La ciudad de Praga, considerada por muchos como la ciudad más bella del mundo, tiene una misteriosa y antigua leyenda que narra en parte de las tribulaciones que en el pasado padeció el pueblo judío en aquellas tierras.
Esta historia narra que allá en el siglo XVI, en el Reino de Bohemia
(hoy República Chequia), existía un terrible rumor creado por el odio de ciertos
católicos en contra de los judíos, que hoy en día se le conoce como las “Calumnias
de la sangre” o los “Libelos de sangre”.
Este falso rumor consistía en acusar a los judíos de secuestrar a
niños cristianos para sacrificarlos en la festividad judía del Pésaj, que es la
celebración de la liberación de los esclavos hebreos y su salida de Egipto,
narrada en el Libro del Éxodo de la Biblia.
Los católicos, de aquella época, contaban que los judíos torturaban
al niño o adolescente cristiano, arremedando el juicio y martirio de Jesús, en
donde después de darle de latigazos, clavarlo en una cruz y ponerle una corona
de espinas, lo terminaban matando con una lanza o espada. Pero todo esto era
una falsedad para generar odio y temor contra los judíos.
Según cuenta la leyenda, ante esta campaña malintencionada para causar rencor contra esa comunidad, el gran rabino Judah Loew, quien era un hombre muy sabio, y según algunos era todo un experto en la kábala y posiblemente también en la alquimia, al ver tanto odio antisemita en aquella ciudad, decidió crear a un protector de su comunidad. Y así decidió construir al golem.
El golem era una estatua hecha de barro, pero que por medio de distintos
procedimientos y rituales arcaicos, cobraba vida, y podía hacer todo tipo de
tareas manuales por su descomunal fuerza, entre ellas darle mantenimiento a la
antigua Sinagoga Altneuschul, hoy más conocida como Sinagoga Staronová, lugar
donde, según dice la leyenda, el rabino construyó al golem. Pero también se
encargó por un tiempo de defender a los habitantes del Barrio Josefov (que era
el barrio judío), de Praga, de los ataques de los fanáticos católicos.
El único problema era que a pesar de su enorme fuerza, el golem no
era inteligente y no podía hablar, y se limitaba a cumplir ordenes de manera
sistemática o robótica. Se dice que incluso una vez se le ordenó llevar agua al
barrio y lo terminó inundando.
Por estas razones, y debido a que los ataques de los católicos se redujeron por el miedo que le tenían al golem, a final de cuentas el rabino decidió desactivarlo, y según se cuenta, sus restos siguen resguardados en el ático de su sinagoga, por si algún día fuera necesario revivir al golem para que vuelva a defender a su comunidad del odio ajeno.
Hoy la bella ciudad de Praga es una ciudad de paz y armonía, donde su
impresionante arquitectura deslumbra a todos sus visitantes, en donde su población,
hoy mayoritariamente atea, recibe con toda su amabilidad a los turistas de todo
el mundo.
Y por si fuese poco, en algunas tiendas uno puede adquirir figuras
del legendario y temido golem.
Ahí se las dejo de tarea.
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