29 julio 2013

Los que no saben demasiado


El mundo de la información, las redes sociales y distintos medios de comunicación están siendo invadidos por unos personajes curiosos e intrigantes, quienes se han abocado a alzar la voz en muchos temas de actualidad, aunque siendo objetivos, deberían de quedarse callados.

En varios programas de televisión, radio y portales de internet, han sido plataforma de lanzamiento de varios individuos que, en lugar de hacer un uso digno de los medios de comunicación y ejercer su libertad de expresión con honor y dignidad, ellos se aprovechan de ellos para proferir o divulgar cosas que no son ciertas, e incluso algunas que pudieran llegarse a considerar peligrosas, y lo hacen sin miramientos pues según ellos tienen toda la libertad de hacerlo, pero se les olvida que si afirman algo, tienen que hacerse responsable de ello.

No han faltado los que se han dedicado a hacer anuncios de pronósticos de terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, conspiraciones mundiales secretas, cambios dimensionales, invasiones extraterrestres y promover ideas de odio o xenofóbicas basándose en sus propias ideas, sueños y ocurrencias, las cuales, para ellos, son incuestionables e irrefutables, aunque la realidad nos muestre todo lo contrario. Y por si fuese poco, el establishment de los "revolucionarios anónimos" quieren imponer a la fuerza su mainstream sobre los demás, sin permitir ningún cuestionamiento, y para colmo, atacan a todo el que ponga en duda sus postulados.

Según la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en su Artículo 13, enfocado a la la libertad de pensamiento y de expresión, indica que el ejercicio de ese derecho no puede estar sujeto a previa censura, pero sí a "responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley" para asegurar el respeto a los derechos o la reputación de los demás y a la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

La libertad de expresión es para servir a los demás, no para promover desinformación y mistificación, o para cumplir antojos de gente con problemas mentales o existenciales. Tienes derecho a expresarte, pero no a pasar por encima de los demás para lograrlo. Tú libertad de expresión termina donde comienza el derecho a la dignidad de los demás.

Como bien dijo el gran filósofo Séneca: “Valora las opiniones, no las cuentes”. Aunque muchos alaben y sigan a estos “lideres de opinión” que en realidad solo son simples opinólogos, sus puntos de vista no valen nada, pues sus argumentos no están basados en la realidad, sino que se basan en sus “verdades” a medias o inventadas por ellos mismos.

Debemos de recordar que los ignorantes, por ser muchos y hablar mucho, no dejan de ser ignorantes; o como dijo el gran pensador Benito Jerónimo Feijoo: “El valor de las opiniones se ha de computar por el peso, no por el número de las almas. Los ignorantes, por ser muchos, no dejan de ser ignorantes. ¿Qué acierto, pues, se puede esperar de sus resoluciones?”.

Pero ¿cuales son las características para otorgarle valor a una opinión? Para poder tomar en cuenta un punto de vista, debemos tener en cuenta el conocimiento probado de la persona que la expresa y cómo la expresa. El valor de la opinión lo otorga la certeza, verificidad y sustentabilidad de lo expresado. La persona que la recibe debe de tener la capacidad intelectual para constatarla y de ser cierta, aceptarla, de lo contrario el que sale perdiendo es el que no quiere escucharla. Como dijo Sócrates: “La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia”.

Desafortunadamente, hay personas que les encanta escuchar a estos individuos que se dedican a divulgar desinformación, y hasta defienden a capa y espada lo que ellos digan, lanzando ataques en contra de toda persona que tenga la dignidad de cuestionarlos y poner en duda sus dichos.

Y a esos fanáticos o seguidores de la mistificación, les quisiera preguntar ¿dónde quedó su humana cualidad de ser inquisitivos? ¿Por qué buscan deshumanizar a los que cuestionamos a esos sujetos que solo profesan cosas que son falsas?

A sus argumentos, yo les recomiendo que apliquen lo que el filósofo Sócrates dijo: "Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, no merece ser conocido por nadie, sepultémoslo en el olvido". Los que saben demasiado, no lo dicen, lo demuestran.
He dicho.

Fuente: http://info7.mx/editorial.php?id=3676

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