Ahora vamos a hablar del agnosticismo, el cual es definido como una “doctrina filosófica que niega al entendimiento humano la capacidad de llegar a comprender lo absoluto y lo sobrenatural”. Podríamos decir que en la actualidad, el agnosticismo es, más bien, una ideología que considera inaccesible el conocimiento de lo divino, metafísico, místico o sobrenatural, pues no es posible someterlo a una observación o experimentación de forma empírica y palpable. En pocas palabras, se puede decir que se basa en el saber de las cosas, no en el creer en ellas, pues el saber (el conocimiento) es el que se puede constatar y verificar de manera certera y empírica, mientras que el creer se basa en la especulación sin certeza, en tener “fe” en cosas que no se conocen.
La frase que más caracteriza al agnosticismo es la de “Yo solo sé que no sé nada” del filósofo Sócrates, la cual denota una muy humilde postura. El agnóstico no niega la existencia de un dios, ni la afirma, pero cuestiona ambas posturas, pues ambas son afirmaciones sobre un tema que no es posible someterlo a pruebas verificables.
Sobre ese tema, podemos decir que dios es eso que los creyentes no han podido demostrar que sí exista, y los ateos no han logrado demostrar que no exista. Así es, siendo objetivos ambos casos están igual de estancados en el asunto. En las dos posturas algunos de sus argumentos son parciales y tendenciosos, sin dejar de mencionar que en varios casos hasta peyorativos e insultantes hacia sus contrarios. Sería mucho más interesante que emprendieran una investigación en contra de sus propias creencias, pues así podrían constatar que tan en lo cierto, o en el error, están sus afirmaciones. Pero para eso me parece que les faltaría un poco más de humildad, pues ambos lados son férreos defensores de sus ideas.
El agnóstico cuestiona el tener fe en cosas basándose en simples creencias, mitos o suposiciones, y prefiere el tener el conocimiento certero de las cosas y su funcionamiento. En otras palabras, en el agnosticismo no se busca el creer o no creer en algo preternatural, pues eso es un acto de fe, que nada tiene que ver con el conocimiento concreto del universo; el agnóstico busca el saber el qué, cómo y porque de las cosas; no se limita con creencias e ideas preconcebidas o en dogmas basados en la fe o mitología.
No está en contra de otras doctrinas religiosas o filosóficas, las respeta y admira de ellas lo bello que puedan tener cada una de ellas, lo que no tolera es los choques dogmáticos que ocurren entre distintos credos al enfrentarse entre ellos, pues con ello no se llega a nada y es una perdida de tiempo, a lo cual podríamos agregar el cuestionamiento “Si ti dios es tan poderoso como dices ¿por qué necesita que tú defiendas su palabra?”, lo que pone en evidencia la falta de “divinidad” en ciertas disputas que surgen en algunos lugares.
De hecho los agnósticos invitan a analizar que hay de bueno y funcional en cada una de las distintas doctrinas que hay en el mundo, haciendo a un lado todo tipo de fanatismo o fundamentalismo radical que solo trae conflictos muy dañinos para toda la humanidad. Por ello el agnóstico está a favor del laicismo imparcial y neutral, para buscar tener una paz y armonía entre todos.
El agnóstico está en contra de las practicas supersticiosas basadas en supuestos “dogmas religiosos” (muchos de ellos manipulados por intereses netamente humanos) que oprimen a las personas, obligándolas a cometer actos que van en contra de su salud e integridad.
Pero de hecho, también está en contra de las conductas antireligiosas que promueven ideas de odio y ataques en contra varios cultos, simplemente por el hecho de que no se esta de acuerdo con ellos. El agnóstico es el que argumenta, basándose en la evidencia histórica de que “No hay religiones malas o buenas, son las personas las que son buenas o malas”. Pues todas las doctrinas han sido perseguidas en su momento, y también en su momento fueron persecutoras. Desde los judíos, y hasta los ateos, han sido víctimas y victimarios en esa irracional batalla de que ideología es la mejor a seguir.
El que afirma es el que tiene el cargo de mostrar la evidencia, los creyentes aseguran que hay un dios, los ateos niegan esa posibilidad, pero ninguno lo demuestra de manera sustentable. Se los dejaremos de tarea, pero que ya dejen de pelearse y dejen vivir en paz a los demás.
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