Cuando uno es pequeño, se le inculcan muchas cosas, pero otras la va aprendiendo solo por haberlas visto o escuchado en alguna parte, sin necesidad de haber constatado antes si eran ciertas o falsas, solo las creíamos pues considerábamos que así eran las cosas. Inocencia e ingenuidad de la temprana edad.
Pero con el tiempo uno va creciendo, y en la mayoría de los casos, madurando, y ahí es cuando uno se va dando cuenta de que no todo lo que creía era cierto, o al menos tal como se lo habían contado. Es muy curioso como se da ese cambio de punto de vista en la vida, cuando se deja de creer en ciertas cosas para enterarse de que eran falsas, era una confusión o simplemente no existían.
Recuerdo que de niño me daba mucho miedo el mito y leyendas de vampiros, esos oscuros seres que vuelan por las noches para chupar la sangre de sus víctimas, pero con los años uno se da cuenta de que no existen, que solo son un mito bien fomentado pues vende muchos boletos del cine y revistas de temas esotéricos.
Uno se da cuenta que los vampiros son un cuento en el que pandillas suburbanas de los denominados “posers” se refugian ante la apatía y soledad de su vida cotidiana.
Pero el cuento de los vampiros se repitió en mi vida varias veces. Les he de confesar que hubo un tiempo en que creía en muchos mitos y misterios de los considerados paranormales o preternaturales, pero que con el tiempo conocí su realidad, y deje de creer en ellos ya que pude saber lo que realmente eran. Creía en los llamados rods, pero un excelente investigador que demostró que solo se trataba de simples insectos mal enfocados con efecto de barrido en la imagen. Incluso llegue a creer en las orbes (orbs) pero otro investigados también me demostró que solo se trataba de simples partículas de polvo o polen reflejando la luz. Y en su momento llegué a creer en el famoso chupacabras, pero un científico demostró con evidencias corroborables que solo se trataba de perros ferales.
Les mencionaré que hubo un tiempo, hace muchos años, en el que, ingenuamente, creía que los ovnis eran naves extraterrestres, así es, creía en los “platillos voladores” y sus tripulantes extraterrestres. Me sorprendía mucho ver los videos y fotografías que salía en la televisión o revistas, pero con el tiempo, me fui dando cuenta de una cruda realidad, la denominada ufología estaba plagada de timadores que solo buscaban lucrar con supuestos testimonios, videos y fotografías, pero nunca resolvían ni un solo caso, por “evidente” que pareciera. Nunca lo lograban, y yo me preguntaba ¿por qué no pueden con algo que aparentaba ser tan claro? Simplemente porque era una vil mentira, solo por eso. Y una estructura hecha a base de mentiras siempre se termina por desmoronar, como se desmoronaron todos esos supuestos casos de extraterrestres.
No lo niego, he sido testigo de varios avistamientos de presuntos ovnis, cosa que comentaré ampliamente en otra ocasión, pero aún así uno se va dando cuenta de que ese tema está sembrado de falsas intrigas que solo sirven para mantener el engaño en la penumbra, para que nadie lo descubra. Incluso llegué a creer en el mito de los crop circles, pero con las evidencias y pruebas que se han dado a conocer, hace varios años, he sabido que los crop circles son solo parte de esa parafernalia que alimenta toda una industria, que ahora incluso la han llamado exopolítica, pero que es el mismo fraude, pero con cara nueva.
De pequeño, como muchos, le tenía miedo a los fantasmas y las brujas, con el paso de los años, y debido a mi trabajo, me encontré en muchos de esos lugares denominados por muchos como encantados o embrujados. Fui testigo de algunos fenómenos aparentemente paranormales (que comentaré después), algunos bastante exóticos, que, no lo puedo negar, sí me dejaron sorprendido, pero no asustado.
Sin embargo, la razón y la lógica me señalaron algo muy claro y evidente, esos movimientos, luces, y sonidos “extraños” eran solo fenómenos físicos, y por lo tanto tienen que tener una explicación científica, pues solo se trató de eso, fenómenos físicos de los cuales yo no tenía explicación en ese momento, pero no significaba que no la tuvieran, y así fue.
Cuando uno se sumerge en este lago que es la investigación de misterios, solo hay un camino si se quiere salir airoso y bien parado de esto, siendo muy honestos, solo hay que dejarse llevar por la lógica y la razón que finalmente te llevan a un simple concepto: el escepticismo, que no es más que el deseo de saber la realidad y conocer las explicaciones de eso que te causa tantas dudas. El escepticismo no es “no creer en nada”, es creer en algo con base en evidencia sustentable, solo eso. Y por eso ya no busco creer en cosas raras, no tengo un abismo existencial que rellenar con embustes, solo busco la realidad y su explicación.
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