No lo podemos negar, muchos fanáticos religiosos están en contra de los derechos humanos. Aunque las opiniones y creencias religiosas varían ampliamente, muchas personas religiosas sí apoyan plenamente los derechos humanos.
Los fanáticos religiosos sólo representan una minoría de personas dentro de cualquier tradición religiosa. En algunos casos, los fanáticos religiosos pueden estar en contra de ciertos derechos humanos debido a interpretaciones extremas o fundamentalistas de su fe. Esto puede llevar a conflictos con principios de igualdad, libertad de expresión, diversidad y otros valores que son fundamentales para los derechos humanos.
Es importante destacar que las creencias religiosas y los derechos humanos no son necesariamente incompatibles. Muchos grupos religiosos y líderes religiosos han abogado a lo largo de la historia por la justicia social, la igualdad y los derechos humanos. Además, muchas constituciones y declaraciones de derechos en todo el mundo garantizan la libertad de religión y la igualdad de derechos para todos los ciudadanos.
Sin embargo, es bastante evidente el odio y el desprecio de muchos fanáticos religiosos en contra de ciertas libertades y derechos humanos. Por ejemplo, es muy evidente el desprecio que tienen contra la comunidad LGBT, el derecho al aborto libre y legal, el matrimonio igualitario, la eutanasia o el derecho de adopción de niños por parejas del mismo sexo. Por si fuese poco, la libertad de expresión y la libertad de pensamiento son “pecado” según algunas creencias religiosas.
Pero el progreso de la sociedad y el mundo no se pueden detener por creencias mitológicas que siguen sobreviviendo porque tienen feligreses que todavía las siguen. La religión y su fe la deben de guardar para ellos mismos y para su hogar, no intentar que el mundo se doblegue a sus creencias.
La clave de mantener la paz y la armonía en la sociedad está en promover el diálogo y el entendimiento entre las diferentes perspectivas, de manera que se pueda encontrar un equilibrio entre las creencias religiosas y los derechos humanos, respetando la diversidad de opiniones y protegiendo los derechos fundamentales de todas las personas.
Hay que entender que ninguna creencia religiosa es una verdad absoluta, eso eran creencias del pasado oscurantista, que nunca deben de volver a nuestro mundo. Las cosas las tenemos que ver bajo la luz del conocimiento actual y moderno, no bajo una perspectiva de creencias de más de un milenio.
Pues por más fe que se tenga en una creencia, nunca pueden estar por encima de las libertades y derechos de las personas, pues las creencias no tienen honor ni dignidad, mucho menos derechos; pero las personas sí tienen honor, dignidad y derechos. Las creencias por sí mismas no son nada, mientras que las personas lo son todo, pues las creencias no pueden vivir sin personas, pero una persona sí puede vivir sin creencias.
Ahí se las dejo de tarea.
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