Estimados amigos, la historia de la humanidad nos ha enseñado que en determinados momentos y épocas, los seres humanos han cometido actos terribles que van en contra de sus cualidades naturales de ser criaturas sociales, racionales e inquisitivas, usando como estandarte ideas que han desencadenado eventos nefastos empujados por ideas retorcidas que nublan la consciencia y la razón.
La historia nos ha enseñado que nunca ha faltado el líder de opinión, filósofo, político o religioso que enarbolando una ideología se ha levantado en armas contra todos los que estén en contra de sus ideas, o contra quienes intenten ignorarlas. Esas acciones extremistas que desea que todos se apeguen a un tipo de pensamiento o creencia, ya sea por las buenas por las malas, es el fanatismo.
Aunque fanatismo sea definido por los diccionarios como “la defensa apasionada de creencias, opiniones e ideologías”; sin embargo, una definición más actualizada y contemporánea de este termino sería la de “el ataque a personas e instituciones que representen a ideologías distintas o contrarias a las ideologías personales. El fanatismo es la ilógica e irracional preocupación y apasionamiento del individuo para que sus ideas prevalezcan por encima de las que sean diferentes a ella, y para ello es capaz de realizar cualquier tipo de actos, con tal de dejar una huella que impresione de manera intimidatoria a los que no sigan sus opiniones o gustos.
Hay fanáticos de todo tipo, desde los fanáticos “deportivos” que son capases de robar y agredir a los aficionados que no sean de sus equipos deportivos con tal de conseguir boletos para ver el partido de su equipo predilecto; o los fanáticos políticos que se especializan en atropellar los derechos y libertades de los demás ciudadanos con tal de exigir que se respete sus derechos o se les entregue los beneficios que ellos desean; hasta los fanáticos de índole religioso o racial que, que bajo la nefasta idea de participar en una “guerra santa” o “limpia racial”, son capases de los más terribles y astrosos actos de odio. Para colmo, incluso hay fanáticos de los extraterrestres y los ovnis, un tema que ya está más que desmitificado, y demostrado, de que los ovnis no son naves extraterrestres, y que todo indica, como ya lo hemos mencionado antes, que los extraterrestres (de existir) de momento no están en nuestro mundo.
El nivel del fanatismo de las personas nos da una perspectiva bastante clara de la salud mental de estos individuos, pues dependiendo de su fundamentalismo o radicalismo se puede obtener un parámetro de que tan cuerda está su mente, o como dice el sociólogo chileno Alexis Rebolledo Carreño ”Dime cómo es tu Dios y te diré cómo está tu salud mental”.
Es de sabios ser tolerante y moderado, y no dejarnos arrastrar por emociones surgidas de incomprensión o diferencias de opinión. Meditemos un poco más las cosas antes de querer hacer correr sangre por los ríos. Pensemos en que “Es más fácil insultar a los que no piensan igual que nosotros que pensar si pueden tener razón. Sin autocrítica no hay conocimiento”, como nos dice el filósofo español Roberto Augusto, quien con esta frase nos describe de manera bastante realista el actuar de los fanáticos.
Hay fanatismo en casi todas, (o posiblemente en todas) las ideologías, hasta en los más “moderados” puede haber fanáticos. Todos los cultos e ideologías han sido perseguidos en alguna época de la historia, desde los cristianos, judíos, musulmanes, hinduistas, budistas y hasta los ateos y agnósticos han sido atacados, en distintos tiempos, por no formar parte de la ideología reinante en alguna parte del mundo; y también practicantes de toda ideología, en algún momento, han sido quienes atacan y persiguen a los demás que no concuerdan con sus fundamentos.Y es ahí donde podemos ver que no hay religión o ideología que sea mejor o superior a las demás, son sus practicantes o seguidores quienes dan el buen o mal ejemplo con sus acciones.
Si todos viviéramos en una isla solitaria alejados de todos los demás, no habría ningún problema por ejercer las creencias, pero resulta que todos vivimos en un mismo planeta, en una sociedad cada vez más unida y global, la cual no dejará lugar a divisiones o separatismos extremistas, por lo que debemos de aprender a tolerar y convivir con todos, pues esa es nuestra naturaleza, vivir unidos en sociedad, de manera lógica. racional y con respeto, y quienes atentan contra ello por cualquier tipo de creencias, es ir en contra de la naturaleza misma del ser humano.
La paz y la tranquilidad no tiene precio, tus derechos o creencias no están por encima de los demás, todo lo contrario, están al mismo nivel, debes de saberlo. Si la unión hace la fuerza, ¿no te parece ilógico querer separar a lo humanos por simples ideales? Se humano y se tolerante con los demás, demuestra tu humanidad tratando de entender y comprender a los demás.
Fuente: http://info7.mx/editorial.php?id=4036
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