no en suposiciones o intereses corrompidos.
La ignorancia sí puede matar, y ha matado a muchos, hay que detener eso.
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