Una de las grandes falacias del actual régimen de gobierno en México es que en nuestro país no hay persecución de periodistas ni se les censura. Un simple ejemplo de eso es las mentadas “conferencias mañaneras”.
En dichos eventos matutinos tienen una sección en donde se dedican a atacar a los periodistas y medios de comunicación que tengan la valentía de señalar los errores o hacer críticas del actual presidente y de sus allegados, al grado de tener la desvergüenza de “pedirles que verifiquen sus fuentes”, cuando en muchos casos el mismo gobierno es quien proporcionó los datos.
También ha sido rutinario el uso de pseudo-periodistas que atacan a los que sí son periodistas, como cuando unos personajes vergonzosos, y que ahora resulta que son “doctores”, se pusieron a “criticar” la vida del analista político Víctor Trujillo, refiriéndose a él como si la vida ficticia del Payaso Brozo fuera real. Así está el nivel de análisis de información de esos.
Periodistas y medios que hoy en día son “disimuladamente” perseguidos y que se busca censurar, de alguna u otra forma, podemos hablar desde un Carlos Loret de Mola, Latinus, Dices, Ricardo Alemán, Pedro Ferriz, Vampipe, Pablo Hiriart, y hasta de Ángel Verdugo, y varios más, son ejemplos de personas que, a pesar de los frecuentes ataques, siguen en la batalla por la información libre.
No podemos dejar de lado a las excelentes periodistas que forman parte del portal de Verificado, quienes le ponen el ejemplo a todos los que ejercen esta noble profesión, de lo que es el auténtico análisis de información y contrastación de datos, algo que muchos de los aduladores del régimen deberían de aprender.
El periodista no está para aplaudir al gobierno, esta para vigilarlo y señalar cuando hace las cosas bien y cuando hace las cosas mal, pero lamentablemente, casi no hace cosas bien hechas, ahí está el problema.
No debemos permitir que nuestro país caiga en las garras de un neo-fascismo, no se puede decir ya que sea populista cuando mucho más de la mitad de la población (según la mayoría de las encuestas) desaprueba y está en contra de los dichos y acciones del titular del poder ejecutivo.
Al anterior presidente se le podía decir en las redes sociales, y en los medios de comunicación, que era un imbécil, y nunca lloriqueó por eso.
Pero el de ahora dice muchas palabras, pero carece de hechos que las respalden. Quien presume de honestidad y decencia, debería de dar el ejemplo comenzando con su familia y con su partido político.
Ahí se las dejo de tarea.
Improbatum est.
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