El aumento de charlatanes e influencers estridentes con ideologías de odio en la derecha conservadora puede estar influenciado por varios factores sociales, psicológicos y tecnológicos.
En muchas partes del mundo, las sociedades están cada vez más divididas por varias razones, y esto crea un terreno fértil para que emerjan voces extremas que capitalizan el descontento, el miedo o la frustración de ciertos grupos.
La derecha conservadora, como cualquier ideología, tiene sus versiones moderadas y extremas, y los charlatanes suelen amplificar estas últimas porque generan más atención, y en muchos casos también les genera abundantes ganancias financieras.
Las plataformas de redes sociales permiten que cualquiera con una “opinión fuerte” tenga un megáfono. Los algoritmos premian el contenido emocionalmente cargado, como el odio o la indignación, porque mantienen atrapadas a las mentes incultas e ignorantes pues son fácilmente influenciables. Esto da visibilidad desproporcionada a figuras que, de otra forma, serían marginales.
Hoy en día mucha gente desconfía de las instituciones tradicionales como el gobierno, los medios o las academias, y ahí los charlatanes aprovechan ese vacío ofreciendo respuestas simples a problemas complejos.
En el caso de la derecha conservadora, a menudo apelan a narrativas de "valores perdidos" o "amenazas externas" que resuenan con quienes sienten que el mundo “cambia demasiado rápido” para ellos. Y es peor cuando utilizan su “fe” y creencias religiosas como herramientas para hostigar a otros.
El odio y el miedo son emociones poderosas que movilizan. Los charlatanes, independientemente de su ideología, saben cómo explotarlas. En el caso de la derecha conservadora, temas como inmigración, identidad cultural o cambios sociales suelen ser usados como combustible.
Como dijo el gran pensador italiano Umberto Eco: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas".
La diferencia está en quién tiene el micrófono en un momento dado y qué temas dominan la conversación pública. No debemos caer en el engaño de los idiotas y charlatanes de las redes sociales, pues recordemos que ellos lucran con eso.
Si algo nos ha enseñado la historia es que el odio sólo puede generar muerte y destrucción, ese es el negocio de ellos, y por eso lo hacen.
Ahí se las dejo de tarea.
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