12 noviembre 2024

El Museo de la Alquimia de Praga



El Speculum Alchemiae, también conocido como el Museo de la Alquimia de Praga, es un lugar sorprendente e igualmente enigmático, situado en el corazón de la llamada por muchos como la ciudad más bella del mundo.


El local donde se encuentra situado este insólito museo se remonta al siglo IX de nuestra era, que en sus inicios funcionó como una apoteca o farmacia. Pero en su interior, más específicamente, en su sótano secreto, guardaba muchos secretos.

En el siglo XVI, durante el reinado de Rodolfo II de Habsburgo, Archiduque de Bohemia, fue cuando vivió su mayor gloria por el gran interés que el aristócrata tenía por la alquimia, la ciencia y las artes.



Pero la iglesia católica condenaba todo lo relacionado con las “ciencias ocultas”, y por eso los alquimistas tenían que ocultarse en el barrio judío de Praga, pues los judíos eran mucho más tolerantes a estos conocimientos.


Durante el siglo XIX muchas casas y edificios antiguos fueron demolidos durante un “saneamiento de la ciudad judía”, pero por razones desconocidas, este lugar se mantuvo intacto. Según algunos, se piensa que el lugar fue conservado debido a que algunos sabían de los secretos que se ocultaban en sus túneles subterráneos.



Sus secretos se mantuvieron ocultos hasta que en el año del 2002 llegó una gran inundación que derrumbó un muro, dejando a la vista uno de sus túneles secretos. Durante los 10 años en que se llevó a cabo la reconstrucción del lugar se encontraron los túneles subterráneos que guardaban insólitos tesoros alquímicos.


Hoy en día al entrar al lugar, parecería una tienda de antigüedades y artilugios esotéricos, entre los que se puede encontrar desde pociones para distintas cosas, hasta figuras del famoso Golem de Praga, creado por el rabbi Judah Löw, que según cuenta la leyenda, fue creado para defender a la comunidad judía de los ataques de los fanáticos cristianos.


Pero después de ser recibido por las amables encargadas del museo, ellas abrirán una primera puesta para llevar a los visitantes a un cuarto oculto donde inicia el recorrido.


En ese primer cuarto, que funcionó como despacho de alquimistas, destacan antiguas pinturas con simbología alquímica en las paredes, un gran librero lleno de antigüedades, pero en la parte alta se encuentra un candelabro con rostros de Moisés con cuernos. Las encargadas explican que, por ser un mediador entre el cielo y la tierra, tiene cuernos como una representación muy antigua de poder, de una época anterior al cristianismo.



Pero ahí es donde el misterio se hace más vívido, pues frente a todos, una de las encargadas abre una puerta secreta que lleva a todos los visitantes a los pasajes subterráneos del museo, donde podrá ver como eran los auténticos laboratorios y talleres de los alquimistas en la antigüedad.


Hay una leyenda que cuenta que, hace mucho tiempo, fueron vistas una yunta de “cabras de fuego” que una vez salieron corriendo de esta casa rumbo a la Plaza de la Ciudad Vieja, y quien se opusiera a la yunta de cabras, desfallecía o moría. Hoy en día explican que, posiblemente había fuertes explosiones en el taller subterráneo, y el fugo salía exhalado por un túnel que lleva de la casa a esa plaza, pero era tan poderoso que la gente podría ver las llamaradas desde la calle.


Praga, la ciudad más bella del mundo, es un lugar donde las leyendas antiguas no sólo se escuchan y se ven, se viven, y el Speculum Alchemiae es el lugar preciso para hacerlo.


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11 noviembre 2024

En pleno siglo XXI: ¿Existen los fantasmas?



La presunta existencia de fantasmas es un tema todavía muy debatido en algunos círculos dedicados a los temas de misterio y leyendas, a pesar de que no hay evidencia empírica concluyente que confirme su existencia.

En el ámbito científico, los llamados fenómenos paranormales atribuidos a fantasmas suelen ser explicados de varias formas, como ilusiones ópticas, condiciones psicológicas, interferencias electromagnéticas, o incluso efectos del poder de la sugestión. Estos factores pueden hacer que las personas experimenten o interpreten ciertos eventos como paranormales.

Muchas culturas, y religiones tienen creencias sobre los fantasmas, que para ellos son espíritus de muertos. Estas creencias están profundamente arraigadas en la historia humana y en la manera en que entendemos la vida y la muerte. Desde un punto de vista psicológico, el fenómeno de los fantasmas podría estar relacionado con el deseo de encontrar significado o la necesidad de mantener una conexión emocional con quienes ya murieron.

Aunque algunos investigadores de fenómenos paranormales han tratado de documentar evidencia de supuestos fantasmas mediante grabaciones de audio, video o instrumentos para medir cambios ambientales, no se ha obtenido nada que sea reconocido como prueba contundente en la comunidad científica. Mientras no haya pruebas verificables, la existencia de los fantasmas sigue siendo un tema abierto a interpretación.

La creencia en fantasmas se puede explicar desde varios puntos de vista psicológicos, culturales y sociales. Todavía para muchos la muerte es uno de los grandes “misterios” de la vida y eso despierta en ellos curiosidad y temor.

Creer en fantasmas o en una "vida después de la muerte" puede proporcionar consuelo al pensar que algo de nosotros, o de nuestros seres queridos, continúa existiendo. Esta idea también da una narrativa de continuidad, lo que a algunos ayuda a reducir el miedo a la muerte.

En algunas situaciones difíciles, como la muerte repentina de alguien en un evento traumático, la creencia en fantasmas puede brindar cierto sentido de control o de comprensión ante lo desconocido. Pensar que los fallecidos podrían seguir en contacto ofrece una idea aceptable frente a un suceso que de otra forma sería muy doloroso y difícil de soportar.

En algunos casos, las personas a menudo interpretan estímulos ambiguos, como ruidos extraños, movimientos de objetos, o sombras, como patrones paranormales. Mucha gente a menudo reporta experiencias inusuales como luces que parpadean, sonidos extraños, o el “sentir presencias” en una habitación, que pueden parecer inexplicables. Este tipo de situaciones puede interpretarse como “evidencia” de lo paranormal o sobrenatural, especialmente si la persona ya está predispuesta a creer en fantasmas. El sesgo de confirmación lleva a que busquemos información que respalde nuestras creencias y a ignorar aquello que las contradice.

La repetición constante de estas ideas en la cultura popular crea una familiaridad y hasta una "normalización" del fenómeno, haciendo que muchas personas lo consideren posible o probable.

Hay que recordar que la pareidolia es la tendencia a ver figuras o rostros de personas donde no las hay, algo muy recurrente, especialmente en los creyentes religiosos; mientras que el fenómeno de la apofenia nos lleva a encontrar aparentes significados o patrones donde no existen. Ambas tendencias psicológicas pueden hacer que las personas perciban “presencias” en situaciones que en realidad son completamente normales y naturales.

Como vemos, la creencia en fantasmas está fuertemente impulsada por el deseo humano de entender la vida y la muerte, encontrar consuelo, y dar un sentido a experiencias aparentemente inexplicables. Aunque no hay evidencia científica, estas creencias cumplen funciones importantes para muchas personas, tanto a nivel individual como social.

Ahí se las dejo de tarea.


02 noviembre 2024

Belduque y La Muerte





La Muerte: ¿Me temes?

Belduque: No, no te temo. 

La Muerte: ¿Por qué?

Belduque: Porque sólo eres una parte de ese bello proceso llamado vida, eres el final, pero formas irremediablemente parte de ella. 

La Muerte: ¿No le temes al más allá?

Belduque: No le temo a lo “desconocido”, mucho menos al “más allá”, pues realmente no existe ninguna razón para temerle a lo que no hay ninguna certeza de que nos pueda causar daño. 

La Muerte: ¿No le temes a la noche?

Belduque: La noche es para dormir y descansar, igual que la muerte. 

La Muerte: ¿Y no le temes a la oscuridad?

Belduque: Mucho menos le temo a la oscuridad, pues sólo en la oscuridad se puede conciliar un dulce sueño reparador.  

La Muerte: ¿Sí sabes que si miras a la oscuridad, en realidad es la oscuridad quien te esta mirando?

Belduque: Y con mayor razón no hay que temerle, incluso valdría la pena brindarle una sonrisa a la oscuridad, pero nunca temerle, pues quien sabe, a lo mejor hasta la oscuridad nos regresa una sonrisa. 

La Muerte: Ve y vive, vive feliz.

Belduque: Y así lo haré, hasta que vengas por mi, y así podamos compartir una última sonrisa.

La Muerte: ¡Hasta esa noche, la noche de los tiempos!

Belduque: ¡Hasta la noche de los tiempos! ¡Bye! 

¡Feliz Día de Muertos a todos!

*Modelo: Danna Sánchez 

30 octubre 2024

Halloween: Dar alegría a los demás

 


Halloween es una festividad que ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero en su esencia, siempre ha estado marcada por el acto de compartir golosinas y generar alegría en la comunidad.

Si bien muchos la asocian con disfraces, historias de terror y decoración espeluznante, el verdadero espíritu de Halloween radica en algo mucho más simple y humano: Dar alegría a los demás.

Uno de los aspectos más característicos de esta celebración es el tradicional "truco o trato" o “pedir calavera”, en el que los niños, disfrazados de distintos personajes de fantasía, recorren las calles y tocan puertas en busca de golosinas.

Para muchos, este aparente “ritual” es el corazón de Halloween. Sin embargo, lo que subyace a esta costumbre va más allá de simplemente dar dulces. Se trata del intercambio de sonrisas, un pequeño gesto que conecta a las personas, fomenta la generosidad y trae felicidad tanto a quienes dan como a quienes reciben.

La práctica de regalar dulces en Halloween tiene muy raíces antiguas. Pero primero que nada, recordemos que fue inventado en el siglo VII por los católicos. El nombre del “Halloween” proviene de la festividad cristiana de la "Víspera del día de todos los santos", que en inglés antiguo era “All Hallows Eve”, la cual se realizaba el 31 de octubre, un día antes del "Día de Todos los Santos" que es el 1 de noviembre, y que era muy popular en Irlanda y Escocia.

El Papa Bonifacio IV instituyó esa ceremonia en el año 609, para honrar a la Virgen María y a todos los “mártires” de la iglesia católica. Con el paso del tiempo evolucionó al actual de “Día de Todos los Santos”. Esta fiesta religiosa se hacía los días 13 de mayo, pero el Papa Gregorio III, en el siglo VIII, la cambió y la pasó al 1 de noviembre. Tiempo después también se instituyó el día 2 de noviembre como “Día de los Fieles Difuntos” (Día de Muertos).

En el pasado, del otro lado del mundo, en el festival celta de Samhain (el año nuevo celta), que marcaba el final de la temporada de cosechas y el inicio del invierno, se creía que los espíritus de los muertos podían regresar al mundo de los vivos. Por lo que las personas dejaban comida y dulces fuera de sus casas para calmar a los espíritus y protegerse de cualquier mal.

Con el tiempo, esta tradición se transformó y se popularizó en gran parte del mundo, y gracias al sincretismo se adoptó la forma que conocemos hoy en día. Ahora los niños disfrazados que van de puerta en puerta pidiendo golosinas. Aunque la conexión espiritual se ha desvanecido, la idea de ofrecer algo a quienes llegan a nuestra puerta ha perdurado como un acto de buena voluntad y hospitalidad.

El verdadero significado de regalar dulces en Halloween no está en los dulces en sí, sino en lo que simbolizan: Un momento de encuentro. Cada puerta que se abre es una oportunidad para compartir un instante de alegría, para sorprender a los más pequeños y recordarles que, al menos por una noche, el mundo está lleno de magia y amabilidad. Esa chispa de emoción en los ojos de un niño cuando recibe su golosina favorita es, en muchos sentidos, lo que hace que Halloween sea tan especial, y por eso ha sido adoptado voluntariamente por los niños del mundo.

Además, el gesto de dar golosinas a quienes tocan nuestra puerta, es una manera de recordar que la generosidad no necesita grandes motivos. Halloween nos invita a abrir nuestros corazones, a compartir alegría sin esperar nada a cambio y a disfrutar de la simple satisfacción de hacer sonreír a alguien más.

En un mundo donde, a veces, estamos más desconectados unos de otros, Halloween nos brinda la excusa perfecta para volver a conectarnos, aunque sea por unos breves momentos. El simple hecho de abrir la puerta y compartir dulces con un niño disfrazado de un ser de ficción o fantasía crea lazos que fortalecen el sentido de comunidad. Es un recordatorio de que, en el fondo, todos buscamos momentos de alegría y conexión humana, independientemente de la ocasión.

El espíritu de Halloween no se trata solo de lo macabro o lo maligno, como algunos charlatanes lo aseguran. En su forma más pura, es una celebración de generosidad y alegría. Regalar dulces no es simplemente cumplir con una tradición, sino una oportunidad de iluminar el día de alguien más, de crear recuerdos felices y de abrir nuestras puertas, tanto literal como simbólicamente, a la bondad.

Así que la próxima vez que suene el timbre en Halloween, recuerda que en ese sencillo acto de ofrecer dulces estás participando en algo mucho más grande: Estás dando alegría, y eso es lo que hace que esta festividad sea verdaderamente mágica.

¡Muy feliz Halloween para todos!

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26 octubre 2024

Justificar de forma lógica el aborto



¿Se puede justificar de forma lógica y racional el aborto? La respuesta es sí; vamos a exponer unos puntos que han refutado y desmoronado el repetitivo discurso “próvida” que tanto han vociferado algunos oscurantistas.

Para comenzar, el Principio de Razón Suficiente establece que todo hecho verdadero debe tener una razón o causa suficiente que explique por qué es así y no de otro modo. Aplicando este principio a la justificación del aborto libre y legal desde una perspectiva lógica y racional, se puede argumentar sobre los derechos y la autonomía de la mujer.

Primero: La autonomía de la mujer es un principio clave en una sociedad que defiende los derechos individuales. Impedirle el control sobre su cuerpo sería una violación de esta autonomía. Una mujer tiene el derecho fundamental de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y sobre su futuro. La razón suficiente para justificar el aborto sería la autonomía de la mujer como individuo racional, que tiene la capacidad y el derecho a decidir sobre su salud, bienestar y circunstancias de vida.

A los que alegan que el feto es un cuerpo aparte y distinto al de la mujer, quieren evitar reconocer que el feto esta dentro de la mujer y se alimenta del cuerpo de la mujer, por lo que si ella no lo desea, indistintamente de como llegó ahí, debe ser totalmente libre de rechazarlo.   

Segundo: La continuidad del embarazo en circunstancias que generan sufrimiento grave o comprometen la calidad de vida es irracional y contrario al bienestar de las partes involucradas. Las mujeres que buscan el aborto lo hacen por razones realmente trágicas, no por gusto, como haber sido víctima de violación, malformaciones fetales, precarias condiciones económicas o de salud, o situaciones familiares complejas. En estos casos, el Principio de Razón Suficiente se puede invocar para justificar que, en tales contextos, continuar con un embarazo puede causar sufrimiento indebido por no estar alineado con el bienestar general de la mujer o la familia.

Tercero: Dado que el feto en etapas tempranas no tiene capacidad de sufrimiento o conciencia, los derechos de la mujer tienen un peso lógico mayor. En tanto que un ser consciente, su bienestar y decisión tienen una justificación suficiente para priorizarse. En el debate sobre el aborto, el conflicto central a menudo se sitúa entre los “derechos del feto” y los derechos de la mujer. Si reconocemos que, hasta un cierto punto en el desarrollo fetal, el feto carece de conciencia o capacidad de autodeterminación, podemos argumentar que los derechos de la mujer, como un ser autónomo plenamente consciente, prevalecen.

Cuarto: El aborto clandestino pone en riesgo la vida de las mujeres, por lo que legalizarlo reduciría estos riesgos, lo que justifica el aborto desde un punto de vista de la reducción de daños. Si el aborto legal reduce el número de procedimientos inseguros, mortales o peligrosos para la mujer, entonces se podría argumentar que permitir el aborto libre y legal es racional porque minimiza el sufrimiento y el daño innecesario.

Quinto: Las decisiones colectivas en una democracia buscan el bienestar general. La legalización del aborto puede tener justificaciones racionales en términos de salud pública, bienestar individual y social, y la protección de los derechos fundamentales. En una sociedad pluralista y multicultural, las leyes que permiten el aborto libre y legal reflejan el consenso de que las mujeres deben tener la opción de decidir si desean continuar con un embarazo. El hecho de que este consenso esté basado en un reconocimiento de derechos y en la búsqueda del bienestar colectivo refuerza las razones suficientes para implementar este tipo de leyes.

Aunque a nivel federal el aborto ya ha sido despenalizado, existen algunas entidades donde todavía esta prohibido por leyes oscurantistas, retrógradas y obsoletas, que deben de ser revocadas por bien de la sociedad entera, no sólo de las mujeres.

Como vemos, desde un punto de vista lógico y racional se puede justificar el aborto libre y legal en base a la autonomía de la mujer, la reducción de sufrimiento innecesario, la minimización de riesgos para la salud pública, y el respeto al consenso social que reconoce derechos fundamentales. Estos argumentos proporcionan razones lógicas y racionales más que suficientes para apoyar una legislación que permita el aborto en condiciones legales y seguras.

Nadie va a obligar a nadie a abortar, así que dejen de querer meterse en las vidas ajenas, ¿o quieren que los otros se metan en su vida? Ahí se las dejo de tarea. 

16 octubre 2024

La empatía es mejor que la religión



La religión fue un pilar central en la vida de muchas sociedades antiguas, proporcionando un “marco ético”, un sentido de comunidad y aparentes respuestas espirituales a preguntas fundamentales. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido el tema de que la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones, puede ser una guía moral mucho más poderosa y más eficaz que la religión.

Mientras que ambos conceptos tienen un profundo impacto en cómo los individuos y las comunidades interactúan y estructuran su comportamiento, es posible argumentar que la empatía, en su forma más pura, ofrece beneficios mucho más directos y universales que la religión.

La empatía es una habilidad intrínseca del ser humano que trasciende las fronteras culturales, ideológicas o religiosas. Es un valor universal. Todos, sin importar su origen o creencias, tienen la capacidad de sentir empatía, de ponerse en el lugar de otra persona y comprender su sufrimiento o felicidad. Este sentido innato de conexión humana permite construir puentes entre personas de diferentes orígenes, y fomenta la cooperación y la solidaridad.

En contraste, la religión a menudo está limitada por las fronteras de sus propias doctrinas y enseñanzas. Las creencias religiosas varían considerablemente, y lo que una religión promueve como virtuoso puede ser visto de manera diferente por otra. Esto puede generar divisiones entre grupos que, en lugar de unirse por su humanidad común, se distancian debido a diferencias doctrinales.

La empatía, sin embargo, no requiere un sistema de creencias particular; simplemente requiere reconocer la humanidad compartida.

Las religiones se presentan como guías éticas para sus seguidores, proporcionando reglas morales que deben seguirse para llevar una “vida correcta” o alcanzar un estado espiritual más elevado. Sin embargo, estas normas están influenciadas por interpretaciones humanas, contextos históricos y políticos, lo que puede hacer que sean rígidas y obsoletas en ciertos aspectos.

Algunas religiones, por ejemplo, han perpetuado o promovido actitudes discriminatorias y de odio hacia ciertos grupos, como las mujeres, los LGBT o personas de otras religiones.

Además, el énfasis en la religión como supuesta “fuente moral” puede llevar a una moralidad tribal, donde el bien se define en función de las creencias compartidas dentro de una comunidad religiosa, en lugar de una moralidad basada en principios universales. Y eso puede crear dinámicas de "nosotros contra ellos", donde las personas de fuera de la “fe” son vistas como supuestos “enemigos”.

Por otro lado, la empatía es flexible y dinámica. En lugar de seguir un conjunto fijo de reglas, la empatía responde a las circunstancias individuales, lo que permite actuar de manera más justa y equitativa en situaciones cambiantes.

Un enfoque basado en la empatía prioriza el bienestar de los demás sin necesidad de una recompensa divina o un castigo moral, lo que lo hace accesible y aplicable en cualquier contexto social.

La empatía tiene el poder de transformar sociedades de manera directa, al poner las necesidades y sentimientos de los demás en el centro de nuestras decisiones y acciones, podemos crear un entorno más inclusivo y equitativo.

Por ejemplo, la justicia social se nutre de la empatía, ya que es a través de la comprensión de las dificultades de los demás que surge la motivación para luchar por sus derechos.

Movimientos sociales y humanitarios, desde la abolición de la esclavitud hasta la lucha por los derechos civiles, han sido impulsados por la empatía hacia aquellos que sufren injusticias.

Mientras que algunas religiones, en teoría, también promueven actos de caridad y compasión, estos a menudo vienen con una expectativa de conformidad a las creencias o normas religiosas. La empatía, sin embargo, no tiene tales condiciones; su único objetivo es aliviar el sufrimiento o compartir la alegría de los demás.

En una sociedad cada vez más secular, donde el número de personas que se identifican como no religiosas está en gran aumento, la empatía emerge como una brújula moral natural. No es necesario ser parte de una religión para practicar la bondad, la compasión o la justicia.

De hecho, un enfoque secular basado en la empatía puede ser más inclusivo y adaptativo, ya que no depende de una creencia en lo sobrenatural, sino de un compromiso con el bienestar humano.

Este enfoque puede fomentar una ética más abierta y colaborativa, donde el bienestar colectivo se coloca por encima de las divisiones ideológicas. El desarrollo de políticas públicas basadas en la empatía, por ejemplo, puede garantizar que se consideren las necesidades de todos los ciudadanos, independientemente de su trasfondo religioso o cultural.

Seamos francos, aunque la religión ha jugado un papel significativo en la historia de la humanidad al “moldear valores” y comportamientos, la empatía tiene un poder único y universal para conectar a las personas más allá de las divisiones que a menudo generan las creencias religiosas.

En lugar de depender de dogmas o recompensas sobrenaturales, la empatía ofrece una moralidad basada en la humanidad compartida, en el entendimiento mutuo y en el deseo de reducir el sufrimiento. Por eso, en muchos sentidos, tener empatía puede ser un camino más inclusivo y eficaz para crear un mundo mejor que el que ofrece la religión.

Ahí se las dejo de tarea. 

11 octubre 2024

En recuerdo a una bruja eslovaca


La ciudad de Bratislava, en Eslovaquia (Slovakia), es una hermosa ciudad que combina lo antiguo con el progreso, donde la seguridad en sus calles y la gran amabilidad de sus habitantes la convierte en un lugar precioso para visitar.

Sin embargo, este bello país que hoy brilla por la perfecta armonía entre lo antiguo y moderno de su arquitectura, tiene un oscuro pasado que ha sabido corregir con sus acciones más recientes.  

En el territorio de Eslovaquia, entre el siglo XV y XVIII, mientras formaba parte del Reino de Hungría, al menos 52 mujeres fueron quemadas acusadas de brujería por la Inquisición católica, según datos obtenidos del Slovak Spectator.

Lamentablemente no existe un registro histórico completo de la caza de brujas en Eslovaquia, ni del número exacto de presuntas brujas quemadas en su territorio. Recordemos que el propio Vaticano en sus propios registros, muy apenas cuenta con 4,000 casos de este tipo durante todo el tiempo que existió el mal llamado “Santo Oficio”.

Sin embargo, el primer hecho bien documentado de una tragedia así en su capital, es el caso de Agatha Toott Borlobaschinová quien fue quemada el 24 de mayo de 1602 frente a la Puerta Michalská (Puerta de San Miguel).

Agáta Toottová Berlobášová, de oficio herbolaria, era originaria del barrio Podunajské Biskupice, y vivió en lo que hoy es la Františkánské Náměstí (Plaza Franciscana). Fue torturada y obligada a admitir que había estado en comunión con un demonio de nombre Peen, que había volado en una escoba y que había cegado a una mujer cosiendo el ojo de un sapo.


Una leyenda local cuenta de que en algunas noches se ve rondar a una dama vestida de negro caminando por sus calles, algunos creen que se trata de Agáta, quien todavía recorre las calles de la hermosa ciudad.

Hoy en día se conmemora a la primera bruja quemada en Bratislava, con una placa en su honor colocada por la Sociedad Eslovaca para el Patrimonio Cultural, “que es un espacio para rendir respeto a todas aquellas mujeres que fueron quemadas en la hoguera, a aquellas mujeres que sufrieron y tuvieron que ocultar su belleza, el conocimiento del poder de la naturaleza, la sabiduría femenina, que hicieron lo mejor que sabían y podían”.

Y como dicen algunos habitantes de esta noble ciudad “Como recuerdo para que los horrores causados por el fanatismo religioso nunca se vuelvan a repetir”.

Hoy en día Bratislava es una ciudad donde la luz de la tolerancia y la amabilidad es la característica principal de sus ciudadanos, de los cuales un 66% son católicos, 20% de otras religiones y un 14% no profesan ninguna religión, en donde los turistas de todo el mundo son bienvenidos a disfrutar de su deliciosa comida y sus bellos palacios.


05 octubre 2024

Constelaciones Familiares: Un timo basado en pseudociencias



Las denominadas "constelaciones familiares" son un enfoque “terapéutico” que ha ganado cierta popularidad en los últimos tiempos, especialmente en los círculos de “terapias alternativas”, pero carecen de toda seriedad.

Fueron inventadas por el teólogo alemán Bert Hellinger en los años 1990´s, y supuestamente eran para resolver conflictos emocionales y problemas interpersonales al explorar supuestos traumas o dinámicas familiares inconscientes a través de dramatizaciones grupales.

Sin embargo, han sido ampliamente criticadas y refutadas por expertos en psicología, psiquiatría y ciencias sociales por carecer de fundamento científico y ser un vil timo basado en pseudociencias.

Son una forma de terapia grupal en la que se invita a los participantes a representar miembros de su familia o aspectos de su vida emocional en un espacio físico como salones o consultorios. Durante las sesiones, un “facilitador” o “coach” guía a los participantes para "revelar" patrones o traumas familiares “ocultos”. La idea es que estas representaciones revelen dinámicas familiares presuntamente inconscientes que influyen en la vida actual de la persona, y al verlas y reconocerlas, se puedan resolver problemas emocionales, psicológicos e incluso físicos.

Pero seamos honestos y francos. No existe ninguna evidencia empírica sólida que respalde la efectividad de las constelaciones familiares. Las ideas en las que se basan, como la de que los problemas actuales son causados por traumas familiares no resueltos en generaciones pasadas, carecen de todo sustento en la investigación psicológica o psiquiátrica. Las constelaciones familiares no cumplen con los mínimos estándares de rigor metodológico, como estudios controlados aleatorizados, replicación de resultados o revisiones sistemáticas, que son necesarios para validar cualquier tratamiento psicológico real.

Además, utilizan conceptos muy vagos y ambiguos como "energía familiar", "campo morfogenético" o "conciencia del clan", términos que no tienen una definición real en la ciencia. Por si fuese poco, las “explicaciones” que ofrecen no son falsables, no pueden ser puestas a prueba para demostrar su veracidad o falsedad, y eso es un rasgo típico de toda charlatanería. Recordemos que una afirmación que no puede ser probada ni refutada carece de valor científico.

Para colmo, en ciertos casos, las constelaciones familiares han sido perjudiciales para los participantes, pues la dramatización de traumas o conflictos familiares en un entorno grupal puede resultar emocionalmente abrumadora, especialmente sin el acompañamiento de un auténtico profesional capacitado. Existen casos bien documentados donde esta práctica ha empeorado problemas emocionales, desencadenado crisis psicológicas, o incluso ha resultado en retraumatización.

Por si fuese poco, las constelaciones familiares a menudo se apoyan en creencias espirituales o metafísicas, como la idea de que el "alma familiar" o el "inconsciente colectivo" influye en la vida de los individuos. Estas creencias no se sustentan en pruebas científicas y suelen utilizarse para justificar las falsas "revelaciones" que ocurren durante las sesiones, lo que puede dar lugar a interpretaciones pseudo-místicas o esotéricas, alejadas totalmente de cualquier enfoque terapéutico basado en evidencia.

Los supuestos beneficios mencionados en las constelaciones familiares pueden explicarse plenamente por el efecto placebo y la sugestión mental. Las expectativas positivas, el contexto de grupo, y la influencia del facilitador pueden llevar a los participantes a sentir una mejoría temporal, que no es necesariamente un indicio de una solución real a sus problemas.

Es crucial que las personas busquen tratamientos basados en evidencia científica real y acudan a profesionales debidamente calificados cuando enfrentan problemas emocionales o psicológicos. La pseudociencia, aunque a veces revestida de terminología terapéutica, puede hacer mucho más daño que bien al perpetuar ideas erróneas y enfoques sin validez sobre la salud mental.

Ahí se las dejo de tarea. 

30 agosto 2024

El humano creó a su dios



Todas las mitologías religiosas dicen que un dios creó al ser humano, pero el estudio y análisis de la historia humana nos enseña que en realidad fue el ser humano quien creó a dios a su imagen y semejanza.

La creación de dioses por parte de los seres humanos ha sido un proceso complejo y variado a lo largo de toda la historia y se ha dado en todas las culturas. Hay varias razones que pueden explicar por qué los humanos han creado y adorado a tantos dioses en el pasado y en el presente. 

En primer lugar es que un dios es la “Explicación de lo desconocido”. Los antiguos dioses suelen ser una forma de explicar los fenómenos naturales, especialmente eventos “inexplicables” o incluso el origen del universo. Recordemos que antiguamente las tormentas, el Sol, la Luna y otros fenómenos naturales eran atribuidos a la acción de ciertos dioses específicos.

Aunque nadie lo puede negar, han servido para tener el control y dictar el orden social. Las religiones y sus dioses históricamente han servido para establecer normas morales y sociales dentro de las comunidades humanas. Incluso hoy en día algunas leyes y “valores morales” se basan en enseñanzas religiosas, aunque en muchos casos no se apegan a la realidad contemporánea.

 

Sin embargo, la creencia en un ser divino ofrece consuelo y esperanza en tiempos de dificultad, proporcionando la ilusión de que hay un propósito o un “plan superior” detrás de los eventos diarios de la vida. Muchas personas encuentran en la “fe” una vía para satisfacer su necesidad espiritual, y explorar preguntas existenciales sobre el propósito de la vida y la muerte. Aunque muchos ven esto en realidad como vacíos existenciales.

Para bien o para mal, las religiones han sido fundamentales en la formación de la identidad cultural de diferentes grupos étnicos. Estas creencias pueden fortalecer la cohesión social y ofrecer un sentido de pertenencia. Por eso los grupos político religiosos siempre son de ideología conservadora, para fomentan el fanatismo ideológico y aprovecharse de eso para imponer sus creencias como leyes.

La creación de dioses a lo largo de la existencia humana ha sido la respuesta a una variedad de temores, necesidades emocionales, sociales y existenciales a lo largo del tiempo. Por eso muchos señalan la frase de “La religión es el opio del pueblo”, pues se ha constatado que en muchos casos lo mantiene sometido y conforme con la mediocridad e incluso con la miseria.

El dios de cada culto tiene las virtudes y defectos que cada cultura necesitó en su momento, pues es el constructo de la imaginación humana que lo creó para soportar la soledad cósmica que algunos llegaron a padecer en el pasado, pero esas ideas se institucionalizaron y siguen perdurando hasta nuestros días.

Nadie tiene la necesidad de creer nada, sólo quien padece vacíos existenciales necesita creer en algo que le de soporte mental a su vida. Quien desea creer en algo porque le da cierta satisfacción o placer es libre de hacerlo, pero no puede obligar a los demás a creer en sus ideas, pues todos tenemos que ser conscientes de que toda deidad es una creación humana.   


28 agosto 2024

La tecnocracia podría sería la solución



Todos los días en las noticias podemos ver reportajes sobre corrupción política, delincuencia organizada, crímenes de odio y demás problemas que la sociedad contemporánea padece en casi todo el mundo.

Unos le echan la culpa al “capitalismo inmisericorde” de algunos empresarios industriales “de derecha” que todo lo manejan como mercancía de cambio, otros le echan la culpa a los movimientos “izquierdistas” por ser progresistas y libertarios, otros dicen que es la idiocracia y la oclocracia que está imponiendo una oligarquía autoimpuesta.  

Y muchos olvidan que allá por el 2019 unos científicos calcularon que la humanidad, no el mundo, podría llegar a su extinción para el año 2050, debido a los problemas de contaminación, guerras y corrupción a nivel global, y que el año 2025 sería el punto de no retorno para la humanidad.

Aquí es donde uno tiene que decir que, lejos de posturas extremistas y radicales, la solución podría ser la tecnocracia, el uso de la ciencias y tecnología para la administración lógica y racional de los recursos.

Pensemos, si nos dejamos arrastrar por ideas que necesitan ser creídas para ser "ciertas" la sociedad se estancara en la mediocridad. Los valores y virtudes humanos no están peleadas con la tecnocracia, todo lo contrario, pues para su funcionamiento correcto exige ser honesto, justo y decente para poder ejercerla.

Muchos le temen a la tecnocracia por parecerles “deshumanizada”. Pero la lógica y la razón están directamente relacionadas a lo netamente humano. Los valores y virtudes no deben ser manipulados por creencias que necesitan ser creídas para ser "ciertas", si eliminamos esas cadenas mentales tenemos los valores y virtudes humanos para todos como deben de ser.

Los valores y virtudes humanas son netamente compatibles y funcionales en una sociedad moderna administrada por la tecnocracia, pues se basan en la empatía humana, no necesitan ser creídos como una ideología. No hay que irse por la tangente con valores “primitivos” tan valorados en la antigüedad, pero no muy funcionales en el mundo moderno.

La historia humana nos enseña que las “filosofías” no son buenas para administrar los recursos públicos, pero ciencias, como la antropología, sí nos da bases más concretas y funcionales, pues se basa en datos duros verificables.

Es una falsedad el creer que la ciencia y tecnología están limitadas por el método científico, todo lo contrario, en realidad es lo que nos da la certeza y la confianza de su funcionalidad, pues no importa que no creamos en ella, es real por encima eso, a diferencia de la religión que no tiene ningún valor si no se cree en ella, pues necesita ser creída (“fe”) para ser cierta, es su gran limitante.

Las ideologías tradicionales (religiones) están basadas en creencias antiguas, como temores e ignorancia, de ahí surgieron sus mitos, pero hoy sabemos que el fuego no es magia, ni el Sol no es un dios, solo es un astro.

El hombre que necesita creer que un mítico ser divino lo observa para ser honesto y decente, es un hipócrita y un farsante. El humano sí puede crecer y avanzar por sus propias virtudes. Refutando un viejo mito, podemos afirmar que un niño sí puede aprender a caminar, y muchas otras cosas más sin su padre, está demostrado y no importa si se cree o no, es la realidad.

Hay un libro muy famoso que dice "la verdad os hará libres" y al menos en eso tiene razón. No somos del todo iguales, nadie lo es, eso está más que demostrado. Pero esas diferencias nos deben enriquecer. Es mucho mejor el que es bueno y justo por convicción que por temor a que lo ve un ser invisible.

Ahí se las dejo de tarea.