El movimiento progresista “woke” (“despierto”) comenzó hace unos
cuantos años con diversos activistas a favor de los derechos humanos y la
diversidad, que luchaban abiertamente en contra de la opresión de los grupos
racistas y conservadores de extrema derecha.
Por eso hoy los conservadores radicales de ultra-derecha,
literalmente, odian tanto a este movimiento que los confronta directamente
poniendo en duda y refutando los postulados que tanto promueven en sus plataformas
de proyección, al grado de que algunos conservadores los acusan de “destruir la
ciencia”.
Pero esto no es posible, sino todo lo contrario, pues si algo ha
caracterizado a los movimientos progresistas, desde siempre, es que muchos de
sus argumentos se basan en los datos duros verificables extraídos de la
ciencia.
La crítica progresista ha llevado a revisar prácticas científicas que
podrían estar influenciadas por sesgos culturales o de género. Esto ha
resultado en metodologías más inclusivas y en una ciencia más representativa de
la diversidad humana.
Por si fuese poco, el “progresismo woke” aboga por una ciencia que no
solo avance el conocimiento, sino que también considere su impacto social. Esto
incluye la ética en la investigación, la equidad en el acceso a los beneficios
de la ciencia y el uso responsable de la tecnología. Algo que ha disgustado a muchos
industriales y políticos conservadores de derecha que se quieren aferrarse a
tecnologías ya casi obsoletas, como los combustibles no renovables, o que
buscan censurar los grandes avances en alimentos transgénicos, o que están en
contra de la vacunación.
Por si fuese poco, este movimiento se ha apoyado en la ciencia para promover
más información sobre temas como el cambio climático, la salud mental, y los
derechos humanos, utilizando la ciencia como herramienta para generar
conciencia y así generar un auténtico cambio social.
Hay que saber que la actitud reaccionaria de los woke es el resultado
de décadas de opresión y hostigamiento por parte de grupos radicales conservadores
de derecha que no están dispuestos a permitir que alguien cuestione su
ideología. Los conservadores sólo están cosechando lo que ellos mismos
sembraron.
Pero de hecho, la crítica woke puede ayudar a identificar y corregir
sesgos históricos en muchos temas, como el sesgo de género o racial, lo que
puede mejorar mucho la calidad y la equidad en la investigación.
Hoy en día hay preocupaciones legítimas sobre la influencia de ciertas
ideologías conservadoras (oscurantistas) en muchas materias, la clave para
solucionarlo podría estar en encontrar un equilibrio donde se promueva un
ambiente de investigación abierto, crítico y diverso sin comprometer la
objetividad científica.
Es importante mantener un diálogo continuo, crítico y constructivo
sobre estos temas para asegurar que la humanidad y la ciencia avancen de manera
que sea tanto justa como certera. Pues la humanidad sólo podrá avanzar
correctamente de la mano de la ciencia, pero si algunos buscan aferrarse a
ideas caducas del pasado, las confrontaciones podrían seguir y llegar a
empeorar.
Que todos tengan un bello y desmitificante día.
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