De nuevo las redes sociales, varios portales de internet y algunos otros medios electrónicos e impresos se dieron a la tarea de difundir la falsa noticia de que el día 23 de septiembre (algunos dijeron al principio que sería el 24) un asteroide se estrellaría contra la Tierra causando grandes desastres entre ellos terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas por todo el planeta, lo que desataría el fin del mundo, de nuevo.
De hecho la falsa noticia de que un científico de la Universidad de Harvard, había dicho que habría pronto en Norteamérica una serie de terremotos, ya ha sido desmentida en toda medida, dejando en tela de duda la “calidad periodística” de más de un portal de “noticias” que la publicó como si fuera una noticia real; e incluso la misma NASA ya ha informado que no se va a estrellar ningún asteroide de gran magnitud contra la tierra en esas fechas, como los pronostican los catastróficas apocalípticos del internet con sus varias cuentas falsas. Recordemos que a diario se precipitan unas 15 toneladas de material espacial, desde chatarra hasta pequeñas rocas, pero casi nunca ocurre algo extraordinario.
Lo más que va a pasar, además del equinoccio de otoño, será que el 24 de septiembre a las 24:00 horas será el apagón analógico en México, cuando se deje de transmitir televisión por señal analógica, algo muy parecido ocurrirá en el 2020 cuando se tenga que dejar de transmitir radio por la señal de amplitud modulada (AM), pero eso ya es tema de telecomunicaciones.
La cuestión es que deja entrever, de nuevo, el actuar del neo-oscurantismo en la sociedad moderna que exalta el abismo existencial de muchas personas, y la pereza mental de otras, que le siguen el juego a esos que viven del negocio de la falsedad en los medios de comunicación. Y luego las personas se quejan de la “telebasura”, de los políticos corruptos, pero siguen prefiriendo la basura mistificante que abunda en las redes sociales y demás medios electrónicos que promueven esoterismo y otras supersticiones que solo engendran involución intelectual en el ser humano.
Y es ahí cuando se pone uno a cuestionarse, en caso de un cataclismo de esa magnitud ¿valdría la pena salvar a toda esa sociedad que prefiere creer en falsos mitos que en el conocimiento concreto y verificable, si ellos mismos se condenan a su perdición por enarbolar a la ignorancia y la falsedad en sus acciones? ¿Qué mundo nos dejarían ellos a nosotros? Los extraterrestres no los van a salvar, mucho menos los “maestros astrales” o “celestiales”, ninguno de ellos. Los únicos que los puede salvar es el conocimiento de lo real, palpable y tangible, eso que nos permite respirar y existir como seres humanos conscientes y pensantes, libres para cuestionar y poner en duda lo ambivalente.
A veces no se que pensar, ¿a dónde se dirige esa humanidad que prefiere creer una mentira en lugar de ponerse a analizarla y deducir que es falsa? ¿Merecen ser salvados? Me parece que ellos mismos ya se pusieron la soga al cuello. Hay que hacer que se salven, pero por ellos mismos.
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