02 noviembre 2007

Muestra de Historia de Misterio en la U.A.R.


Ayer en la noche se realizó la Muestra de Historia de Misterio en el marco de las festividades del Día de muertos realizado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Alfonso Reyes, en donde tuve el enorme honor de haber participado como jurado. Además se presentó un performance en donde se recordó parte de la tradición del altar de muertos. El presente cuento fue el ganador del 1er lugar en esta primera Muestra de Historia de Misterio.

"Samuel y yo"
Autora: Ana María Carrillo Rivera

Después de una rica Kermés en la feria del pueblo, mis dos hermanas y yo asistimos al baile que cada año organiza la presidencia. El tiempo se nos paso y cuando nos dimos cuenta ya habíamos rebasado la hora convenida para regresar a casa, de inmediato salimos y nos dirigimos a nuestros hogares, a escasez de automóvil, caminábamos cuidadosamente por un callejón muy oscuro, lleno de piedras y arbustos muy altos. Casi por llegar escuchamos el ladrar de los perros, y un aire tremendo que sacudía los árboles sin tumbar una sola hoja, el frió comenzó a invadir nuestros cuerpos, sentíamos una sensación extraña e hizo que nos detuviéramos por segundos, de pronto escuchamos: _Hey chicas aquí_, al voltear vimos el perfil de un hombre, apreciábamos su sombrero y al parecer traía un equipaje en sus manos, una de las chicas grito: ¡Vamonos, vamonos de aquí, un aparecido corran, corran. ¡Tranquila, tranquila hermanita! El hombre camino más rápido hasta llegar a un metro de nosotros y nos dijo: _ No me tengan miedo preciosas, lo que pasa es que vengo llegando al pueblo y no encuentro quien me oriente y me diga donde me puedo hospedar, me llamo Samuel_, lo dijo sonriendo y tendiendo su mano derecha. No era muy apuesto, ni como mentir diciendo que era guapo, extranjero menos, puesto que el color de su piel se confundía con la oscuridad de la noche, sus ojos eran muy grandes y tenia una mirada muy penetrante. Después de la observación que le hicimos, entablamos conversación con el, la empatía se dio y gentilmente se ofreció a encaminarnos. Era bien extraña la sensación que percibíamos, ya que el escalofrió no se nos quitaba., llegamos a la puerta de la casa, se despidió de nosotras y nos dijo: _Descansen lindas, ¿Qué les parece si mañana vengo por ustedes y nos vamos a cortar fruta de temporada, me han dicho que por aquí esta deliciosa_, sin pensarlo le conteste que si. Al día siguiente por la tarde llego muy puntual y nuevamente con su sonrisa en los labios y su atenta caballerosidad, se gano nuestra confianza, al llegar a las huertas; Violeta, la más pequeña de mis hermanas, de pronto se sintió mal, su cuerpo poco a poco se desvanecía y el viento de aquella noche había vuelto a hacerse presente, mientras los hermosos árboles frutales desaparecían, todo obscureció de un momento a otro sin señal alguna y el miedo se apoderaba de nosotras, se escuchaban fuertes murmullos, Clara trataba de levantar a Violeta, pero le fue imposible, ya que ella no tenia fuerzas, Samuel sólo nos veía y con cinismo pronunciaba: "Tranquilas, no pasa nada esto es un regalo divino", tratábamos de correr y no podíamos era como si tuviéramos cadenas en los pies, ¡Por favor, Samuel! ¿Qué pasa?, ¿No adivinas linda? Quiero que alguna de ustedes sea mi esposa, en particular tu, necesito formar una familia, tener hijos, -No, no, no_, grite desesperadamente, además no te conocemos, ¿quién eres en realidad?, ¡esto no nos puede estar pasando! ¿Quién eres?, ¿Qué le hiciste a Violeta? _Shhh no preguntes, no digas nada linda, escucha la música, está deliciosa la pieza para bailar_, eran sólo gritos los que se dejaban sentir, aunque a lo lejos una bella melodía atrapaba mis oídos, ¡Ven vamos a bailar, anda baila mi querida Amanda!, no sabía que hacer, al ver a Clara y a Violeta imposibilitadas; accedí, _bailamos preciosa?, vamonos lejos donde nada opaque nuestra felicidad y no existan humanos entrometidos. Me quede muda, no me salían las palabras, de repente sentí que flotaba y flotaba en cuestión de instantes, ya no volví a ver a mis hermanas, ¿Dónde están?, ¿Dónde estoy yo? ¿que hago aquí?, al voltear observe que abundaban centenarios, oro, era oro puro. _ Todo esto es tuyo, solo tuyo, aquí vivirás hasta que yo sea vencido_. Aquel simpático Samuel se había convertido en un hombre de miedo, con una mirada muy fuerte e imponía maldad, gritaba a carcajadas: "máximo poderoso, soy yo". Mis hermanas no soportaron esa amarga experiencia, jamás nos volvimos a ver, Clarita se volvió loca y Violeta quedó paralítica de sus piernas, mis padres sufrieron tanto que hace días fallecieron, aquí sigo viviendo entre albercas de sangre, fogatas enormes y desde que llegue no he podido conciliar el sueño, tengo más de 30 cicatrices donde he tratado de suicidarme, claro con el arma inseparable de Samuel pero nada resulta. Pasa el tiempo y aún no defino quién es el? Mis padres acaban de morir y buscare la manera de verlos, creo tenerlos más cerca.

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