18 julio 2020

No les interesa su salud, ni morir


En definitiva, si las personas no entienden la gravedad del estado actual que tenemos de la pandemia en México, muy pronto nos podríamos enfrentar a escenas dantescas como las que se presentaron en Italia o en Perú, en dónde hasta había muertos por coronavirus tirados en la calle a las afueras de las casas. 

La irresponsabilidad de estas gentes que salen al parque a jugar futbol o a trotar y hacer ejercicio en bicicleta en ciudades como Monterrey, Guadalupe, San Nicolás o San Pedro, es por su misma ignorancia; y es que los ignorantes son felices siempre, pues desconocen los riesgos a los que se enfrentan al salir a la calle sin el tapabocas. La policía debería de llamarles la atención a todos esos. 

Es muy lamentable ver como ya se ha relajado mucho las medidas de higiene y sanitización en muchos negocios y en hogares, como si esto ya hubiera pasado y fuera un mal recuerdo. Al día de hoy, en México, prácticamente todos sabemos de algún familiar o conocido que ya se ha infectado por el Covid-19. Y aún así hay gente, muy inculta e ignorante, que sigue creyendo que esto es una conspiración o un engaño de los gobiernos o de grupos secretos de poder. 

La ignorancia es un mal que echa raíces muy profundas y peligrosas en la población, tan solo recordar acontecimientos ocurridos en Chiapas en donde un grupo de pobladores protestaron diciendo que la pandemia era una invención de Bill Gates. En España se hizo famosa una protesta en donde un “gurú” de la mistificación y sus fanáticos seguidores acosaron vilmente a una valiente periodista científica que los enfrentó. Si esto fuera un tipo de purga planeada por supuestos grupos de elite, ellos hubieran sido los primeros en caer infectados. 

En Estados Unidos de América varios grupos antivacunas han hecho protestas en contra el uso del cubrebocas, pero ellos mismos ya han caído víctimas de esta enfermedad por no usarlo, y ahora se arrepienten al ver su error. La naturaleza no perdona, nunca. Y no tardaremos ver a muchos más de esos que protestan contra las medidas sanitarias caer victimas de sus propios actos, y de sus creencias. 

Las creencias matan, sí, y a lo largo de la historia de la humanidad las creencias han matado a mucha gente inocente, junto a varios miles de necios incultos que no quisieron reconocer que estaban en el error y no siguieron las medidas lógicas y racionales para afrontar los males que lea asolaron en su momento. 

Hemos visto incluso a pastores cristianos, evangélicos y sacerdotes católicos morir por este coronavirus. Las creencias religiosas tampoco te pueden proteger de una enfermedad real, la idea de abrir templos e iglesias clandestinamente en estos momentos es condenar a sus feligreses a una posible infección que pondría en gran riesgo a sus comunidades. 

Hoy es el momento de dejar de hacer caso a nuestras creencias e ideas, hoy tenemos que hacerle caso a la ciencia, por encima de lo que pensemos, la ciencia es la única salida posible de este gran problema que padece la humanidad. El desarrollo de la vacuna debería de ser la prioridad en todos los países con laboratorios capaces de ello. 

Si queremos que la humanidad de su siguiente paso en la historia en este mundo, tendrá que ser de la mano de la ciencia. O muchos pasarán a ser sólo un recuerdo de lo peligroso que es la ignorancia en una mente necia. 

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