12 marzo 2021

Lo que nos ha dejado un año de pandemia



No lo podemos negar, hemos aprendido mucho, ahora valoramos mucho más la higiene y la sanidad en nuestro hogar y en nuestro trabajo, como siempre debió haber sido, pero fue necesario que llegara un virus mortal para que comprendiéramos todos lo importante que es la salud. 

Los sistemas médicos y hospitalarios del mundo tampoco estaban preparados, esto sólo lo veíamos en películas de ciencia ficción, sin embargo ahora nos ha tocado vivir esa película pero en la vida real, con victimas reales, con muertes reales. 

Esta pandemia dejó expuesta de forma evidente la corrupción de las instituciones políticas y religiosas que de un modo u otro intentaron dominar o sacar provecho de esta terrible situación, que hasta el día de hoy ha causado la muerte de 2,621,944 personas. 

Comprendo que no es del todo comparable, afortunadamente todavía, con la gran peste negra de la Edad Media, pues en esa época murieron unas 137 millones de personas, algunos dicen que más otros que menos, por eso manejo un punto medio en las cifras. Pero a final de cuentas se trata de víctimas humanas de una enfermedad, y también de la ignorancia. 

Recordemos que en aquellas épocas la medicina que se manejaba en Europa era realmente tan funcional como la homeopatía o la medicina holística de hoy en día, o sea que no servía para nada, se requirió de muchos tropiezos para ver los garrafales errores en esa “medicina” en plena época de oscurantismo. 

Pero ahora el neo-oscurantismo busca posicionarse de nuevo como una ideología muy similar a la que se vivía en el siglo XIV. Pero ahora tiene la novedad que utiliza el internet y las redes sociales para contaminar e infectar las mentes de las personas. 

La generación de los millenial y los de la generación de cristal, también llamada generación débil, son muy seguidoras de muchas ideologías neo-oscurantistas y filosofías light que se quiebran ante los más básicos cuestionamientos de raciocinio analítico e inquisitivo que todos deberíamos de desarrollar ante tales postulados. 

No mucha gente aprovecho la cuarentena para tomar cursos en línea, una excelente opción de aprendizaje de nuevos conocimientos, muchos prefirieron sólo pasar los días “maratonenando” viendo series y películas en internet. 

Los que salíamos a trabajar éramos los que vivimos esa tensión de convivir con otros bajo el riesgo del contagio, y los que nos contagiamos vivimos el temor de poner en peligro a nuestros seres queridos. 

Los que no creían en la pandemia, ahora saben que es real, los que creían que con oraciones esto iba a menguar han visto a sus sacerdotes y pastores sucumbir ante este padecimiento. El choque con la realidad para muchos fue muy fuerte, y todavía no se han recuperado del todo. 

Los dueños de muchos colegios quieren que los niños vuelvan a clases, para poder tener motivos para aumentar las colegiaturas, a pesar de que todavía existe el riesgo de un rebrote en los infectados. 

Lo que hace falta a esta sociedad es una nueva Ilustración, como la del siglo XVIII, pero eso ya es otra historia. 

Ahí se las dejo de tarea. 
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