El concepto actual de los derechos humanos tiene sus raíces en una muy larga historia de desarrollo y evolución a lo largo de los siglos. Algunas ideas precursoras de los derechos humanos se pueden rastrear en las antiguas civilizaciones, como las antiguas Grecia y Roma. Y no vienen de textos religiosos como algunos suponen.
En la antigua Grecia, en el siglo IV antes de nuestra era, ya se discutían conceptos de justicia y derechos naturales entre los filósofos como Sócrates y Platón. Algo que incluso, posteriormente, copiaron otras culturas, entre ellas los primitivos cristianos.
Durante la Edad Media, las discusiones sobre la justicia y la dignidad humana se mezclaban muy frecuentemente con conceptos religiosos. La teología cristiana influyó en la formulación de ideas sobre la igualdad y la dignidad inherentes a los seres humanos, pero siempre apegándose, según les convenía, a sus dogmas.
Ya en los siglos XVII y XVIII, la Ilustración fue el período clave para el desarrollo de las libertades y los derechos humanos. Filósofos como John Locke, Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu contribuyeron con ideas sobre la libertad, la igualdad y la protección de los derechos individuales frente al poder de los gobernantes, haciendo a un lado el mito del “derecho divino” de la aristocracia.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos, en 1776, en cierta medida muy influenciada por la Ilustración, proclamó que todos los hombres son creados iguales y poseen derechos inalienables, incluyendo la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
La Revolución Francesa también desempeñó un papel crucial en la promoción de los derechos humanos. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en 1789, estableció principios fundamentales que influirían en los movimientos posteriores.
Este importante documento proclamaba que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Establecía que la ley debe ser la misma para todos y que todos los ciudadanos tienen derecho a participar en la elaboración de la ley, directa o indirectamente. Reconocía la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión como derechos naturales e inalienables. Afirmaba que nadie puede ser privado de estos derechos, a menos que la ley lo permita y de acuerdo con procedimientos justos. Establecía que los derechos y libertades proclamados están sujetos a los deberes y responsabilidades hacia la sociedad, y que solo pueden ser limitados por la ley para asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos de los demás y satisfacer las justas exigencias de la moral, el orden público y el bienestar general.
Ya en el siglo XX, después de dos guerras mundiales, en respuesta a las atrocidades cometidas durante el Holocausto, la comunidad internacional buscó establecer un marco legal global para la protección de los derechos humanos.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, redactada por un grupo de grandes pensadores encabezados por la política estadounidense Eleanor Roosevelt, el filósofo chino Pen-Chun Chang y el filósofo libanés Charles Malik, fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Este documento ha sido fundamental en la promoción y protección de los derechos humanos a nivel internacional. Pero como dato curios, éste importante documento nunca ha sido firmado por el Vaticano.
Desde entonces, se han desarrollado numerosos tratados y convenios internacionales, así como organizaciones dedicadas a la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo. El concepto de derechos humanos ha evolucionado continuamente, adaptándose a los desafíos y cambios en la sociedad global, alejado de toda creencia religiosa, pues surgió de la menta de los humanos, para ayudar a los humanos.
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