24 septiembre 2022

La secta de los odiadores



Dentro de los católicos existen muy distintas agrupaciones y congregaciones, la mayoría son pacíficas y tranquilas, pero hoy en día ha resurgido una que se caracteriza por su fundamentalismo y creencias radicales, especialmente aquellas enfocadas a promover el odio contra quienes no siguen sus creencias.

Algunos se hacen llamar los nuevos “cristeros”, se creen "templarios", “soldados de dios”, o “promotores de la verdad” o “defensores de la fe”, pero en realidad la forma más correcta de llamarles sería odiadores, pues principalmente se dedican a la promoción de ideas de odio contra todo aquello que contravenga a sus ideologías, que tampoco son muy católicas que digamos.

Los católicos promedio o normales, les debe de caracterizar su conducta pacifista y solidaria, cumpliendo su “mandamiento del amor” por lo que no se la pasan juzgando y condenando a los demás, sino más bien dejándolos ser ellos mismos, de forma tranquila y amable.

Pero los “odiadores” cumplen al pie de la letra la descripción bíblica de los fariseos, son viles sepulcros blanqueados, blancos por fuera y con huesos podridos por dentro. Son muy adeptos a decir mentiras para acusar a otros de que “los están atacando a ellos” o a sus formas de vida, cuando en realidad son ellos los que intentan afectar a otros con sus ataques.

Hoy tenemos un ejemplo muy evidente de ellos, la Diputada Federal Salma Luévano, quien es la primera mujer trans en llegar a ese puesto, lanzó la propuesta para que se prohíba los discursos de odio en las iglesias, ya que es algo común que ciertos fieles religiosos hagan declaraciones de odio en contra de la comunidad LGBT, quienes por décadas (o siglos) han sido acosados por éste tipo de grupos de religiosos.

En las redes sociales se desató una gran oleada de calumnias y difamaciones contra la diputada federal acusándola hasta de “querer cambiar las doctrinas de la Biblia”, algo totalmente falso, pero ya es bien sabido que esos grupos de fanáticos se caracterizan por hacer afirmaciones ilógicas e irracionales, además de recurrir mucho a la posverdad y a las falacias.  

Aunque pertenece al partido político gobernante que se ha caracterizado por su ideología conservadora y elitista (fascista), la diputada trans realizó un acto totalmente contrario a las ideologías de su grupo político.  

Ella misma afirmó en sus redes sociales “No estoy en contra de la religión, ni de la fe, ni de Dios por qué soy creyente Estoy en contra de quien promueva los discursos de odio de eso habla mi iniciativa, castigar o sancionar a toda aquella persona e incluso a ministros de culto que promuevan discursos de odio”.

Recordemos que en México eran muy común que los sacerdotes y pastores u otros ministros religiosos, ejercen cierto “poder” o “presión” en sus comunidades como si tuvieran una autoridad auténtica, cuando su “autoridad” es meramente honoraria o imaginaria, pero no real.

La propuesta de la diputada no contradice para nada a la libertad de culto o a la libertad de expresión porque la promoción del odio no es libertad, es un vil ataque artero que atenta contra la paz y la tranquilidad de las comunidades, y que debe ser debidamente castigado. Igual que el terrorismo.

Así como los guerrilleros y terroristas islamistas no representan a la inmensa mayoría de la comunidad islámica mundial, esos fanáticos católicos odiadores tampoco representan a la mayoría de la comunidad católica de México. Les gusta colgarse medallitas que les quedan muy grandes a esos mochos de doble moral. 

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