El día de ayer, domingo 5 de mayo, fue un día histórico para nuestro país, pues en unas 25 ciudades de la nación se realizaron lo que fue denominado como la “Marcha del Silencio” en la cual participaron decenas de miles de personas, sobre todo en la Ciudad de México. Fue una tendencia a nivel nacional con más de 32 mil publicaciones relacionadas a este evento en su momento más fuerte.
Fue una marcha del reclamo, en donde se exigió al mandatario que se cumpla todo lo que prometió en su campaña y que convenció a muchos, y ahora muchos de esos son los mismos que ahora le reclaman decepcionados por sus acciones y resultados. Hubo intentos de las ya conocidas cuentas títeres y bots de revertir la tendencia en las redes, pero no lo lograron, pues el mismo pueblo le exigió al presidente que debe de obedecer las leyes, no a manipularlas a su antojo o al de su gabinete.
No hubo silencio, la voz del pueblo bueno y sabio que tanto fue mencionado en las campañas electorales se hizo escuchar. Ya no es el mismo pueblo que quiere un opresor en el gobierno, este pueblo quiere un auténtico servidor público, un verdadero funcionario público, que se merezca su sueldo, y que le de respuestas y soluciones al pueblo.
Que ya no intente censurar a la prensa y a demás intelectuales que lo cuestionan y ponen en evidencia sus fallas. El pueblo de México es el dueño del presidente, y tiene todo el derecho a llamarle la atención y a exigirle que ya se deje de hacer pantomimas y que se ponga a trabajar.
Se rodeó de lo peor en su gabinete, en parte también por ello tanto repudio, su partido se formó con lo peor de los demás partidos políticos añejos y corrompidos, y aun así “ganó”. Fue un voto de castigo para el sistema político del país, pero no debía de ser un castigo para el pueblo mexicano.
Hoy ya todo el mundo sabe gracias a las noticias del descontento popular que hay en México por los altos niveles de inseguridad y criminalidad que se viven en muchas ciudades, de los apoyos que fueron retirados a muchos que los necesitaban, de las personas que fueron despedidas injustamente a pesar de su trabajo y trayectoria, de los personajes de muy dudosa virtud que se les regaló un puesto en el gobierno, y muchas cosas más.
No se puede decir “no pasó nada”, falso, sí pasó, y mucho, un país ya se manifestó harto y fastidiado de tener que volver a aguantar lo que ya había aguantado por más de 70 años, la oligarquía y el neo-fascismo no deben de prevalecer en nuestro país. Vivimos en un mundo global, y si queremos que nuestro país avance debemos de extirpar a los tumores malignos del pasado que quieren reverdecer de nuevo.
Ya a nadie engaña, menos del 30% está a favor del presidente, las encuestas libres hechas hasta por sus feligreses así lo han puesto en evidencia. Ni siquiera los pseudo-periodistas lograron silenciar el descontento de todo un pueblo. El presidente tiene que corregirse, pedir disculpas a todos, comenzando por los que votaron por él y luego por todos los que pagan su sueldo, pues confiaron que ya no era como sus compañeros de antiguos partidos.
Pero si no tiene la calidad y la virtud de reconocer sus errores, pues ya demostraron que carece de toda autoridad moral, tiene derecho a dejar a otros que hagan lo que él no puede.
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