Muchos recordaran por largo tiempo los lamentables hechos ocurridos la noche del Viernes 13 de noviembre del 2015, cuando un grupo de criminales terroristas, miembros del denominado Estado Islámico, asesinaron cruelmente a 129 personas inocentes en la ciudad de Paris, Francia. La noticia en cuestión de minutos le dio la vuelta al mundo desatando una oleada de críticas y opiniones encontradas, muchas de ellas basadas en la desinformación o en simple odio anti-religioso.
Pero si vamos a combatir el gran peligro que es el fanatismo, tenemos que comprenderlo en su esencia real, no en base a otras creencias de índole religioso o anti-religioso. Seamos objetivos, a pesar de las declaraciones de “pensadores” del movimiento ateo mundial, el problema no es la religión, la religión no puede matar a nadie por si misma, el problema real es el fanatismo el cual se puede dar en cualquier ideología, incluso en el ateísmo. Es una conducta patológica irracional e ilógica que hace creer equivocadamente que su fe, su ideología, o su religión es la mejor a las demás. Incluso en asuntos tan burdos como los partidos de futbol también se da el fanatismo entre los seguidores de los equipos, igualmente ilógico se da el fanatismo por temas como los “extraterrestres”, al grado que existe la ufolatría.
El querer atacar o "criticar" a la comunidad musulmana por actos cometidos por viles fanáticos, es como atacar a los católicos por barbaries cometidas por la Santa Inquisición en siglos pasados. Los miembros de la comunidad islamista también son víctimas de los ataques de los fanáticos religiosos y anti-religiosos, e incluso los acusan de actos que ellos no cometieron, ellos también son víctimas. Recordemos que en la gran mayoría de las religiones, aproximadamente un 1% son esos fanáticos que son un peligro para la comunidad, y los hay en todas las religiones, cometiendo el mismo error de creer que su ideología es la superior.
Muchos no saben que dentro de las enseñanzas del verdadero islamismo están las virtudes como la tolerancia o la clemencia, pero muchos dirán que esos terroristas no cumplen con esas enseñanzas. Igualmente se puede decir, y con mucha evidencia de por medio, muchos cristianos y católicos que deberían proclamar el amor y la paz, por venir en sus doctrinas, no las cumplen como deberían.
Hay que ser muy claros y honestos en esto, quien comete actos de terrorismo y quienes promueven ideas de odio contra otros, no son dignos de ser llamados humanos, son viles bestias, monstruos si les parece, pero humanos no lo son. El calificativo de humano debe de tener estándares más elevados que no cualquier homínido subdesarrollado intelectual lo merezca.
Si nos vamos a los números, la religión no ha sido la ideología que más personas ha matado personas en el mundo, a pesar de tener muchos siglos de existir y a pesar de varias “guerras santas” e “inquisiciones”, ese lugar lo tiene ganado a pulso el comunismo (socialismo) que tan solo entre las revoluciones o guerras civiles de la República Popular China y la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, se calcula que por su causa murieron en total casi 130 millones de personas en ese lado del continente asiático, 70 millones en China y 60 millones en Rusia, aunque las “cifras oficiales” manejadas por sus gobiernos mencionan menores cantidades, distintos historiadores manejan las cantidades ya mencionadas. Aunque si nos vamos a revisar las supuestas ideologías religiosas de sus líderes, se supone que Mao Tse Tung (o Mao Zedong) y Iósif Stalin eran ateos practicantes y en todo sentido anti-religiosos, pero eso ya lo dejo a revisión de ustedes. Ninguna ideología se ha escapado de tener tiranos.
La cuestión es que el peligro real y palpable es el fanatismo, el cual puede surgir en cualquier ideología o religión, pues como ya se ha demostrado cualquier libro religioso o filosófico que intente dictar una forma de actuar puede ser manipulado y malinterpretado, intencionalmente o por ignorancia, con fines completamente nefastos. Es nuestra obligación inculcar más valores y ponerlos en práctica como virtudes humanas aplicadas, no dejar las cosas para que otros las solucionen, es un peligro latente en toda sociedad que tiene individuos que por cuestiones mentales patológicas quiere imponer sus creencias sobre los demás.
Irónicamente lo único que nunca debe ser tolerado es la intolerancia, y el fanatismo la promueve usando distintas doctrinas políticas, religiosas e incluso publicitarias o mercadotécnicas. Al fanatismo en todas sus formas hay que ponerle un alto, pero un alto en seco ya, antes de que dañe muy seriamente a la humanidad entera.
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1 comentario:
Hola tu reflexión es muy interesante y tocas un punto fundamental, que ha llevado al ser humano a una barbarie, tú lo llamas fanatismo, yo lo llamo soberbia y egocentrismo, que lleva a una insaciable ambición de poder. Si tan solo comprendieran que con amor y humildad se resolverían mejor las cosas, y no hablo de religión, estos son dos valores que todo ser humano tendría que tener. Y más aún aquellos que son líderes natos o no.
Saludos y muy buena tu publicación.
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