Estamos en una época en donde el periodismo digital va ganando, cada día, más terreno y causando más impacto en la población, pues la información llega en un instante de cualquier lugar del mundo, directamente a las personas en sus aparatos electrónicos de consulta, ya sea notebooks, tablets y ahora hasta sus teléfonos inteligentes.
Ya pasó el tiempo donde tenías que esperar el periódico impreso, en la puerta de tu casa, para darte cuenta de lo que había pasado el día de ayer. Hoy las noticias, literalmente, vuelan a la velocidad de la luz. Pero esta inmediatez de la noticia, también está siendo aprovechada por personas sin ética profesional que se dedican a divulgar desinformación.
Si uno indaga un poco en la red, podrá encontrar varias campañas de desinformación intoxicante, las cuales se dedican a manipular la información con el fin de crear en el público un estado de opinión contrario a la lógica y a la razón, que sea propicio para los turbios fines que estos individuos tienen. Sus armas más comunes es la publicación de escritos en distintos portales de muy variable fama, pero de muy dudosa reputación y nula veracidad, buscando infundir ideas y sentimientos moralmente nocivos para la sociedad, y que favorecen sus perversas intensiones.
Recordemos, un hombre con moral sabe que mentir es malo, un hombre con ética no miente. Estos portales neo-oscurantistas usan con mucha frecuencia la careta de “nueva era” o de temática “light”, utilizando palabras lindas, amables y en algunos casos muy rimbombantes, para aparentar cierta autoridad y conocimiento en el tema que manejan. Pero la información que manejan es contraria a la realidad que uno puede constatar libre y abiertamente. Ellos lo que buscan es que se les crea sin lugar a duda, y ahí esta su negocio.
Cuando uno se topa a uno de estos individuos y les cuestiona sobre sus modos y argumentos, se ponen a denostar y a tomar la postura de mártires, jueces y verdugos de quien ponga en duda su palabra, y más si demuestran que están en un completo error. Hay gente que cree saber mucho, pero demuestran todo lo contrario, el problema es que solo lo creen, no lo constatan, y es ahí donde chocan contra la cruda realidad.
Y luego te salen con falacias como: “El error más estúpido de quienes buscan la verdad es que creen que por sólo buscarla son dignos de encontrarla”, poniendo en evidencia su temor a ser expuestos ante todos. Si de argumentos se trata, uno mucho más lógico y racional es el del político y escritor Václav Havel, que dice “Acércate a quienes buscan la verdad y aléjate de quienes dicen que ya la encontraron”. La realidad no se puede tapar con un dedo, o con la mano, ni cerrando los ojos se puede evitar.
Hay individuos que siguen alegando que “se rinden ante las evidencias”, y eso es lo peor que podemos hacer. Las evidencias no son para que nos rindamos ante ellas, son para someterlas a pruebas y verificar su autenticidad. Por si no lo saben, las imágenes en fotografía o en video no tienen calidad de evidencia de grado científico, por lo tanto no cuentan. Los “mensajes” dejados por entidades supuestamente extraterrestres, espirituales o astrales, no son evidencia de nada, los testimonios de presuntos testigos no son relevantes ni de importancia. Las imágenes y los mensajes no importan, lo importante es el resultado de las pruebas a las evidencias, eso es lo que realmente sí importa.
El ciberperiodismo, o periodismo electrónico, debe ser funcional para la sociedad, debe de brindar algún tipo de servicio o beneficio a las personas, no debe de ser publicar por publicar; sus practicantes deben tener ética, requieren estar comprometidos con la seriedad y la objetividad, alejándose de toda artimaña farandulera que termina por corromper y estropear la labor informativa.
Por eso, todos los que realizan este bello oficio deben de optar por darle la espalda a la desinformación, esa que se adorna con lindas palabras y solo da alegría momentáneas y estupefacientes a algunas personas; requieren apegarse a la realidad tal cual es, dejar de lado verdades particulares. El público merece conocer la realidad, muy por encima de las verdades personales, y a medias, que le agradan a algunos promotores de sus “verdades”.
Fuente: http://info7.mx:9000/editorial.php?id=1989
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