06 octubre 2016

El peligro de la desinformación y sus bulos



En plena era de la información, en la que los datos se transmiten y se procesan a la velocidad del internet y las redes sociales, en la que cada 30 minutos se abren portales, sitios, blogs o “vlogs” en lo que se publica todo tipo de cosas de los muy variados temas e intereses. Pero en estos tiempos que se defiende tanto la libertad de expresión y la libertad de creencia muchos han olvidado algo muy importante. ¿Todo eso que se publica es cierto o es falso?

Es muy común ver publicaciones motivacionales diciendo como evadir la crudeza del consumismo, la pobreza económica y financiera, o las crisis emocionales, pero la gran mayoría de estas son pronunciadas por individuos que no conocen en carne propia el tener hambre, el fracaso o la pobreza en sus familias. Falsos candiles de la calle y surtidores de su casa dirán algunos, pero la moda posmoderna hace que cualquiera que se ponga la camiseta de filósofo y ponerse a inventar frases bonitas de contenido vacío.

El riesgo llega cuando se ponen a inventar falsas alarmas de catástrofes o bulos creados para desinformar sobre algo o mistificar algún suceso. Un bulo es una noticia falsa difundida con la intensión de perjudicar a otros. Un ejemplo de los bulos son las falsas noticias o pronósticos de catástrofes naturales como los terremotos, tsunamis y huracanes o exagerando los efectos de las tormentas solares como si tuvieran efectos mortales para los seres humanos.

Podemos recordar los numerosos portales y publicaciones en las rede sociales que se la pasan anunciando terremotos, maremotos y erupciones volcánicas por las causas más ilógicas e irrisorias, desde la posición de constelaciones, la pasada “cercana” (a varios miles de kilómetros de la Tierra) de algún cometa o asteroide o el color con el cual apareció la Luna. O todos los falsos anuncios del “fin del mundo” inventados según las múltiples creencias religiosas y todas las tergiversaciones modernas de leyendas antiguas.

Estas situaciones han causado el pánico de los ciudadanos inocentes que han caído antes estos viles engaños, pero en muchos de los casos, sus autores han sido debidamente consignados por las autoridades policiacas de sus respectivos países. Y no podemos olvidar a los timadores que alegaron catástrofes a los extraterrestres, como la tragedia del avión del vuelo 370 de Malaysia Airlines, del cual unos sinvergüenzas quisieron atribuir su desaparición a supuestos seres de otros mundos.

Hay casos peores en donde se ponen a divulgar falsa información sobre curaciones mágicas a enfermedades como el cáncer, el SIDA, la influenza, el Zika u otros padecimientos que pueden ser muy grabes si no son tratados con medicina real, no con tratamientos basados en el efecto placebo mal llamados dietas, terapias o medicina “alternativas”. Se ha constatado su ineficiencia en el tratamiento y curación de muchos padecimientos, de hecho está debidamente documentado la muerte de varios de sus promotores gracias a sus propias terapias.

Peor aún son las campañas de desinformación a base de engaños y falsedades que están en contra de la salud pública, como las campañas anti-vacunas que pone en peligro inminente a los niños que no tienen su protección. Incluso las dietas insanas, como el veganismo, que atentan contra la sana alimentación de los humanos. Miles de años de evolución no la pueden borrar en un par de años de alimentación basada en ideas falsas. De hecho campañas de mistificación contra el gluten o la lactosa, basadas en información errónea, siguen ganando adeptos en las redes sociales.

Casos así me hacen recordar al monóxido de dihidrógeno, el líquido por el cual se han producido más muertes en toda la historia de la humanidad, y que hoy en día se vende sin distinción a grandes o chicos, sin ninguna medida de restricción o precaución debidamente señalizada, y que incluso se le agrega a casi todos los alimentos en gran parte del mundo, sin que nadie haga algo. Si tú ya sabes que es el monóxido de dihidrógeno, deja que piensen un poco los que todavía no lo saben.

Recordemos que tu libertad de expresión y tu libertad de creencia terminan en donde comienzan los derechos, garantías y dignidad de todos los demás. La libertad de expresión no es para promover el odio, mentir y engañar a otros, no puedes pedir respeto para lo que no es digno de ser respetado ni tolerado. Se podrá respetar a las personas, pero nunca a las ideas ilógicas, irracionales ni a los viles engaños, nunca deben se der tolerados, mucho menos respetados.

Mientras vivas en la sociedad, en una comunidad, tú no tienes derecho a alterar su paz y armonía por ideas falsas o de odio, mucho menos si ya se demostró que son erradas. Que a ti no te guste esa realidad es lo de menos, es la realidad, y ésta así es. Como dice la sabia frase, si quieres hacer tus desmanes cómprate un bosque o una isla, y vete allá a hacerlos, en donde no molestes a nadie. La humanidad no tiene porque tolerar a los promotores de bulos, desinforación viral y mistificación intoxicante. No debemos permitir la imposición disimulada de un neo-oscurantismo que promueve, y al mismo tiempo vanagloria, el engaño y la ignorancia, pues a la larga podría imponerse una idiocracia, el gobierno de los idiotas, pues ya sabemos los muy lamentables resultados que deja ese régimen.

Canis latrant, ego procedo.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

;-) Es más corrosivo el Hidróxido de hidrógeno ;-) :-D