05 agosto 2020

El falso milagro de la Virgen del Río Santa Catarina


Una ciudad en donde se siga venerando falsos mitos y se defienda la charlatanería como si se tratara de algo realmente mágico o divino, no se le puede llamar avanzada ni progresista, mucho menos desarrollada. Y lamentablemente, Monterrey está cayendo en esta categoría. 

Varios medios de comunicación han estado manejando la noticia como si se tratara de un "milagro", lo que es una total falta de seriedad y objetividad. Por no decir otras cosas. Pero eso será todo, menos un milagro. 

La estructura de acero de la Virgen de Guadalupe fue diseñada por monseñor Aureliano Tapia Méndez, para la gran misa que se celebraría por la segunda visita del Papa Juan Pablo II a Monterrey en el año 1990. 

Posteriormente, el 1 de julio del año 2010 el huracán Alex llegó a la ciudad causando una gran estela de caos y destrucción por toda el área metropolitana, causando, entre otras cosas que la estructura de acero de 12 metros de altura cayera sobre el lecho del Río Santa Catarina, siendo arrastrada 200 metros sobre su cauce, terminando sepultada entre la grava. 

Pero el 7 de julio del mismo año fue encontrada por personal del municipio de Monterrey con la ayuda de varias personas. En aquel momento se dijo que la figura sería rescatada, restaurada y reinstalada, pero esto sería demasiado caro, por lo que se decidió dejarla abandonada en el lecho del río y se mandó construir otra, que fue instalada en su lugar.

La estructura original fue olvidada por la mayoría de los regiomontanos, por lo que se ve todos esos feligreses guadalupanos también la olvidaron, pues ya tenían de nuevo otra nueva figura a la cual podían mirar y venerar. 

Con las lluvias traídas por la tormenta Hanna el mes pasado quedó al descubierto, de nuevo, la antigua figura de acero, esa que ya todos habían abandonado y olvidado. Pero ahora, varias personas, quieren tergiversar este hecho como si se tratara de un milagro.    

Pero ¿qué es la fe del mexicano sin sus falsos milagros? Nada. Y este es otro ejemplo de ello, en donde varios "comunicadores" han seguido el juego del "milagro" del resurgimiento de la estructura del fondo del río. Incluso una "conductora" dijo que se sentían "buenas vibras" y fue a "cargarse de energía" en ese lugar. La superstición hay de todos tamaños, gustos y colores para cada uno.    

No faltó el timador que ahora vende piedras del Río Santa Catarina como si fueran amuletos mágicos o como si estuvieran benditas esas piedras. Si realmente estudiaran sus propias creencias sabrían que lo "bendito" no se puede vender, pues pierde lo "bendito", y que lo "bendito" no se pega por contacto físico o como si fuera algún tipo de emanación. 

Pero a la gente le gusta que le echen mentiras, por eso algunos dicen que el humano tiene una necesidad de creer en algo, aunque sea en mentiras, y aunque eso es falso, éste es un claro ejemplo de eso. Un "sacerdote" se le ocurrió decir que era una señal de esperanza y que también era una señal porque se impidió la legalización del aborto en Veracruz. Tremenda barrabasada sólo se podría esperar de quien profesa ideologías de odio contra las mujeres y que su mente está infestada de supersticiones.

Pero lamentablemente así es la ciudad de Monterrey, una ciudad en donde la cultura mocha (doble moral religiosa) todavía contamina las calles y los medios de comunicación de esta mítica ciudad de las Montañas y osos. En dónde vale más creer en falsos milagros que invertir en arreglar los daños de la ciudad causados por la pasada tormenta. En donde la libertad de culto solo aplica para los de una religión, no para los que no crean en ella. Que eso sí sería auténtica libertad de culto, pues se estaría libre de todo culto. 

En aquel tiempo el Alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal, no mandó sacar a esa estructura pues no era necesaria para la ciudad, era un lujo que no valía la pena rescatarlo, y más si ya se tenía otro de repuesto. Pero ahora el actual alcalde sí gasta recursos en eso, en lugar de dejarlo para cuando haya más prosperidad en la ciudad. 

Esto no es de ser guadalupanos o no, es de sentido común. Si se derrumba un hospital y una iglesia, los recursos deben de ser enfocados en restaurar el hospital, no la iglesia. La iglesia es un gasto, un lujo, y en realidad, no sirve para nada real. Pero eso ya es otra historia. 

Que todos tengan un desmitificante día. 

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1 comentario:

Alexander Strauffon dijo...

Un pueblo que se deja llevar por supersticiones simples y chucherías o monigotes de falso poder o propiedad sagrada no puede ser un pueblo fuerte ni completo.