Antes que otra cosa, muchos de esos millennials, opinólogos e importosos que se la pasan en las redes sociales deberían de saber que el primer requerimiento para el que quiere ser analista y crítico social es: Solo habla de lo que conoces y dominas, no hables de lo que no sabes. Pero muchos de ellos, la gran mayoría hablan desde la ignorancia, desde el desconocimiento del fenómeno o caso que intentan abordar en sus diálogos o intentos de debates contra otros.
Es muy lamentable, y hasta patético, que muchachitos veinteañeros se quieren poner a retar a debatir sobre política, economía e historia con periodistas, historiadores, estudiosos o analistas que tienen (tenemos) de carrera en los medios, lo que muy apenas ellos tienen de vida. Creen saber mucho de algo que no vivieron ni conocieron, y que mucho menos han puesto sobre la mesa del análisis y el escrutinio.
Muchos se basan en “estadísticas de encuestas” para intentar sustentar sus dichos y afirmaciones, estadísticas de empresas que paga algún partido político o alguno de sus filiales. Estos jovencitos opinólogos son muy buenos repitiendo, copiando y pegando textos o imágenes que les favorezcan a ellos y sus ideales, pero se quedan sin palabras cuando se les cuestiona sobre sus ideales o se pone en duda sus afirmaciones, y solo recurren a descalificaciones personales y falacias ad hominem.
Como dice el analista y comentarista Mario Adalid: "Primer error, ir arriba en las encuestas no te da la razón. Se le llama argumento ad populum, y es muy básico. Si esto fuera cierto, el reggaetón sería mejor que la música barroca".
La democracia no sirve si la gente es ignorante e inculta. Si mil cuervos graznan, no quiere decir que tengan la razón, solo que son cuervos, eso es el populismo. Pero tenemos una juventud que es ignorante por voluntad, así es, tienen retraso intelectual por voluntad propia, no les gusta saber, evaden el conocimiento pues acarrea deberes y responsabilidades, prefieren creer que están bien y que lo que ellos creen es lo correcto, en otras palabras, se autoproclaman “dueños absolutos de la verdad”.
Lo contrario al populismo sería la tecnocracia, un gobierno basado en el conocimiento, la educación, la ciencia y la tecnología. Pero para eso necesitamos que a las personas les guste pensar, razonar y aprender cosas nuevas, a desarrollar conocimiento; no a reciclar creencias falsas y mitos viejos. El neo-oscurantismo debe der extirpado de la sociedad.
Necesitaríamos que la gente deje de creerse “estadísticas” de “encuestas” que no representan el auténtico sentir de una población y mucho menos representar la realidad basaba en evidencia constatable. No importa que uno crea tener la razón, todos debemos de tener esa razón si queremos que este país, y el mundo entero avance en dirección del progreso y desarrollo.
¿Es mucho pedir que se pongan a razonar con lógica en lugar de pensar con las vísceras? Así no vamos a llegar a ningún lugar bueno, todo lo contrario. Lo importante no es opinar primero, lo importante es razonar primero antes de opinar, y si no sabes, no opines. Ley de oro en la vida.
Lo peor del caso es que ni siquiera saben que es la tecnocracía pues es ir más allá de su saber y sus ideas. A pesar de que ha habido intentos de aplicarla en algunos países, nunca se ha logrado hacerlo correctamente. Nunca ha faltado el político-empresario-activista que no le favorece la dirección en que avanza el progreso científico y tecnológico, y prefieren decantarse por ideas que le sean más favorables a sus intereses.
La tecnocracia se plantea desde sus orígenes como una respuesta y solución al problema que acarrea la aplicación del socialismo en las sociedades, pero mientras existan intereses particulares que prefieren que la clase media siga manteniendo los privilegios de las "clases altas" y gran parte de los subsidios de las "clases bajas". Pero en fin, para eso es el "voto razonado" es la base de todo esto.
Ahí se los dejo de tarea, solo piénsenlo bien, no vaya a ser que tiren el país, y al mundo, a la basura.
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