02 septiembre 2020

El mal padre


Todos conocemos historias de hombres que por distintas razones del destino terminan siendo buenos padres de familia, los hay en todos los estratos sociales, en todas las religiones y en todas las regiones del mundo. Esos nobles caballeros que son dignos de ser imitados por ser grandes ejemplos de valores y virtudes humanas, que más allá de las situaciones, ellos siempre ponen por delante su honor y dignidad. Ellos sí tienen palabra de hombre, como se decía antaño. 

Pero hoy, en el presente, tenemos muy lamentables ejemplos de individuos que por azares del destino terminan siendo la cabeza de una familia, o de una empresa o incluso de un gobierno, pero que carecen de valores, adolecen de virtudes, no tienen honor, ni dignidad, mucho menos tienen palabra. 

Se la pasan aludiendo a falacias de autoridad para imponer sus ideas o creencias sobre los demás, especialmente sobre los que, de alguna u otra forma, dependen de ellos. En lugar de ser un noble ejemplo a seguir por su buen andar por el mundo, van dejando una estela de caos y desorden a su paso por esta vida. Su legado termina siendo una estela de corrupción y fraudes que los acompañará hasta la tumba. 

Un buen padre se quita el pan de la boca por dárselo de comer a sus hijos, igualmente los buenos empresarios y buenos funcionarios de gobierno (los de verdad) han respetado los sueldos de muchos de sus empleados durante esta pandemia. 

Recuerdo muy bien la crisis económica que hubo allá por el 2003 y 2004 aquí en México, cuando las cosas no iban tan bien con el gobierno, varias empresas de medios de comunicación sufrieron pérdidas, y los directivos, literalmente, dieron sus sueldos para pagar los sueldos de sus empleados. Varios colegas lo recordarán. Esos sí eran empresarios. 

Pero hoy vemos a funcionarios del gobierno mexicano, que reciben sueldos de lujo para servir al pueblo, pero que lo único que hacen es aprovecharse del pueblo, obstaculizar a los empresarios que quieren apoyar a sus empleados, y le quitan el pan de la mesa a muchas familias. 

Hay ciertos “servidores públicos” y empresarios que presumen de ser padres de familia, pero el legado que dejan a su paso es de corrupción, chantajes y fraudes. ¿Ese legado quieren dejar a sus hijos? Si se deja subir a las cumbres empresariales y a las cumbres de la política a personas que están podridas por dentro, su legado de podredumbre quedará cuando ellos ya se hayan ido, y todos los demás tendremos que seguir soportando y aguantando esa podredumbre. 

Hay quienes creen ser algún tipo de “rey” que merece ser venerado y obedecido por sus “súbditos”, cuando la autentica función de un rey es proteger y defender a su pueblo de cualquier adversidad para hacerlo prosperar. 

La política ficción que se vive en México parece más una novela negra en un mundo distópico, pero siempre ha sido así, pues la corrupción de la política y del gobierno, viene de la corrupción y podredumbre del mismo pueblo. 

Muchos se quejan de que hoy en día tenemos un presidente corrupto, inculto e ignorante, pero ellos mismos siguen siendo corruptos e ignorantes, haciendo “tranza” para avanzar, pisoteando y burlándose de los que sí son “buena gente”.  
México necesita una auténtica revolución intelectual y cultural que extirpe totalmente la mugre de ideas del pasado que sólo servían para solapar y esconder lo podrido de una cultura e ideologías caducas y obsoletas. Por eso nuestro país no progresa realmente, porque a la gente no le gusta invertir en lo que sí genera prosperidad y bienestar. Prefieren seguir regando con aguas puercas los jardines de oligarquías del siglo pasado. 

Mi padre me decía “los malos siempre atacarán a los que van por el buen camino, no te preocupes, lo importante es seguir siendo de los buenos, no te dejes, tú sigue por el buen camino”. Un hombre debe tener honor y dignidad, sólo así puede tener “palabra de hombre”, un concepto que muchos ya no saben que significa. 

En la filosofía del pragmatismo lo bueno o correcto es lo que sí funciona, por ello es lo que debe ser privilegiado, no la tranza ni el deshonor. Un engrane dañado o torcido sólo hace que toda la maquinaria se dañe y tenga fallas a la larga. Consentir lo corrupto nunca deja buenos frutos, a la larga incluso hay que amputar esa extremidad que se ha podrido. 

La sabiduría siempre va junto a la humildad, y sólo así se puede llegar a la nobleza. Es bueno ser una buena persona, pero es mucho mejor llegar a ser una noble persona. 

¿Qué quieres dejar a tus hijos? Tu obligación es generar buenos hijos, buenos trabajadores, buenos empresarios, buenos políticos y sólo así podrás tener buenos gobernantes.  

1 comentario:

Alexander Strauffon dijo...

Lo que el político promedio en México le enseña a sus hijos es a ver al país como una fuente a la cual explotar, y a dejar bien delimitado el "nosotros" y "ellos" cuando se habla del pueblo. La clase política de las democracias de caricatura como la que rige México es mucho más déspota de lo que sería en una monarquía, incluso.