Lo acepto, hay veces en las que no se que pensar, pero cuando me entero o soy testigo de cuando personas cultas e inteligentes recurren a practicas “alternativas” u “holísticas” para la solución de problemas de salud o conflictos personales, me siento algo desasosegado.
Es algo así como ir en contra de la lógica o la razón, pero lo que más me sorprende es que lo hagan en pleno conocimiento de los hechos, a sabiendas de que ellos mismos, en algún momento, estuvieron en contra de dichas prácticas. ¿Es tanta la desesperación que les arroja a realizar tales actos? ¿Cómo es que ponen en duda lo que la ciencia y la tecnología les puede brindar, y recurren a cosas en las que “tienes que creer” para que funcionen?
Son dudas que surgen en mi mente, no por desconocer de esos temas “misteriosos” y su poca “funcionalidad”, sino por ver como algunas personas doctas recurren a la medicina alternativa en lugar de la medicina alópata o convencional para solucionarlos. ¿Cómo creer en “médicos” que utilizan magnetos, cuarzos y agujas para “sanar” enfermedades, que la medicina científica puede curar con procedimientos que ya están más que demostrados?
El creer o no creer no debe de ser opción para recurrir a una terapia o práctica medica en particular, debe de ser su funcionamiento verificable y palpable lo que nos debe de guiar en la elección de los tratamiento que podemos utilizar para tratar los distintos padecimientos a los cuales recurrimos.
No lo niego, hay médicos alópatas que dejan mucho que desear por sus prácticas, procedimientos y resultados, pero la falla está en la persona, no en la ciencia médica. Que algunos de ellos tengan procedimientos obsoletos o erróneos en cuanto a sus diagnósticos y tratamientos, no quiere decir que todos sean así. Pero son ellos los que hacen que las personas recurran a “sanadores” y “curanderos” para tratar sus enfermedades, cuando deberían de ver a un auténtico médico.
Los malos médicos son los que le dan mala fama a la medicina convencional, pero ellos son los menos, muy al contrario de los “médicos alternativos”, de los cuales, en realidad, prácticamente todos dejan mucho que desear. Posiblemente miles de personas mueren en los quirófanos, pero millones mueren por no acudir a ellos, y muchos millones más son curados en ellos. En cambio, unos cuantos se “sanan” con terapias alternativas, pero millones siguen a la espera de su cura, si es que no mueren antes de que esta llegue.
Yo he probado ambos tipos de medicinas en distintos padecimientos, y he constatado la funcionalidad de una y la carencia de resultados de otra. La ciencia médica no necesita que creas en ella para que sí funcione, esta funciona por si misma cuando se aplica de manera correcta en el padecimiento correcto. Muy distinto con las terapias holísticas o alternativas que requieren de que la persona crea en ellas para poder ver resultados positivos. ¿Es acaso simple sugestión?
No estoy en contra de la medicina holística, alternativa o como gusten llamarla, lo que realmente me preocupa es su falta de funcionalidad y muy pocos resultados positivos que puedan ser corroborables de manera sustentable. No se debe de jugar, y mucho menos engañar a las personas, cuando se trata de la salud.
Quisiera poder confiar en esos procedimientos curiosos, o extraños, que utilizan para restablecer la salud de sus pacientes, pero ese dogma de tener que creer en ellos para que funcione, deja mucho que desear y pone mucho en duda sus posibles resultados. La medicina requiere estar basada en conocimientos sustentables y corroborables de manera amplia y libre, no basado y limitado en creencias y suposiciones.
Algunos dicen muchas mentiras sobre los resultados de la medicina normal, pero las terribles realidades de los resultados de las medicinas alternativas son más que evidentes. Somos materia, lo tangible y palpable es lo que nos puede curar.
Fuente: http://info7.mx/editorial.php?id=2372
4 comentarios:
Hola amigo. Me parecen interesantes los posts de tu blog, ya que personalmente creo que cada uno de nosotros llega a su propia verdad gracias a cuestionarse todo.
Para complementar tu post, me gustaría mencionar que efectivamente, si somos materia y es la forma de curarnos, también somos energía(materia condensada). Es ahí donde la vibración del cuerpo, que se puede medir en hertz, toma un papel importante y he ahí el que algunas terapias "alternativas" enfocadas en reestablecer el cuerpo a su vibración de salud, tengan muy buenos resultados.
Por cierto, las creencias-modo de vida- actitudes, no solo provocan que la medicina alternativa no funcione, en general enferman al cuerpo, comparto este artículo escrito por una importante investigadora para entender mejor el tema:
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120314/54267641495/annie-marquier-corazon-cerebro.html
Saludos
Debo dividir en 2 o 3 partes mi comentario, por restricciones del Blog.
Parte 1) Igualmente me parece interesante tu blog, pero temo discrepar contigo en esto.
Puedo entender que si te hieres o tienes una fractura, la medicina alópata puede ayudar bastante. Pero hay otras en las que, por el contrario, pareciera que quisieran tener enfermos permanentes. Y te voy a dar algunos ejemplos al respecto.
Una de las cosas que en la actualidad más preocupa es la "epidemia" de gordura y cómo es que los "consejos" de los médicos nos han llevado a estar así, junto con los intereses económicos de algunos grupos de industrias.
A mediados de los años 70, un médico (del que en este momento no tengo el nombre) publicó un estudio realizado a varios países demostrando que el ingerir grasas era peligroso para la salud. Nadie refutó sus resultados, a pesar de no saber exactamente cómo realizó sus cálculos ni ver sus números; ni siquiera hacer diferenciación de las grasas. A partir de ese momento, se ha creado una lucha por parte de los médicos de reducir al máximo el consumo de grasas en la población, para evitar problemas cardíacos. De entonces a la fecha, el consumo de grasas ha disminuido (al menos en los EE. UU.) un 60%. ¿Y los problemas cardíacos? ¡Han aumentado!
En los años 30 del s. XX se hizo un estudio que demostró que las grasas, sean de origen animal o vegetal, eran muy importantes para la salud, pero no hicieron caso a este estudio. Aún hoy, todavía una gran cantidad de médicos recomiendan bajar al máximo el consumo de grasa. La grasa, sobre todo la animal, es la que da sabor a los alimentos. Gracias a querer bajar la cantidad de grasa en los productos procesados (lo que le quita sabor), las compañías que los procesaban, reemplazaron el volumen de grasa con carbohidratos (que, comentan, saben a aserrín) y le agregaban, para el sabor, químicos que son nocivos para el organismo.
Parte 2)
Otra gran idea fueron los HFCS (High Fructose Corn Syrup o Miel de Maíz de Alta Fructosa) que los médicos y científicos dicen que es lo mismo que el azúcar de caña, excepto que es más barata. Al presente, prácticamente todos los refrescos embotellados se endulzan con esta fructosa. Resulta ser que, de acuerdo a ciertos estudios, la fructosa se digiere directamente como grasa, cosa que no pasa con la sucarosa del azúcar de caña, que sólo un pequeño porcentaje lo hace. De hecho, la fructosa se digiere como el alcohol, pero sin los efectos sobre el cerebro. Por presiones de ciertos organismos en la actualidad están retirando, de ciertos productos, la fructosa, pero no al 100%.
Y ni para qué hablar de los aceites parcial o totalmente hidrogenados, que generan las famosas grasas TRANS, que también provocan trastornos entre otros, en el sistema de saciedad del organismo.
Parte 3) En otro tema, en este caso de medicamentos. Desde hace años existe el famosísimo Prozac, que es un antidepresivo químico y que, entre otros efectos secundarios, tiene la peculiaridad de crear adicción y que el cuerpo se acostumbre a él, por lo que se requieran dosis mayores cada vez. Resulta que 3 o 4 días antes de la aparición de este medicamento, los EE. UU. (la FDA, para ser precisos) prohibieron la venta de una cápsula que se fabricaba sólo en Japón. Esta cápsula era una dosis de Triptofano, un aminoácido esencial para el organismo pero que se sabe que es precursor de la Serotonina, que es el neurotransmisor antidepresivo por excelencia. Una persona con depresión que tomara 2 a 3 cápsulas de Triptofano al día, podría salir de ésta fácilmente.
Y ni hablar del cáncer, donde existen varios tratamientos alternativos que han demostrado su eficacia pero que no han sido aprobados por la FDA. De hecho, hay organizaciones que han acusado de "vendidos" a los directivos de la FDA. Curioso, pero es un grandísimo negocio comerciar con las quimioterapias, que tienen una eficacia muy baja. ¿La radioterapia? Además de cara, provoca graves problemas a los pacientes. A veces son los tratamientos los que matan a los pacientes. Hace 12 años escuché y leí sobre un tratamiento muy prometedor para eliminar el cáncer. En ratas de laboratorio se demostró que DE LA NOCHE A LA MAÑANA, LITERALMENTE, el mismo cuerpo, con sus anticuerpos y sistema inmune al que se le enseñó atacar a las proteínas que producía el cáncer, se eliminaban tumores muy grandes. ¿Qué pasó con esa investigación? ¡Se hizo a un lado sin explicación!
Hay muchos ejemplos más. Con todo esto ¿Quieres que le crea a los médicos? ¡Ja, ja y recontra ja! Los médicos sólo hacen lo que los laboratorios les dicen, son técnicos, no científicos. Y los grandes laboratorios no están interesados en curar a la gente, sino en tener un suministro de pacientes constante, que las haga cada día más grandes.
Hay algo que se nos olvida: el cuerpo tiene una gran capacidad de curarse a sí mismo. Se supone que los medicamentos buscan ayudar a que esa curación se potencie o sea más rápida. Y las primeras medicinas fueron de las plantas y árboles. Hoy la cosa no es así. No tienen mucha credibilidad, la verdad. ¿Y todavía quieres que les crea? ¡Por favor!
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