11 febrero 2019

Un mundo para servir y funcionar


Estamos en el siglo XXI en el año 2019, a un año del apagón analógico final programado para el 2020, un evento que puede marcar totalmente la historia del mundo, el salto de la ficción a la realidad que muchos esperan. Aunque el apagón analógico ya se dio en varios países en materia de televisión todavía falta mucho más.
Se liberarán más información sobre patentes científicas y desarrollos tecnológicos a los que todos podríamos tener acceso, si estamos debidamente preparados, se comenzará con la aplicación de nuevos  procesos médicos que están en desarrollo y se lograrán avances sin precedentes en todos los campos de la ciencia como hace mucho no se habría visto.
Sin embargo todavía estamos arrastrando varios lastres surgidos en los siglos pasados que siguen atrasando el desarrollo de la sociedad, y de toda la humanidad. Y todos esos problemas son, simple y sencillamente, cosas de aspecto conductual e ideológico, no es nada que no se pueda controlar o suprimir con algo de voluntad y disciplina. Pero al parecer es lo que esta faltando en este momento de la historia.
Problemas como el fanatismo político o religioso siguen generando un terrible sesgo intelectual en un considerable grupo de la población mundial. Todavía existen grupos políticos y religiosos que se aferran a creer que ellos son los dueños de la verdad absoluta, y que intentan suprimir cualquier intento de cuestionamiento y atacarán por todos sus medios posibles a quien ponga en duda sus ideas caducas y obsoletas.
Ideologías erradas como el comunismo, socialismo, el populismo, el movimiento antivacunas, el veganismo, los tierraplanistas, medicinas alternativas, los grupos religiosos o pseudo-místicos sectarios son un peligro para el desarrollo de la humanidad en el presente siglo. El exaltar lo decadente y deplorable va en contra de la misma naturaleza quien siempre ha sido justa con quien sigue sus reglas.
Si tus ideas necesitan ser creídas para ser ciertas, entonces son falsas; así de simple. Pero la gente no quiere saberlo y prefiere seguir creyendo que tienen la razón con ideas falsas pero muy bonitas para ellos. Por eso hay políticos ignorantes e incompetentes en el gobierno, por eso hay líderes religiosos corruptos y perversos. Porque muchos han solapado o sido blandos con la mediocridad y la han permitido.
Por eso muchos han volteado al pasado, pues ven los errores de la antigüedad y quieren corregirlos para evitar caer en desgracias de la antigüedad. Pero también muchos no les interesa el pasado, solo vivir el momento y nada más, sin pensar en las consecuencias o en el legado que dejarán sus actos en este mundo. Es como los dueños de las empresas que contaminan las ciudades, y los ayuntamientos que se los permiten, envenenan el aire que sus propios hijos respiran, y a la larga ellos mismos les causarán la muerte.
No saben que si no sirven para servir a los demás, no sirven para vivir. Es una cruda realidad que todos deberíamos de aceptar y acatar tal como es, tenemos que ser completamente funcionales con el mundo y no querer ser independientes del universo que nos rodea. Por eso esa basura que tiras en la calle o en los ríos nos afecta a todos, porque te creer eso de “no pasa nada” o “que otro lo limpie”, cuando tú deberías de hacerte responsable por cada uno de tus actos y palabras que han salido de ti. Es como los que fuman, es un suicidio lento pero efectivo a final de cuentas.
La ignorancia hace feliz a los tontos porque no se dan cuenta de todos sus errores, que luego los demás tendrán que corregir, pero si los demás se fastidian de corregirlos, obligarán a los ignorantes a ponerse a arreglarlos. Ya hay que poner un alto a la pereza mental que hay en la sociedad, al idiota se le debe de llamar idiota, y no tolerar lo que no merece ser tolerado. La xenofobia y demás formas de odio separatista deben de ser expulsadas de la sociedad.

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