02 junio 2016

El lado oscuro de la fe



En la Edad Media se vivió en una época oscura de ignorancia y de superstición, en donde las reglas del mundo las dictaban los libros religiosos y ocultistas, sus líderes señalaban que era la verdad y que era lo pagano, hereje o blasfemo. Los que se dijeron puritanos resultaron ser tiranos. El Santo Oficio, la Inquisición cristiana y los distintos grupos de poder de los cultos impusieron sus creencias en prácticamente todo el mundo. Hasta que a finales del siglo XVII llegó la Ilustración que permitió al hombre volver a su estado analítico e inquisitivo.

Pero hoy a principios del siglo XXI el mundo está teniendo un retroceso, se podría decir una involución ideológica, pues de nuevo los que se dicen espirituales, místicos o religiosos quieren imponer sus ideas por encima de los demás, sin importar los derechos o dignidad de las personas a quienes intentan doblegar. Quieren imponer el neo-oscurantismo. Atacan todo lo que tenga tintes de científico, tecnológico o racional. Es algo así como una espistemofobia, temor al conocimiento.

Pero no son solo los pseudo-religiosos quieren que todos tengan sus mismas creencias, porque no se le puede llamar “religiosos” a esos individuos, también esa nueva ola de pseudo-místicos, espirituales y supuestos metafísicos, quieren imponer sus ideas hechas al vapor, sacadas de una caja de cereal comercial. El negocio de la fe y las creencias se está volviendo muy rentable en muchos países.

En países de América, Europa, Asia y África las sectas pseudo-mistico-religiosas están haciendo un gran negocio con las personas de escasos recursos y bajo nivel educativo. En Estados Unidos, México, Brasil o Colombia hay sectas que son mafias que controlan familias enteras y usan los recursos e individuos como si fueran simple ganado. Desde lavado de dinero hasta cadenas de abuso sexual o tráfico de personas se ha descubierto en varias sectas religiosas.

El negocio de la “fe” se sostiene a base de falsos milagros y la ignorancia de las personas, ahí está la clave de esto. De ahí surgen relatos y supuestos testimonios de presuntos milagros, sanaciones o incluso apariciones milagrosas que en realidad nunca ocurrieron, pero que quienes están en esos grupos tienen que aceptarlos, o desatarán la furia de sus líderes que se autonombran pastores, reverendos, maestros, ancianos, clérigos y otros tantos títulos sacados de su egocentrismo.

Figuras que lloran “lágrimas” de aceite, agua o sangre, estatuas que desprenden escarcha, mantos de sanación, rosas místicas y demás amuletos son unos de tantos cuentos que se inventan para hacer que las personas desembolsen lo poco o mucho que tienen con tal de sentirse atendidos por lo preternatural y buscar una solución a sus problemas cotidianos en eso, que de divino o mágico no tiene nada.

No lo niego, hay muchas personas y líderes religiosos que sí están auténticamente comprometidos con sus ideologías por el bien de la sociedad, no de su culto, que no se la pasan atacando a los demás grupos religiosos, esos son los únicos que sí merecen respeto y admiración. No esos que dicen que todos están equivocados y que solo su versión de “la palabra de dios” es la única cierta, y que los demás cultos están en el error. En el error están ellos sumergidos y viven de eso, pero no tienen la vergüenza, el honor ni la dignidad para reconocer su estafa.

En la Biblia dice “La verdad os hará libres”, pero no esas verdades a medias que solo buscan someter sus mentes y esclavizarlos a dogmas que los deshumanizan. Deben de saber que si esa “verdad” es real, entonces puede ponerse a prueba y ser constatada para verificar que sea cierta, de lo contrario solo se trata de una vil mentira disfrazada de una linda aventurita. La autoridad gubernamental también debería de hacer algo contra la proliferación de esos grupos, pero la doble moral religión-leyes, en muchos casos, es lo que se los impide.

La fe ciega mata, como ya se ha demostrado y ha llevado a la perdición a muchos, la fe razonada libera, pues es la confianza constatada en hechos reales, palpables y tangibles. Si tu fe es fuerte puede ser cuestionada y revisada por otros, pero si al revisarla se constata que es errónea, y tú no lo quieres reconocer, el que está peor eres tú.

No busques falsos milagros, no busques que un dios o entidades sobrenaturales te arreglen la vida. Esa labor es tuya y de nadie más, por eso estas en el universo, para servir, para funcionar dentro de la humanidad, como elemento productivo y proactivo de la sociedad. Si buscas la solución a tus problemas, solo la encontrarás trabajando y estudiando para eso, razonando, no “meditando” o en “contemplación”. El que “piensa” mucho pero no se decide a actuar, solo está perdiendo su tiempo y el de los demás. Solo la acción te dará la solución a todo ello que se te presente. Pero actúa ya y deja de creer en mitos inventados para tenerte atado a un sello dogmático, busca esa solución que necesitas, pero hazlo ya en el mundo real.

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