Cuando uno habla de lo paranormal, lo preternatural o lo sobrenatural, es ahí donde los puntos de vista se sumergen en un mar de dudas e incertidumbre. Para empezar, la palabra paranormal se refiere a los fenómenos que aparentemente no tienen una explicación científica, los cuales son estudiados por investigadores que debería de saber de parapsicología y otras ciencias, aunque esto no siempre ocurre así.
La auténtica parapsicología es para buscar dar na explicación lógica y racional a esos fenómenos anómalos, pero varios de los “parapsicólogos” modernos, que deberían de apegarse estrictamente al método científico, se van más por cuestiones esotéricas o mágicas que nada tienen que ver con la investigación.
De la ignorancia y el temor a lo desconocido surgió el termino de “sobrenatural”, que hace referencia a todo aquello que presuntamente está por encima de las leyes de la naturaleza, pero normalmente los pseudo-investigadores lo usan para referirse a fenómenos como los “fantasmas”, “duendes” o las “brujas”, y cosas similares que la gente no comprende y teme. Para muchos lo más correcto sería decir que son de índole “preternatural”, pues supuestamente están más allá de lo natural, lo ordinario, o por encima de lo humano.
Lamentablemente casi no se ha avanzado nada en este campo, en donde continúan un gran número de dudas, y miles de fraudes que sigue aumentando gracias a individuos que dicen saberlo todo sobre estos temas y que en realidad solo se la pasan engañando a las personas que necesitan de algo de magia o misticismo en sus vidas para poder estar en paz.
En mi experiencia de varios años de andar realizando reportajes sobre los temas de misterio, he sido testigo presencial de muchos fenómenos que aparentemente no tienen una explicación racional, pero no por ello me voy a dejar arrastrar por las creencias o mitos sobre ellos.
Si un fenómeno extraño puede ser captado por una cámara de video, fotográfica o por el ojo humano, entonces, sin dudarlo por un momento, tiene que tener una explicación lógica y racional. El ojo humano, la cámara fotográfica y la de video solo pueden captar el espectro de la luz, no pueden captar ningún otro tipo de cosas, a menos que se utilice un aparato o filtro especial para captar la luz ultravioleta, el infrarrojo o alguna otra variante visual.
Ninguna cámara de video o fotográfica puede captar energías etéreas u otra cosa similar, solo pueden captar el reflejo de la luz en los objetos, la energía (que en realidad solo es materia, pues todo en el universo es materia) no refleja la luz a menos que su masa sea tan densa que pueda reflejarla o por alguna reacción química la emita, pero lo haría de forma constante y no de manera casual, solo para que algunos “elegidos” o “iluminados” puedan captarla.
La cuestión es que en el mundo sí hay fenómenos que pueden, de alguna manera confundir e incluso impresionar a las personas, pero si estos fenómenos son reales, y pueden ser captados por alguno de los cinco sentidos normales de cualquier persona y pueden ser captados por las cámaras, entonces estamos hablando de fenómenos físicos, que están dentro del campo de la naturaleza, y que como todo en el universo en el que vivimos, por lo tanto tienen que tener una explicación.
Para algunos lo más sencillo es creer en ellos, o no creer, pero estaríamos cometiendo un acto de pereza mental si nos limitamos a creer o no creer algo solo por gusto, nos ponemos cadenas mentales que nos limitan a un muy pequeño campo de raciocinio. El ser humano, de mente libre y abierta, ejerce por naturaleza su facultad de cuestionar e inquirir en todo momento cuando se presenta ante él una situación extraña que rompe con los límites del saber humano, para así poder asimilar lo que se le presenta.
Los fenómenos presuntamente “paranormales” sí existen, pero no son cosa de otro mundo, si estos se dan en nuestro mundo, por lógica, son de nuestro mundo. Pero hace falta investigar más profundamente y más seriamente. Debemos de ser más analíticos para descubrir que es lo que los ocasiona, y así desmitificar esos temas.
Antes se veneraba al Sol y al fuego, hoy se sabe que no son nada mágicos ni divinos. Entre más desmitifiquemos los misterios de nuestro mundo, más libres seremos para vivir en él.
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