Es estos tiempos que acabamos de tener elecciones a nivel local y federal hemos vuelto a ser testigos de lo que algunos consideran “el voto de la masa inculta”, lo que daría por resultado caer en la oclocracia, que es el gobierno de la gente inculta y rencorosa, o en la idiocracia, el gobierno de los idiotas.
Pero también fuimos testigos del voto inteligente e informado, ese que busca a los mejores candidatos, o los menos peores, para la ciudadanía. No es un voto de castigo como algunos creen, es un voto estratégico pensando en el bienestar de la sociedad en la que vivimos. Es cumplir cabalmente con nuestro deber cívico.
Nuevo León y Monterrey fueron ejemplo de eso, los ciudadanos ya no apoyaron a los candidatos de los clásicos partidos políticos que siempre se disputaron el poder por décadas en la entidad; ahora le dieron la oportunidad a caras nuevas y frescas, con la esperanza de que traigan una auténtica renovación progresista que se necesita con urgencia.
Las políticas viejas e ideas obsoletas que el gobierno central intenta imponer en el país son lo que mantuvo estancado al país por más de 70 años. Y en estas elecciones la ciudadanía de pensamiento libre dejó de manifiesto que ya no cree en esas creencias del siglo pasado.
No falta el político demagogo que ahora acusa a los medios de comunicación de haber hecho campaña sucia contra sus ideales, cuando en realidad solamente mostraron lo que todo mundo debería de saber, sin alabar a funcionarios públicos, sin ser lambiscones. Fue un limpio desenmascaramiento.
El problema ahora es que muchos de los elegidos al servicio público tendrán en contra a los congresos locales y federales, que todavía pertenecen a los antiguos partidos políticos de la vieja guardia. Aunque esperemos que dejen de actuar por sus intereses particulares y se pongan a desquitar su sueldo, y legislen a favor de la población, a defender sus derechos y a refrendar sus libertades.
No necesitamos una nueva revolución en México si todos los políticos se ponen a hacer su trabajo, a servir al pueblo, dejar de buscar el enriquecimiento desmedido y optar por la corrupta avaricia de la que muchos hacen su principal perfil.
Si la gente sigue votando por políticos corruptos, que se ha evidenciado y hecho público que son corruptos, es que esa misma sociedad es corrupta. Ni como hacerle, hasta que los actos de corrupción y el crimen los alcanza a ellos mismos, es cuando se ponen a reclamar lo que deberían haber reclamado desde el principio.
Pero así es la cultura de muchos, es mocha y “valemadrista”, al cabo que “no pasa nada”, como creen algunos, pero sí pasa mucho a final de cuentas, y luego terminan llorando cuando la sangre de sus seres queridos llega al río.
Si queremos tener servidores públicos de calidad, honestos y decentes, tenemos que ser ciudadanos de calidad también nosotros, no podemos exigir lo que no estamos dispuestos a dar, así de sencillo. Si eres tranza, no llores ni reclames si te tranzan, tú te lo buscaste; pero si eres de los buenos ciudadanos que sí aporta cosas de valor a la sociedad, estas en tu total derecho de exigir a los funcionarios que cumplan con su obligación.
Esperamos que Monterrey y todo Nuevo León prospere por el bien de todos, que dejemos a un lado las ideologías políticas que alimentan la corrupción, la miseria y la mediocridad que varios intentan que siga prevaleciendo en el país.
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