En pleno siglo XXI seguimos rodeados de personas que lo único que buscan en su vida es seguir creyendo, sí creer en lo que sea pero creer ciegamente en algo que pueda representar su panacea universal o lo que pueda llenar ese vacío existencial que muchos de ellos padecen. Unos tantos se inventan maestros astrales o dimensionales, otros siguen en la antigua y oscura practica de invocar a los muertos y no falta el que incluso le reza a los extraterrestres.
Este año comenzó con muchas reformas y cambios a nivel social, político y no se diga en el mundo de las finanzas, que solo los involucrados saben, más o menos bien, como se manejan esas tendencias económicos manejadas por individuos que responden a sus propios intereses y no necesariamente a las peticiones de un pueblo. Pero en fin eso ya es tema aparte.
Durante el año pasado vimos como los investigadores de lo “desconocido” se vieron en una verdadera crisis, pues se les estaba agotando los temas y fenómenos por investigar, pues los avances de la ciencia y tecnología casi han logrado resolver una gran mayoría de los aparentes secretos que rodean nuestro mundo, dejándolos sin que investigar.
Pero la humanidad no me deja de sorprender, al ver noticias en donde se detuvo la construcción de una autopista para no incomodar a los elfos y gnomos que, según los pobladores, habitan en un paraje de Islandia, hasta la aparición de un curioso crop circle en el poblado de Chulalar, California (E.U.A.) el cual, inmediatamente, no falto el aficionado que dijo que era obra de los extraterrestres.
La noticia del agrorama de Chulalar le dio la vuelta al mundo, y logró su cometido, llamar la atención de todos, pero como todo cuento de hadas tiene un final feliz, pues se descubrió que fue la obra de unos publicistas de una empresa de computo, quien con la ayuda de unos circle makers ingleses, quienes son famosos por haber realizado muchos y muy vistosos diseños de círculos de las cosechas en varias partes del mundo, lograron fabricar el diseño de un chip sobre los sembradíos.
Este ejemplo puso de manifiesto algo que muchos ya sabíamos, pero que algunos siguen intentando encubrir, que los crop circles son obra de seres humanos muy bien organizados, y que son todo un negocio muy redituable, incluso para algunos autonombrados ufólogos.
Ahora la supuesta novedad es que, algunos portales están manejando, es que los rusos están confirmando que sí han tenido contacto con civilizaciones extraterrestres. Pero al leer la misma noticia en distintos portales, no mencionan a ninguna fuente de información oficial o vocero del gobierno ruso que asegure que eso sea cierto; en cambio la nota se basa en especulaciones y videos de un supuesto estrellamiento de una nave alienígena en terreno ruso y la supuesta autopsia de un ser recuperado en ese incidente.
No hay duda de que la imaginación de los fanáticos de los ovnis no tiene límites, y su mente puede volar más alto y más rápido que las supuestas naves de otros mundos. Si se tratara de un evento real, el mismo presidente Vladimir Putin, y hasta la misma ONU había salido a confirmar la grandiosa noticia. Solo los fanáticos irracionales y conspiranóicos, que son igual de ilógicos, siguen con su farsa de que es algo ultra secreto.
Ya no estamos en los 1960´s o los 1970´s, para nada es descabellado el pensar en que exista vida en otros planetas, lo descabellado es que se ocultara su existencia, pues siendo realistas esto no afectaría en gran medida al sistema socio-económico del mundo. ¿A poco usted se espantaría de saber que hay vida inteligente en Marte o en alguna isla desconocida en algún océano? Claro que no, sería una noticia muy interesante, pero para nada cambiaría la forma de ver al mundo o al universo.
Se necesitaría ser muy ignorante, miedoso o tener muy poca fe, para que el contacto con seres biológicos de otro planeta, aunque sean de tecnología muy avanzada, pudiera cambiar nuestra forma de mirar al universo. Si lo piensan bien, eso fue lo que les pasó a los primeros aborígenes americanos cuando vieron llegar a los navegantes españoles, los creyeron seres superiores, cuando eran simples mortales.
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